viernes, 29 de mayo de 2015

Mis Dos Clásicas

No soy un corredor que este obsesionado con las marcas y no porque no me gustaría bajar de las 3 horas en un maratón o acabar una carrera de montaña entre los 20 primeros de mi categoría, sino por la sencilla razón de que soy lento y no tengo ni la dedicación ni el tiempo para mejorar mis ritmos.

Esto lo descubrí ya en mis primeras carreras populares por lo que decide cambiar velocidad por variedad. Por eso cada año me propongo nuevas carreras y retos, a veces carreras de mayor distancia o con desniveles superiores o en ciudades que no conozco, procurando no repetir carreras en las que ya he participado en años anteriores.

Pero todos los años al menos en dos ocasiones incumplo esta norma, he incluyo en mi calendario la Media de Madrid y el Trebol Trail de Becerril. Una de asfalto y otra de montaña, con distancias similares pero completamente diferentes en preparación y recorrido. La primera es la carrera de mi ciudad, la primera que corrí y la que veía pasar por debajo de mi casa cuando aún no era un corredor. La segunda la corro desde su primera edición y se ha convertido en mi pequeño reto ser uno de los corredores que la haya corrido en todas sus ediciones.

Este año 2015 no iba a ser menos y con una diferencia de dos semanas pase del asfalto al monte para correr mis dos clásicas de cada temporada.

Media Maratón de Madrid 2015
















Por quinta vez consecutiva me coloco en la salida de la Media de Madrid, de los siete magníficos que tomamos la salida el año pasado sólo repetimos tres y uno de ellos se ha renganchado ayer por la tarde y correrá con el dorsal de otro de los magníficos que se ha dado de baja por “lesión”.

Pero para esta edición tenemos dos nuevos corredores, jóvenes y deportistas de la especie conocida popularmente como “runner picados”. De hecho en la oficina se han hecho apuestas sobre las posiciones en que cruzaremos la meta los cuatro compañeros que participamos en la carrera. Conociendo a los nuevos sé que saldrán a muerte y no puedo relajarme, si no quiero una nueva humillación el lunes cuando vuelva al trabajo.

Después de varios años corriendo esta media a ritmos tranquilos, con la excusa de acompañar  a algún compañero, este año salgo dispuesto a correr, Mi objetivo bajar de la 1 y 45 minutos en mi preparación hacia el Maratón de Madrid.

Aunque hemos quedado todos para salir juntos los nuevos no aparecen, luego me enterare que llegaron mucho antes para poder situarse en los cajones delanteros de salida y ganar unos metros. Los tres magníficos nos colocamos en nuestro cajón de salida aunque luego descubriré que otros muchos corredores no lo han hecho, lo que hace que los primeros kilómetros sean caóticos y que durante todo el recorrido tenga que ir adelantando gente con un ritmo muy inferior al mío.

En cuanto dan la salida mi compi se queda atrás, después de Villalba no esta dispuesto a sufrir de nuevo, mientras que yo junto con mi primo, al que el año pasado no pude seguir, arrancamos cuesta arriba por la Calle de Alcala. La salida desde la Plaza de Cibeles es la novedad en el recorrido de este año y toda una declaración de intenciones, comenzando la carrera cuesta arriba queda clara la dureza de esta media.

Mi primo se pone a mi rueda pero en varios ocasiones le pierdo entre tanta gente. En lugar de correr avanzamos haciendo slalom entre los corredores, con continuos cambios de ritmo y dirección, imposible mantener un ritmo constante, pero es lo que tiene las carreras multitudinarias.

Ya estamos en Santa Engracia pasando por delante de los bomberos con mucha animación y llego a la altura de mi casa, en esta ocasión no ha bajado la familia me da un poco de bajón pero sigo adelante en mi objetivo. Mi primo se me rengancha después de que unos metros antes se hubiera descolgado, pero ya en Bravo Murillo nos separamos definitivamente, este año esta en peor forma que en la edición anterior, una lástima me hubiera gustado acabar la carrera juntos.

Llego a Plaza de Castilla y me lanzo en el tramo de bajada, a pesar de lo incomodo que me esta resultando la carrera voy en tiempos y las piernas van frescas. A la altura de la oficina me encuentro con un par de compañeros que han venido a animarnos, me paro a saludar y comentar si han pasado mis contrincantes, parece que soy el primero pero entre tanta gente han podido pasar escondidos para atacar al final.

A pesar de estar ya en el ecuador de la carrera, siguen formándose tapones cada vez que se estrecha el circuito o comienza una subida. Tanto cambio de ritmo empieza a afectarme en el ánimo y cada vez corro más incómodo. Me tomo un gel para intentar recuperarme pero me atraganto y no tengo agua hasta el próximo avituallamiento que esta a un par de kilómetros. Esta claro que no esta siendo mi mejor carrera.

