martes, 26 de septiembre de 2017

De Maratón por la Ciudad Blanca

Vitoria es una ciudad con mucho encanto, con su pequeño casco medieval elevado sobre el resto de la ciudad y coronado por la catedral en obras desde hace más de 20 años. Una zona peatonal alrededor de la famosa Plaza de la Virgen Blanca y todo ello rodeado por una ciudad moderna y ecológica en donde se han cuidado especialmente las zonas verdes.
Pero para la desgracia del corredor el recorrido del maratón no hace honor a la ciudad. Excepto la salida por su proximidad al Museo de Arte Moderno - Atrium, la meta por la calle Eduardo Dato para acabar en la Plaza de España y los tramos que discurren por la Avenida Gasteiz y el que bordea el Parque de la Florida el resto del recorrido nos enseña una ciudad sin ningún interés y bastante triste.

La mayoría del recorrido transcurre por el extrarradio de la ciudad ya sea por los barrios residenciales de Ariznavarra y Zabalgana o por la zona de polígonos del barrio de Salburua. Muchos kilómetros corremos por la Calle Madrid o Maite Zuñiga que marcan el perímetro exterior de lo que se puede considerar la ciudad de Vitoria.

Todos comprendemos que es difícil buscar un recorrido de 42 kilómetros por el centro de la ciudad, pero al menos permitirnos correr por la Plaza de la Virgen Blanca o darle una vuelta completa a la ciudad antigua por las calles peatonales sería un mínimo. Correr por el casco viejo con tanta cuesta parece demasiado duro a no ser que nos permitieran subir en las escaleras mecánicas. A lo mejor un recorrido con varias vueltas a un circuito podría ser una buena solución para disfrutar más de la ciudad.

El circuito además de producir un poco de desánimo en el corredor tiene el inconveniente añadido de que lo alejamos del público que es prácticamente inexistente en la mayoría del recorrido. Es cierto que en la carrera de 10 km y Medio Maratón se suprimen muchos kilómetros fuera de la ciudad pero es que se supone que la prueba estrella es el maratón. Aunque los números de participantes en esta edición no digan lo mismo 905 inscritos en la prueba de Maratón, 1603 en la Media y 1050 en los 10K.

La Organización impecable, bien la recogida de dorsales, buenos avituallamientos y bolsa del corredor, correctamente marcado el recorrido con puntos de animación que siempre se agradecen y muy buena idea el entrenamiento matinal del sábado con Martin Fiz un lujazo. Pero como siempre suele ocurrir lo mejor los voluntarios siempre con una palabra amable aunque les toque situarse en las zonas más alejadas del recorrido.

Como curiosidad la prueba de patinadores que se realiza por la tarde en el mismo recorrido que el Maratón matutino (aunque este año han tenido que cambiarlo por problemas de seguridad). Solo comentar que son capaces de terminar el recorrido en una hora y 20 minutos menos que los corredores, a una velocidad media de 44 km/h.

www.maratonmartinfiz.com/
















Los corredores populares deberíamos aprender que hay carreras que no se deberían correr, pero las ganas siempre superan las malas sensaciones del cuerpo y la cabeza te hace ponerte en la línea de salida. Este ha sido mi caso en el maratón de Vitoria. Desde hace unos días no me encuentro muy bien del estómago, no es nada grave pero si lo suficiente para que el cuerpo no se sienta cómodo. La semana anterior a cualquier gran carrera siempre es rara, los nervios afectan al cuerpo, aunque llegada la hora de la verdad el cuerpo siempre me ha respondido mejor de lo que esperaba por eso no le he dado mayor importancia.

Aunque también ha habido otras señales durante los entrenamientos que no puedo desoír. Las últimas tiradas largas por encima de los 30 kilómetros no han ido bien, he acabado con dificultad y los últimos kilómetros se me han hecho eternos con una bajada de ritmo alarmante. No son buenas noticias sobre todo cuando el maratón son 42 y debería llegar fresco a los 30 si quiero tener garantías de llegar a meta. Además durante toda los meses de preparación los ritmos han sido lentos por encima de los 5:30 min/km y en muchas ocasiones más cerca de los 6:00 min/km.

