sábado, 19 de enero de 2013

Pirineos, las grandes montañas - Badaguás

Este año 2012 no he podido terminarlo como lo empecé, corriendo la San Silvestre Vallecana. En esta ocasión he aprovechado los días festivos para irme con dos de mis hermanas a pasar el fin de año en Badaguás. Un pequeño pueblo deshabitado cerca de Jaca, reconvertido hoy en una urbanización de vacaciones.

Mientras mi enano sube a esquiar con sus primos y tíos a la cercana estación de Formigal, yo me quedo en casa con mis dos mujeres y aprovecho para despedir el año que se va como nos gusta a todos los corredores populares, corriendo.

Además estando en los Pirineos he podido disfrutar de correr por la montaña. Sin atreverme a atacar las grandes cumbres pirenaicas, me ha bastado con subir el monte cercano, que forma parte de las primeras estribaciones de la cordillera, para darme cuenta de que aquí las montañas son otra cosa.



Este monte forma parte de la Sierra de Baraguás, la subida parte desde una altura de 1.000 m para ascender hasta los 1.400 m. Casi 400 m de subida en menos de 6 km, es decir una pendiente media de 6,5% y unas rampas de hasta el 13%, a este desnivel debemos añadir un terreno que se agarra mucho. Con lo que he sufrido para ascender esta “tachuela” no me veo subiendo a los 3.355 m del cercano Monte Perdido.

Mi recorrido comienza en la urbanización de las Lomas de Badaguás, la subida parte de la antena de televisión que se divisa desde cualquier punto de la urbanización. Para llegar a ella ya debemos superar las primeras cuestas todavía asfaltadas y las piernas entran rápidamente en calor. Pero nada comparado con lo que nos espera a partir de que la dejemos atrás.



Desde la antena, sale una “trialera”, no tiene pérdida es el único camino que podemos tomar si no queremos meternos en mitad del bosque de pinos que cubre toda la ladera del monte. A partir de ese momento comienza la subida de verdad, son casi 4 kilómetros de fuertes desniveles con descansos de escasos metros en donde suaviza la pendiente y nos permite recuperar algo la respiración.

El ritmo lento muy lento, en algunos tramos casi andando, bueno no voy a mentir algunos tramos andando. El camino es ancho pero el firme es muy irregular, con tramos de piedras, grandes rodadas, cruzando algún riachuelo que ahora baja con poco agua pero que seguramente en primavera nos obligara a mojarnos las zapatillas. Pero sobre todo mucho barro.


Todo este primer tramo de subida por la trialera transcurre por en medio del pinar, sólo en alguno tramo se abre la espesura para poder disfrutar de las vistas. Según subimos empezamos a ver todo el valle que vamos dejando abajo, las vistas y disfrutar del entorno ya justifican el esfuerzo de la ascensión.

El camino en esta época del año está poco transitado, sólo me cruzo con un par de cazadores que bajan del monte con sus perros pero sin ningún trofeo. Me imagino que en primavera y verano estará más animado y nos cruzaremos con senderistas y paseantes.


Pero todo sufrimiento tiene un final y la trialera termina en un camino de tierra pisada en mucho mejor estado que recorre la cuerda del monte. Existe la opción de tirar hacia la derecha y continuar la ascensión hacia la cima del monte o hacia la izquierda y mantener la altura recorriendo la ladera para más adelante comenzar el descenso hacia el pueblo cercano de Baraguás.


Mi objetivo es subir hasta la cima, por lo que sigo ascendiendo, aunque ahora el trote se hace más ligero y el terreno más agradable.  Alcanzada esta altura ya empezamos a vislumbrar las cimas nevadas de los montes que forman la cordillera de los Pirineos. En el camino nos encontramos con alguna mancha de nieve y en ella las pisadas de los corzos y jabalís de la zona, yo también quiero dejar mis huellas y piso con fuerza para dejar la marca de mis zapatillas.


El camino sigue subiendo suavemente y hay tramos llanos que me permiten disfrutar. Recorridos un par de kilómetros debemos elegir entre, seguir por la cuerda del monte en sentido este, descender por un camino estrecho entre pinos o continuar subiendo para atravesar la cima. Elijo la tercera opción, el camino vuelve a convertirse en estrecho y embarrado y la pendiente vuelve a subir.

Recorro escasamente 200 m para alcanzar el punto más alto del monte, en el último tramo el camino desaparece y debo correr por un cortafuegos. Ya estoy en la ladera opuesta del monte y puedo ver como el cortafuegos continua internándose en dirección a los grandes montes de los Pirineos. No dispongo de tiempo y mucho menos de fuerzas para continuar y es necesario desandar el camino, pero me lo apunto mentalmente en la agenda como futuro recorrido en primavera con mejor preparación.


Como siempre digo lo mejor de una subida es que después siempre viene un descenso. En esta ocasión el descenso es largo y tendido, y dentro de mis posibilidades rápido. Los tramos que antes eran murallas que escalar ahora se convierten en toboganes por donde deslizarse.

Disfruto como un enano de la bajada, aprovecho para entrenar los descensos pasando de correr a saltar en los tramos con mayor inclinación. Pero el momento de forma y la falta de entrenamientos se nota y acuso el cansancio, en la mayoría de la bajada voy asegurando los apoyos y con un ritmo fácil que me permite recuperar fuerzas y disfrutar del camino, lo que no pude hacer durante la subida.


Durante la bajada tengo que parar un par de veces para quitarme el barro de las zapatillas. Al barro se pegan las piedras y hojas y debo llevar un par de kilos más en cada pie, además empiezo a resbalarme por que el traqueado de la suela queda cubierto por más de un centímetro de barro.

Este recorrido lo realice tres de los cuatro días que estuve de vacaciones. Con distintas sensaciones:

·    Domingo 30 de Diciembre, al ser la primera vez voy descubriendo las trampas según avanzo. Hace mucho tiempo que no piso monte y fuerzo demasiado, tengo que pararme varias veces durante la subida para recuperar el aliento. Tanto en la subida como en la bajada me encuentro con mucho barro.


·    Lunes 31 de Diciembre, con la excusa de tener que hacer las fotos, realizo varias paradas que aprovecho para recuperar. Al comenzar más temprano el barro de la subida está helado, aunque en la bajada el sol calienta y vuelvo a encontrarme con el problema del barro.

·    Martes 1 de Enero, subo a la estación con la enana para que se tire en trineo, aunque nos nieva disfrutamos todos de la nieve y el chocolate caliente de la cafetería. Para el año que viene creo que ya toca que la canija empiece a esquiar.


·    Miércoles 2 de Enero, consigo realizar todo el ascenso sin parar, está claro que las piernas me van respondiendo mejor. Después del mal tiempo de ayer, disfruto de una mañana esplendida para correr, fresca pero con sol. En el parte alta del camino hay más nieve y el recorrido tiene mayor encanto.

Aun siendo un recorrido exigente por los desniveles, no es muy técnico ya que transcurre por caminos y por lo tanto accesible para cualquiera, ya sea corriendo o caminando. Muy recomendable por las vistas del valle y el pinar que atravesamos. Además está conectado con varios caminos, lo que nos permite variar la distancia y el recorrido dependiendo del tiempo y las ganas.

P.D. Descubrí que en el cercano pueblo de Sabiñanigo se organiza la San Silvestre Puente Sarda. Con carreras para todas las edades, incluida una para veteranos de 4.800 m. Lo apunto para el año que viene, seguro que el 2013 lo despedire también corriendo.