Aunque voy a ritmo por debajo de los 1:45 solo he conseguido adelantar hasta ahora al globo de las 2:45 y de las 2:30. Me parece un error de la Organización que los globos de los tiempos de referencia salgan delante en lugar de en los cajones del tiempo que marcan. Desde mi cajón de 1:46 ni siquiera veía los globos, debieron salir como mínimo 15 minutos antes de que yo pudiera cruzar la salida.

Comienzo la vuelta al Retiro de mal humor, no estoy corriendo bien, pero intento olvidarme de los malos pensamientos y centrarme en acabar lo mejor posible. Antes de atacar la subida por Alfonso XII supero al globo de las 2:00, tampoco me sirve de mucha referencia.

A mitad de la subida me alcanza unos de los compis que se estrena en la distancia, viene fresco y con ganas de conversación, salió por delante mío pero le he debido adelantar en algún momento de la carrera sin verle. Me alegro de que este tan entero pero la verdad es que no tengo muchas ganas de hablar y tiramos hacia delante a buen ritmo. Todavía sigue habiendo mucha gente alrededor y no podemos correr juntos, se me adelanta unos metros, le recupero y le paso, me vuelvo a quedar bloqueado por otros corredores y me vuelve a adelantar.

Por fin entramos en el Retiro, ya sólo queda pasar los interminables arcos publicitarios para cruzar la meta. Mi compi la cruza un par de metros por delante mío pero más de 40 posiciones por delante, lo que da una idea del río de corredores que entramos a la vez. Le felicito por su carrerón, sabía que estaba bien preparado pero nunca pensé que controlara tanto la distancia, empezó lento y acabo pletórico. Yo empecé rápido y a tirones y acabe enfadado y a tirones, pero al menos un par de minutos por debajo de mi objetivo, aunque peor de lo que esperaba y con sensaciones raras.

Mi primo entra unos cuantos minutos por detrás mio y mi compi casi vuelve a bajar de las dos horas. En cuanto al cuarto en las apuestas, entro casi 5 minutos por delante de nosotros pero en tiempo real por detrás mio y es que se coló en el cajón de la elite y tuvo la calle despejada. En cualquier caso el lunes podre ir tranquilo a la oficina pues he conseguido que no me ganaran, pero creo que será el último año que pueda hacerlo, a no ser que los tiempos se corrijan por edad. Y es que los mas de 10 años que les llevo se notan mucho en las cuesta arriba.

La clasificación final de la apuesta quedo como sigue. Sorprende la diferencia entre las posiciones finales y reales y como los que salimos detrás adelantamos muchas posiciones mientras el compi que se coló en la salida fue perdiendo posiciones durante toda la carrera:

Pto
Pto Real
Categoria
Tiempo Oficial
Tiempo Real
3899
4712
Senior
1:46:13
1:44:16
6724
5294
Senior
1:56:07
1:45:39
6765
4149
Veterano B
1:56:14
1:42:41
12675
11482
Veterano A
2:14:30
2:00:56

Trebol Trail de Becerril 2015














Camino de Becerril vuelvo a preguntarme porque un año más corro esta carrera, no es el más bonito de los circuitos montañeros de la zona, ni siquiera es una carrera suave para ir relajado y subir la autoestima, ni tampoco un recorrido muy técnico que te obliguen a lucirte en las bajadas. Pero es una carrera con “encanto”, sobretodo en su organización,  además la corro desde la primera edición y como padrino de su nacimiento me veo algo obligado a acompañarla mientras crece.
 
Este año la intercalo en mi preparación para el MAPOMA, por lo que solo he pisado la tierra la última semana para domar mis nuevas zapas. Pero al contrario que en años anteriores llego casi en un pico de preparación y estoy convencido de que se me dará mejor que en las anteriores ediciones en las que sufrí mucho.


Me he citado con dos acompañantes, uno de ellos ya es un fijo tanto en el asfalto como en esta carrera de la que como yo ha corrido las dos ediciones anteriores, pero el otro se estrena en la carrera y en las pruebas de montaña y tampoco se puede decir que tenga una gran experiencia en asfalto, de hecho no ha pasado de correr un par de 10.000. Yo estaba convencido de que no se presentaría pero al final aparece dispuesto a darlo todo, le advierto una y otra vez que se lo tome con calma.

Ha amanecido una mañana rara, ni de primavera ni de invierno, fresca cuando sopla el viento pero calurosa cuando pega el sol. No me aclaro sobre que ropa ponerme y de hecho mientras hacemos tiempo esperando a que den la salidas me cambio tres veces de camiseta.

Por fin dan la salida y nos ponemos a correr. Desde los primeros metros cada una coge su ritmo, me despido y rápidamente me adelanto unos metros. El primer tramo de asfalto sirve para calentar pero enseguida entramos en el monte y en la primera subida. Todos los años se producen atascos en este tramo pero eso me viene bien para no acelerarme.

Un ratito corriendo y mucho andando, en fila india y sin poder adelantar prácticamente posiciones hemos terminado la primera subida y nos lanzamos a lo loco en la bajada. No es que sea un gran experto pero cada vez me desenvuelvo mejor en las bajadas y voy adelantando a los corredores que van con más precauciones.