Por todo eso el día antes de la carrera y ya en Vitoria con el dorsal recogido, me empiezan las dudas No me siento con ganas de sufrir durante las 4 horas y 15 minutos que se me presentan para mañana y  encuentro una salida honrosa. Aprovechando que el recorrido coinciden para las tres pruebas 10K, Media y Maratón y que además salen las tres al mismo tiempo, me planteo la posibilidad de correr únicamente la distancia intermedia y olvidar la osadía de la distancia reina. Parece una decisión de cobardes pero es que con la edad me he vuelto más “prudente”.


Mañana de carrera, me despierto temprano y sigo el ceremonial de las grandes ocasiones aunque en esta ocasión el buffet del hotel está abierto y puedo hacer un desayuno más completo. Ya en el comedor hay un gran ambiente de corredores ya uniformados para la ocasión. La temperatura es alta para ser Vitoria y la época del año en que estamos.

Decido que como salgo con tiempo voy a ir andando hasta la salida aunque este al otro lado de la ciudad. Pero Vitoria es pequeña y son un par de kilómetros andando perfectos para calentar y despejar las ideas. No sé dónde es exactamente la salida pero basta con seguir a los demás corredores que me guían pasando por la meta donde espero llegar en un rato.

Ya estoy en la salida cerca del ARTIUM, el museo de Arte Moderno, un edificio curioso. Caliento en la explanada que hay delante, en donde ya se han juntado un montón de corredores. Mis sensaciones no han mejorado mucho, pero mi cabeza empieza a darle vueltas a la peregrina idea de correr el maratón completo. He venido hasta aquí, he entrenado durante meses no puedo dejar pasar la oportunidad de volver a superar los 42 eternos kilómetros. Me auto convenzo de que puedo hacerlo, que estoy preparado.

Me coloca en la línea de salida con la decisión tomada de enfrentarme a las 4 horas largas de prueba que me esperan. Pero en esta ocasión voy a probar un nuevo método de carrera, nada de mirar el reloj, ritmos muy lentos y parar un poco en cada avituallamiento. Con esto espero poder superar la barrera de los 30 km con fuerzas suficientes para llegar a la meta corriendo.

Salida y haya vamos, al coincidir las tres distancias es difícil saber cuál es el ritmo bueno, cada uno corre según los kilómetros que le queden por delante. En la salida esta como todos los años Martin Fiz, oriundo de Vitoria y que da su nombre a esta prueba. Ya puedo decir que he corrido con un campeón del mundo de maratón aunque sea en la distancia, realmente solo corro junto a él cuándo nos cruzamos, él por el kilómetro 5 y yo todavía en el 3.

Esos primeros kilómetros no es que sean muy animados, corremos por las afueras de la ciudad y con muy poco público, aunque los animadores que la Organización han dispuesto cada 5 km intentan subirnos el ánimo. Al menos vemos de lejos el Huesa Arena, donde juega el TAU de baloncesto, un edificio guapísimo. Que me recuerda aquella remontada del Real Madrid en la temporada 2004-05 en los dos últimos minutos con el famoso tripe de Alberto Herreros para ganar la liga, que gustazo.

Volvemos hacia la ciudad, aunque el recorrido nunca entra en el casco viejo y se agradece por que las cuestas en esa zona son infernales, aunque al menos deberían hacerlo pasar por la plaza de la Virgen Blanca. Se quedan los corredores de los 10 km ya en la meta mientras los demás seguimos nuestra andadura. Ya hace bastante calor, he decido cargar con una botella de agua desde el primer avituallamiento para poder hidratarme cuando lo necesite. Las sensaciones no son malas pero no tengo que mirar el reloj para saber que el ritmo es lento muy lejos de los de otros maratones, pero el objetivo en esta ocasión es solo llegar.

