jueves, 8 de febrero de 2018

Fiesta de la Bicicleta


Aunque en los últimos años se ha intentado favorecer el uso de la bicicleta en nuestra capital, con los discutidos carriles preferentes de bici o los carriles completamente separados. La realidad es que Madrid sigue siendo una ciudad inhóspita para los usuarios de la bicicleta, sobre todo para el uso lúdico y con niños. Llegar hasta la Casa de Campo o el Retiro es en el mejor de los caso una “aventura arriesgada”.

Por eso el primer domingo de octubre todos los ciclistas aprovechamos la “Fiesta de la Bicicleta” para resarcirnos y tomar las calles de Madrid a nuestro antojo. Bueno realmente solo podemos tomar unos pocos kilómetros que se cierran al tráfico rodado pero es todo un gusto poder montar por el asfalto, temiendo solo ser arrollado por otro ciclista despistado.

En las últimas ediciones se ha cambiado el circuito circular que recorría gran parte de la zona centro de Madrid por cerrar los carriles centrales de la Castellana y el Paseo del Prado desde Atocha hasta Plaza de Castilla. Los mayores preferíamos en general el circuito antiguo pero es cierto que con niños es mejor la nueva versión. No hay cruces ni curvas peligrosas donde producirse montoneras, los riesgos, frenazos y despistes son mucho menores. Pero hay que tener cuidado de que los enanos no se aceleren cuando se toma Castellana de bajada desde Plaza de Castilla. Porque aunque los conductores lo nieguen, la Castellana es en cuesta y en algunos tramos con una pendiente respetable.


El circuito está cerrado para los ciclistas desde las 9:00 hasta las 14:00 y cada uno lo aprovecha como quiere y durante esas cinco horas dar todas las vueltas que tus piernas te permitan. La distancia total de la vuelta completa al circuito es aproximadamente unos 14 kilómetros.

Este año por fin mi enana va a participar con su propia bicicleta, este verano se ha soltado a montar y se ha convertido en toda una loca de la bici. Para entrenarnos los últimos fines de semana hemos recorrido el carril bici que el ayuntamiento ha instalado al lado de casa en la calle Santa Engracia. Completamente separado del tráfico es muy seguro y ella solo tiene que ir pendiente de parar en los semáforos que lo regulan y no llevarse por delante a los viandantes despistados que lo cruzan sin mirar.

Amanece una mañana perfecta para montar en bici y bajamos desde nuestra casa ya montando en nuestras bicis hasta la Castellana. Nos incorporamos al circuito a la altura de Nuevos Ministerios son las 10:00 y ya hay un montón de ciclistas en ambas direcciones pero se puede circular perfectamente. Tomamos dirección hacia la Plaza de Colon es mejor empezar cuesta abajo para entrar en calor.

Mi enana va feliz aunque muy atenta a no chocar con otros ciclistas y a parar en los semáforos cuando nos lo indican los voluntarios para dejar pasar a los viandantes que quieren cruzar la Castellana. La verdad es que es muy divertido y vamos bastante agiles, la mayoría son familias y no hay grandes aglomeraciones. Muchos chavales van con camisetas y globos de Movistar que patrocina la carrera, por supuesto mi enana quiere un globo para enganchar en su bici. Paramos en el avituallamiento de la Plaza de Colon para conseguirlo, no sin antes hacernos la foto de rigor en mitad de la plaza.


Ya no quedan camisetas para niños pero nos hacemos con dos camisetas de adulto y después de hacer un poco de cola con un globo para nuestra bici. Mi enana ya tiene todo la equipación oficial, con su camiseta que le cubre hasta las rodillas y el globo atado en su manillar y podemos seguir el recorrido.


Durante el recorrido hay varios puesto de animación con grupos musicales que van tocando música a nuestro paso. Son de lo más variopinto hay un grupo de gaiteros vestidos con los trajes regionales, grupos de jazz y rock & roll y por supuesto no puede faltar la tuna y sus típicas canciones de ronda. En algunos de ellos nos paramos para escucharlos y de paso descansar un poco.

En mi familia los chicos somos del Real Madrid pero las chicas son del Atlético de Madrid, además mi madre es una gran forofa merengona y mis cuñados unos indios convencidos. Por lo que para contentar a todos nos hacemos fotos en la Cibeles y en Neptuno y las enviamos cada una al grupo de whatssap correspondiente procurando no confundirme, así todos contentos.


Llegamos a Atocha y se nos acaba la bajada, tenemos que dar la vuelta y volver sobre nuestros pasos pero ahora cuesta arriba. La enana que bajaba muy feliz y hasta en algunos tramos la he tenido que avisar para que no se embalara, nota el esfuerzo y va más tranquila aunque no se queja en ningún momento. Paramos a media subida a recuperar fuerzas y tomar una chocolatina hay que reponerse para atacar la última subida hasta Plaza de Castilla.

Este tramo es el más empinado y le cuesta con su bici sin marchas pero aguanta como una campeona. Pasamos por el túnel bajo la Plaza de Castilla para aparecer al otro lado donde se acaba nuestro recorrido, es una pena que no llegue hasta las tres torres pero creo que ya hemos cortado demasiado la principal arteria de la capital.


Volvemos de nuevo sobre nuestros pasos atravesando el túnel. En un momento dado un ciclista despistado se cruza por delante de la enana muy cerca de su rueda, le aviso pero mi canija ya ha reaccionado y se separa lo suficiente para salvar el encontronazo aunque sea por los pelos. Ni siquiera se ha  asustado parece que para algo ha servido que le haya repetido tantas veces que vaya despacio y muy atenta al resto de ciclistas.

Aprovechamos la cuesta abajo para lanzarnos un poco más rápido. Recuerdo a mi hijo mayor bajando hace unos años por este mismo tramo a toda velocidad y sin manos, un verdadero descerebrado. Pero mi canija es mucho más prudente y disfruto de la bajada sin ir pensando que se vaya a dejar los dientes en el asfalto.


Ha sido suficiente para un día y después de un par de horas de bicicleta estamos de nuevo en donde habíamos comenzado. Es el momento de regresar a casa, ya fuera del circuito hay que tener mucho cuidado con los coches y además el tramo de la calle Ríos Rosas tiene demasiada pendiente para la enana. Avanzamos despacio y los coches nos van respetando, aunque a la enana le cuesta avanzar y se me queda retrasada, de hecho agradece cuando tenemos que para a mitad de subida por que se nos pone el semáforo en rojo. Confiesa que ya no podía más es la primera vez que se queja en toda la mañana y lo hace con una sonrisa en la cara.

Llegamos a casa sin ningún contratiempo y mi enana feliz corre a contarle a su madre su gran aventura, le enseña su camiseta, su globo, las fotos que nos hemos hecho. Está cansada pero feliz una mezcla que yo también conozco cuando termino alguna de mis carreras.

Una gran idea la Fiesta de la Bicicleta, aunque solo nos hemos animado mi enana y yo, ha sido una mañana estupenda. Sin duda el año que viene repetiremos.