Tras la bajada llega el único tramo “llano” de la carrera donde se puede correr alegre manteniendo un ritmo constante y es el momento de disfrutarlo. Pero reservo fuerzas para la subida de los Arrastraderos en donde todos los años he sufrido mucho. Las primeras rampas ya empiezan a calentar las piernas pero sé que lo peor está por llegar y aunque reservando procuro mantenerme corriendo y este año lo consigo.

Pero llega el pinar y los desniveles infernales, es el momento de andar y sufrir. Está claro que llego en mejor forma que en ediciones anteriores porque no me cuesta en exceso mantener un ritmo alegre de subida, hasta me permito el lujo de adelantar a algún corredor aunque tenga que salirme de la senda y hacer algunos metros de más. Antes de darme cuenta ya ha terminado y salgo del pinar con fuerzas suficientes para trotar un poco para llegar al edificio del telégrafo donde este año han puesto el avituallamiento.


Comienza la bajada y a mi rueda se junta una chica a la que cedo el paso, aunque ella prefiere seguir mi estela durante la bajada comentando que va muy cómoda con mi ritmo. Me hace ilusión hacerle de liebre y disfruto mucho de estos kilómetros de descenso mientras voy abriendo pista. Bajo rápido y constante, no sin algún susto con el terreno pero al menos es la primera edición donde no me pierdo en esta bajada.

Terminada la bajada ataco un primer repecho y tengo que andar, es donde aprovecho para conversar con mi acompañante, me comenta que ha corrido en el Genaro aunque en el recorrido corto y que es la primera vez que hace tantos kilómetros por montaña, le animo comentando que ya ha pasado lo peor sólo le queda una última subida. El Genaro es una de las carreras que tengo ganas de hacer pero este año ha coincidido con la Media de Madrid aunque está apuntada para el 2016.



La cuesta se empina y ella se va quedando atrás, me despido deseándole suerte y avanzo a mi ritmo. Este año han cambiado el recorrido por el anidado de no sé qué ave protegida y aumentado en un par de kilómetros, total más de 20 km de carrera. Este tramo es nuevo y nos lleva todavía más abajo, eso significa que la última subida será más larga por lo que aunque me encuentro muy bien de fuerzas decido reservar algo.

Llego al último avituallamiento donde aprovecho para parar un poco y tomar algo de fruta, me vuelvo a juntar con los corredores que he ido adelantado en los últimos kilómetros y a la hora de arrancar de nuevo se produce un poco de atasco en la primera senda estrecha, pero en seguida la carrera se estira y vuelvo a correr cómodo. Más bien a andar porque el camino es duro, no pasa por el corta fuegos de otros años pero a cambio han incluido algunos tramos en donde hay que agarrarse a los pinos para poder subir.

Una primera subida de un kilómetro, seguida de un falso llano que permite correr un poco y un par de kilómetros de subida imposible, nos lleva de nuevo a lo más alto del monte. Se me hace más llevadero que otros años pero no creo que sea por el cambio de recorrido sino porque yo estoy más fuerte.


Enganchamos con la última bajada que es la misma que otros años y aunque noto una enorme ampolla en la planta del pie que me está molestando, me lanzo rápido, tengo fuerzas y ganas de acabar. Adelanto y me adelantan, voy muy parejo con otros corredores y en cuanto ellos o yo dudamos en una pisada nos intercambiamos las posiciones. Ahora sí que estoy disfrutando de la carrera, este tramo es precioso y ya no me guardo nada.

Hasta la “piedra” que la Organización incluye cuando ya estamos en el tramo más suave de la bajada y que otros años se me atraganta, la subo a grandes saltos mientras otros corredores tienen que subir agarrándose. Lástima que ya casi a punto de superarla me topo con un  corredor parado y tengo que detenerme perdiendo el equilibrio y volviendo sobre mis pasos. Consigo rehacerme sin caerme y con un par de saltos bajo la piedra y cojo el último tramo de senda.

Como en las dos ediciones anteriores el último par de kilómetros de asfalto se me hacen larguísimos, además la ampolla se me ha abierto y me duele cuando apoyo. A pesar de todo mantengo un ritmo suficiente para que nadie me adelante y cruzar la meta con mi mejor tiempo de las tres ediciones.

Disfruto del estupendo avituallamiento de llegada mientras espero a mis compis. Tardan todavía un buen rato en llegar y el primero es el novel, con calambres y agotado pero exultante con su pequeña hazaña. Todavía pasaran unos minutos más hasta que llegue el otro y como me temía reventado y de un humor de perros como todos los años, bueno este año un poco más, me asegura que se retira de las carreras, por lo menos hasta después de verano, que no cuente con él para ninguna otra tontería de carrera.


Nos despedimos y me vuelvo a casa contento con mi carrera y seguro de que el año que viene volveré. Ahora toca pensar en recuperarme de la ampolla de mi pie lo antes posible para acabar los entrenamientos para el siguiente objetivo, mi segundo Maratón de Madrid.