Ahora cruzamos al otro lado de la ciudad y nos dirigimos hacia la zona más moderna por la Avenida Gasteiz en dirección a la Plaza de la Constitución. En esta avenida esta mi hotel y allí he quedado con mi familia para que me animen. Ya voy con la idea clara de continuar hasta el final por lo que la familia va a tener tiempo de irme a esperar a la meta.


A esta altura me junto con un grupo de tres chicas, Gema, Flavia y Beatriz, tres madrileñas como yo, pero a las que no conozco de nada, solo se sus nombre por que los lleva escritos bien claros en sus camisetas.

Cruzo delante del hotel por el lado contrario de la avenida y saludo a mi familia que está en el lugar acordado. Corro hasta el final de la avenida y doy la vuelta, ahora sí que me paro a saludarles tranquilamente. Les comento que voy a seguir hasta el final,  mi mujer pone cara de preocupación como era de esperar y mi hijo me comenta que ya lo sabía, que con lo cabezota que soy estaba claro que al final no iba a rendirme. Ya estamos en el kilómetro 13 y las sensaciones siguen siendo buenas, llegamos hasta el final de la avenida y ahora giramos a la derecha para volvernos a salir de la ciudad pero por el lado contrario.

Llego al kilómetro 15 en donde se separan los corredores de la Media, es mi última oportunidad de recortar la carrera, pero la decisión ya estaba tomada desde que salí esta mañana. Me despido de los que ya se dirigen hacia la meta y me adentro en una zona residencial, bastante aburrida, la animación es nula excepto algunos que animan desde los balcones, además es una zona muy revirada con bastante subidas y bajadas, es decir un infierno. Empiezo a darle demasiadas vueltas a la cabeza y para evitarlo me junto a un grupo de tres corredores que van de conversación. Aunque parezca mentira la compañía me dura poco pues mi ritmo de tortuga es superior al suyo y los voy dejando atrás.

Por fin salimos de esta zona y corremos de nuevo hacia el centro, me animo algo cuando cruzamos por la Parque de la Florida, donde anoche estuvimos viendo actuar a un grupo de Jazz y por fin hay algo de público que nos anima cuando pasamos. Pero dura poco y volvemos a salirnos de la ciudad camino del extrarradio al barrio de Mendizorrotza donde está el estadio del Alavés.

Llegamos a la calle Maite Zuñiga, una avenida ajardinada que tenemos que recorrer en ambos sentidos. En esta zona entablo conversación con otro corredor y ajustamos nuestros ritmos para correr juntos mientras charlamos. Es de San Sebastián, pero ha venido a estrenarse en el maratón en Vitoria, me extraña porque en su ciudad tienen el mejor maratón que he corrido hasta la fecha. Me comenta que el año pasado preparo Barcelona pero se lesiono las semanas previas y tuvo que desistir. Le cuento los 7 maratones que llevo a mis espaldas, confesándole que cada vez me cuesta más prepararlos y que este es el que estoy corrido más lento con diferencia. Es sorprendente como se entabla amistades pasajeras en los maratones, gente con la que sufres unos minutos y no volverás a ver en tu vida.

Me paro en el avituallamiento a rellenar mi botella que me acompaña desde los primeros kilómetros y mi compañero me espera. Al pasar el medio maratón me empiezo a dar cuenta que este no es mi ritmo y que lo voy a pagar más adelante. Soy honesto y le digo que voy a bajar el ritmo, que el continúe, nos despedimos y le deseo suerte y que disfrute de los kilómetros que quedan.

Mi compañero de los últimos kilómetros se aleja pero unos metros por delante veo al grupo de las tres madrileñas a las que se les han juntado dos acompañantes sin dorsal que supongo que actúan como liebres. Se me habían escapado cuando me pare a saludar a la familia y me ha costado más de 10 kilómetros recuperar la distancia. Me marco el objetivo de alcanzarlas para no correr solo y en un par de kilómetros me junto a ellas.

Empiezo a sentirme muy cansado y es que me estoy acercando a la barrera de los 30 kilómetros y el cuerpo empieza a flojear, las sensaciones son malas y mis pensamientos todos negativos, creo que me he chocado con el muro sin darme cuenta. En el avituallamiento de los 30 me paro un rato y abandono el grupillo al que me había juntado. Me cuesta arrancar y lo hago andando intentando recuperar sensaciones.

Me quedan más de 10 kilómetros y esto no son los 100 km de Ronda donde decidir andar  desde el kilómetro 60 y llegue a meta dentro del tiempo de corte. En esta ocasión estoy participando en un maratón, aquí hay que correr y a eso he venido. Arranco a trotar y me planteo pequeños objetivos, inicialmente correr un kilómetro sin pararme. No sin esfuerzo logro el objetivo ando unos metros y vuelvo a arrancar, ahora hacer un kilómetro y medio sin pararme. Con esta táctica voy avanzando y a pesar de la gran decepción por no poder mantenerme corriendo hasta el final de la carrera, ya sé que puedo terminar aunque sea en un tiempo de vergüenza.

En este tramo como era de esperar me adelantan más corredores de los que consigo pasar y alguno de los que supero es por problemas físicos. Me paro con uno que está echando hasta la primera papilla, le pregunto cómo va y si quiere agua, a pesar del malestar el chaval mantiene la calma y me contesta que va bien que continúe que el piensa llegar como pueda a la meta. Es impresionante esto del maratón como cada uno se adapta y supera los límites a su modo, que merito tienen todos los corredores del primero al último y hasta los que no cruzan la meta pero lo intentan.

Ya estoy en el kilómetro 40, es el último avituallamiento y aunque he llegado casi andando la gente me sigue animando, me dicen que voy bien que lo voy a conseguir, que lo importante es llegar. Yo les dedico mi mejor sonrisa y les doy las gracias, la verdad es que todos los ánimos me ayudan a continuar. Me paro y como algo de fruta intentando recuperar fuerzas, pero a estas alturas eso es imposible y al final me detengo más tiempo del que debería y me cuesta mucho volver a arrancar.

Ya somos pocos los corredores que seguimos en carrera por eso aprovecho que pasa una corredora para juntarme a ella y volver a correr. Ya en movimiento lo primero que nos encontramos es una cuesta importante, me quejo de que no estaba marcada en el perfil de la prueba se suponía que las cuestas eran del 35 al 40, pero que a partir de ahora era todo cuesta abajo hasta la meta. Tengo ganas de pararme y subir andando pero en ese momento es cuando mi acompañante me anima. Ella se estrena en la distancia de maratón pero es capaz de mantener la calma y me dice no me pare que siga corriendo que ya queda poco.

El orgullo me ayuda a buscar fuerzas para seguir corriendo y cambio la actitud. Vuelvo a pensar en positivo y decido que llegare hasta meta sin pararme, son “sólo” 2 kilómetros y sé que puedo hacerlo. Está claro que durante una carrera tan larga se pasa de la desesperación a la euforia, pasando por el sufrimiento y el disfrute.

La cuesta por fin acaba y ahora ya es llano se puede correr y no pienso nada más que en continuar. Sin querer voy dejando atrás a mi última compañera de la que me despido y ambos nos deseamos suerte para terminar. Ya volvemos a estar cerca del centro y por fin veo el giro para tomar la calle Eduardo Dato, ya solo me quedan los últimos 400 metros del maratón. Por fin ha llegado el momento de disfrutar, me deshago de la botella que me ha acompañado en mi odisea y disfruto del momento.

Voy atento a ver a mi familia, tienen que estar esperándome, pero no los encuentro, debo reconocer que en esta ocasión me llevo una gran desilusión era la ocasión perfecta para compartir con ellos la llegada, ya que prácticamente recorro los últimos metros solo por la calle y hasta mi enana podría animarse a correrlos conmigo, tendrá que ser en otra ocasión.

Cruzo la meta y termino mi octavo maratón. Es el momento de mirar el reloj que he olvidado conscientemente durante todo el recorrido, marca 4 horas y 30 minutos, un hora más que mi tiempo en la última maratón en Málaga. Es una marca mala, algunos dirían que eso no es correr un maratón y en parte debo darles la razón porque en esta ocasión no he corrido un maratón solo lo he terminado. Recibo la medalla que mola mucho y a pesar de todo estoy feliz de haber corrido y terminado el Maratón de Vitoria. Es una experiencia a recordar y contar pero sin decir la marca para evitar la mofa.


Busco a mi familia pero está claro que no están, se han debido aburrir de esperarme y se han ido al hotel. Les entiendo porque he tardo mucho más de lo que estaba previsto, seguro que han pensado que ya había terminado y no me habían visto. Me siento en la Plaza de España a descansar, donde ya están preparando los patinadores que van a participar en el maratón sobre ruedas.

Una vez recuperado me voy andando despacio hacia el hotel disfrutando de la mañana soleada y de la ciudad. Mis piernas me empiezan a responder y es que el esfuerzo acumulado ha sido más prolongado pero menos intenso que en otras ocasiones. Llego al hotel y allí está mi familia, empezaban a preocuparse por mi tardanza, se sorprenden de que haya tardado tanto. Estoy agotado y decido quedarme en la habitación descansando mientras ellos tres se van a comer algo.

Cuando vuelven ya estoy más recuperado y es el momento de disfrutar del logro conseguido paseando por el casco antiguo siguiendo la ruta de los murales, mi enana actúa de guía y pasamos una tarde estupenda.


Me levanto al día siguiente totalmente recuperado y sin ningún dolor, alguna ventaja tenía que tener el correr lento. La mañana la utilizamos para visitar la catedral, una visita muy recomendable porque como todavía está en obras incluye el paseo por los cimientos y el triforio que normalmente no son accesibles. Mi mujer se queda en la Plaza de la Virgen Blanca  en una terraza disfrutando del día, no se atreve a visitar una catedral en obras. Para terminar el fin de semana nos damos un buen homenaje en un restaurante que me habían recomendado y es que ya he recuperado mi estómago y vuelvo a tener hambre.

Está claro que deportivamente ha sido mi peor maratón con diferencia, pero no es algo que me quite el sueño. Hace ya mucho tiempo que corro por diversión y sin ningún afán por superar mis marcas. Es cierto que debería tomarme la preparación un poco más en serio sino quiero sufrir tanto y acabar en un tiempo razonable, pero creo que eso no va a ser posible y seguiré corriendo por ganas y corazón más que por fuerzas y piernas.

Vitoria – Gasteiz como destino de fin de semana muy recomendable tanto por sus monumentos y tradición, como por el ambiente de sus calles, pero sobre todo por su gastronomía. En cuanto a la carrera recomiendo apuntarse a la distancia de Medio Maratón, disfrutas igual de todo el ambiente y te ahorras el tedio de los kilómetros intermedios quedándote solo con los buenos. Hay en España circuitos más atrayentes para la distancia de maratón. 

P.D. Ha sido una buena cosecha primaveral de medallas y todas muy chulas. 

martes, 6 de junio de 2017

Madrid + Madrid

El mes de Abril en Madrid es el mes de las carreras de larga distancia de la capital. El primer domingo del mes el Medio Maratón y el último domingo del mes el Maratón.

Desde hace unos cuantos años participo en ambas carreras, aunque debo reconocer que el maratón únicamente lo he corrido en dos ediciones, y los últimos años me he conformado con el medio maratón que se realiza a la vez y que es una distancia más asequible. Así este año una vez más he corrido las dos medias maratones madrileñas en menos de un mes.

Cosas nuevas pocas, la misma diversión y las mismas ganas, aunque con unos cuantos años más lo que hace que la pasión de la primera vez haya desaparecido. Algunas cosas han cambiado como que ahora lo nervios me dejen dormir la noche anterior y que conozco perfectamente cada metro del recorrido. Pero lo que no ha cambiado desde la primera ocasión en que participe es lo mucho que disfruto con estas carreras, corriendo en mi ciudad y cerca de mi casa.


Algunos datos y curiosidades  a reseñar de esta edición del 2017 que deben quedar para recordar:
  • Este año los recorridos de ambas carreras se han mantenido iguales, por lo tanto ni han mejorado ni han empeorado. Desde hace varios años coinciden su salida en el Paseo del Prado y por supuesto en ambas se mantiene el final en la cuesta de Alfonso XII y calle Alcalá que tanto me gusta y que todos los años deja un reguero de corredores andando cuando las fuerzas desaparecen.
  • Se volvió al nombre original de la prueba después de que en la edición del 2016 se bautizara como “Half Maraton”, todo gracias a que yo lo reclame en la encuesta de carrera. Además Renault se ha convertido este año en el nuevo patrocinador principal para el Medio Maratón sustituyendo a Asics, esperemos que dure y su apoyo permita seguir disfrutando los próximos años de esta carrera.
  • Este año era la 40 edición del maratón madrileño, un número redondo que se celebró por todo lo alto. Las cosas han cambiado mucho desde la primera edición y en general para mejor, pero es cierto que los más veteranos se quejan de que se ha perdido el espíritu aventurero de las primeras ediciones y se ha masificado en exceso y es que es muy difícil contentar a todo el mundo.
Tampoco han cambiado tanto las cosas en 40 años
  • Todos los años engaño a algún nuevo incauto para que corra la media, pero en esta ocasión no había convencido a nadie hasta que unos días antes un compañero del trabajo me pregunta ingenuo de él si voy a acorrer la Media de Madrid. Eso fue su perdición y  aunque intento recular y se excusa en que no la ha preparado, le obligo a quedar en la salida para correrla juntos. Pero resulta más escurridizo de lo que esperaba y aunque cruzamos juntos la línea de salida en cuanto me despisto le he perdido entre la gente nada más empezar la subida por Alcalá, no me ha aguantado ni un kilómetro. Es una lástima aunque siempre me queda la compañía de mi cuñado que como yo se apunta a estas carreras todos los años.
Bajo Velázquez a ver si nos daba suerte
  • Este año por fin he conseguido que me bajaran a animar mis compis que viven en la Plaza del Perú, justo por donde pasa la carrera. En ediciones anteriores se habían comprometido, pero por efecto del sueño o el olvido nunca cumplieron su promesa. Por eso pensé que este año pasaría lo mismo, pero debe ser que se les acabaron las excusas y en esta ocasión allí estaban cuando pase. Es cierto que ya estaban retirándose pensando que yo ya había pasado, pero llegue a tiempo para que me animaran toda la familia, incluidos los dos enanos. Muchas gracias y espero que se convierta en una costumbre.
  • Que decir de mi familia que una vez más bajaron a la calle para apoyarme, aunque sea por que paso por debajo de casa y no tienen excusa eso no les quita mérito. Mención especial para mi enana que hasta preparo una pancarta personalizada para animarme.
La pancarta no es que fuera muy grande pero a mi me emociona igual
  • En el maratón corrí unos metros con uno de los trece corredores que han realizado las 40 ediciones del maratón madrileño y reconozco mi sana envidia por la gesta. Detalle bonito del corredor que iba acompañándole cargado con una pancarta que le señalaba indicando sus 40 ediciones en las piernas. De este modo el resto de corredores pudimos darle el merecido homenaje con nuestra sincera felicitación cuando pasábamos a su lado.
Un loco o un héroe, yo creo que ambas cosas 
  • En la media maratón de Madrid los últimos 3 kilómetros en cuesta se me hicieron pesados y eso que no había forzado demasiado en los anteriores, pero en cambio en la media del Rock & Roll fueron kilómetros de verdadero disfrute con mis piernas corriendo sin que mi cuerpo sufriera y animando al resto de los corredores que me acompañaban. Y en medio solo tres semanas de entrenamiento.
  • Como me ocurre todos los años mi cuñado me duro hasta la mitad del recorrido luego lo perdí y es que su táctica consiste en despistarme para que no le fuerce en los kilómetros finales. En la primera aprovecho el momento en que me pare a saludar a mis compis para darme esquinazo y en la segunda fue en el último avituallamiento donde le perdí, pone la excusa de que se atraganto con el plátano y tuvo que pararse para no ahogarse pero yo no me lo creo. En cualquier caso bajo de las 2 horas y eso tiene mucho mérito.
Carreras distintas pero ambos con la misma indumentaria, que poco originales somos
  • Nuevo récord de la prueba de Medio Maratón de Madrid en 1:01:54, una auténtica locura para este recorrido. No se superó el récord de participación del año pasado pero al menos el número de mujeres participantes sigue aumentando cada año, si es que no hay duda son más y mejores que nosotros.
  • En el maratón madrileño el periódico AS organizo por primera vez el “Reto 42 contra 1”, la idea era correr por relevos de 1 km para completar el maratón e intentar quedar a la par que los corredores que se disputaran la victoria. El único requisito era no ser profesional y correr los 1000 metros por debajo de los 3:04, lo que nos descartaba a la mayoría de los mortales. Sobre el papel parecería que el equipo de 42 corredores salía con ventaja sobre los corredores de la elite, pero se tuvieron que conformar con una segunda posición después de remontar en los últimos kilómetros gracias a los relevos de los corredores más avezados.
Viendo las caras del keniata y del relevista esta claro quien iba mas fresco

Y el año que viene seguro que volveré a correr en Abril por Madrid y estoy convencido de que volveré a disfrutar de que cada zancada por las calles madrileñas.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Corriendo en el Puente del 25 de Abril

El Medio Maratón de la capital portuguesa tiene mucha fama entre los corredores españoles y debo reconocer que es muy merecida, sobretodo por los primeros kilómetros del recorrido que cruza por encima del Tajo sobre el Puente del 25 de Abril.

La carrera esta claramente dividida en dos partes muy distintas. La primera transcurre sobre el puente, con unas vistas espectaculares sobre Lisboa y todo la desembocadura del río a lo que se suma la posibilidad de corre por una obra tan emblemática y normalmente cerrada a los corredores. Este entorno tan especial convierte a estos kilómetros en un lujo para los corredores.

Pero la segunda parte de la carrera tiene muy poco encanto y se hace bastante pesada. Se corre encajonado entre las vías del tren y las primera línea de casas de la ciudad, alejado de la ribera del rió y el paseo marítimo. Además el recorrido es de ida y vuelta por la misma avenida y nos vamos acercando a la meta para volver a alejarnos otra vez y siempre la tenemos cerca y lejos al mismo tiempo.

Pero la meta situada frente al Monasterio de los Jerónimos vuelve a ser un lujo con unos metros finales con la portada del monasterio al fondo que compensan los aburridos últimos kilómetros.

Al mismo tiempo que la media maratón se realizar una “carrera” de 10 km no competitiva, realmente es una caminata para aquellos que quieren disfrutar de cruzar por el puente pero no son corredores. La mayoría de los participantes son familias completas, andarines y mucho turista. Teóricamente salen después de que los corredores hayan cruzado los primeros kilómetros del puente, pero viendo la cantidad de ellos que nos cruzamos en la salida o se colaron en nuestra salida o simplemente se apuntaron a la Media para poder cruzar el puente y luego terminar con los que vienen detrás.

La Organización con cosas buenas y malas. La logística para llegar hasta la salida perfecta, el transporte publico es gratuito esta mañana para los corredores y esta bien indicado aunque no hace falta ya que basta con seguir a la marea de corredores, eso si hay que tener en cuenta que somos muchos los que queremos cruzar el río en el tren y  no debemos apurar con la hora si no queremos tener que correr para llegar a la salida. Pero para mi el gran fallo de la Organización es que no haya guardarropas en la salida, en esta ocasión la temperatura permitía ir en camiseta pero si llueve o hace frío como el año anterior, tendríamos que cargar toda la carrera con el chubasquero. En la meta un poco de lío ya que la llegada de la mayoría de los corredores coincide con la llegada de los andarines y aunque las líneas de meta no coinciden, la zona posterior a la meta es común y resulta pequeña.

http://www.running-portugal.com















Cuenta atrás y salida, todavía cuesta un poco que arranquen los corredores que tenemos delante, pero poco a poco nos ponemos en movimiento. Cruzamos la línea de salida y ya estamos corriendo sobre el Puente del 25 de Abril, es el tramo más espectacular de esta carrera y hay que disfrutarlo.

Los corredores tomamos al asalto los dos sentidos de circulación del puente ocupando todos los carriles y disfrutando de este momento y de correr por un lugar prohibido habitualmente para el corredor. No es un momento para preocuparse por correr sino para disfrutar, la gente se para a hacer fotos, van andando y comentado el espectáculo, en estos primeros momentos lo menos importante es la carrera.

Me dejo llevar por el ambiente y  aprovecho para hacer fotos al puente, a mi cuñado y para que él me haga alguna foto a mí. Como no se si saldrán bien y quiero tener un  recuerdo del momento, hago un montón para asegurarme que se nos vea en alguna. Las hago mientras corro o me adelanto y me paro para poder ver lo que fotografió, algunas en el sentido de la marcha y otras marcha atrás.


El puente es una maravilla de la ingeniería, el más largo de estructura colgante de toda Europa con más de 2 kilómetros de longitud. Construido en los años 60 esta compuesto por una estructura de acero que se cuelga 70 metros sobre el río, mediante cables unidos a los pilares de apoyo, cuyas bases de hormigón se sumergen hasta 80 m por debajo del nivel del agua y se apoyan sobre el lecho del río. Los mástiles de apoyo forman 14 vanos que se separan desde 500 m en los extremos hasta los 1000 m del central que es el que marca la longitud real del puente.

Recuerda a los famosos puentes americanos de Nueva York por donde se corre el maratón. El color rojo de toda la estructura todavía lo hace mas llamativo, es una autentica pasada.

Vamos dejando atrás la orilla sur del Tajo mientras nos despide el gran Cristo Rey desde lo alto de la montaña y nos dirigimos hacia Lisboa corriendo por encima del río Tajo que en su desembocadura tiene una anchura brutal. Al fondo nos espera Lisboa, desde este enclave privilegiado vemos prácticamente toda la ciudad, el barrio bajo y el alto, el castillo en la parte mas elevada, las casas mas antiguas pegadas a la orilla del río y los edificios mas altos y modernos que se extienden al fondo.


Mientras hago fotos casi me llevo por delante a una chica que iba delante mío, le pido perdón pero no se lo toma muy bien, su pareja la tranquiliza y la anime a que disfrute. El incidente me hace darme cuenta que ya es hora de disfrutar de poder correr sobre el puente y dejar de hacer de turista. Guardo la cámara y me pongo a correr el kilómetro largo que me queda de puente, es una mañana esplendida de sol y la vista a ambos lados es un espectáculo. Veo pasar por debajo del puente los buques que entran o salen hacia el Atlántico.

Uno de los carriles de la calzada es una rejilla y acabo corriendo por encima de ella, es mas incomodo pero por eso hay menos corredores y puedo ir mas tranquilo. Por debajo de la  rejilla se puede ver la vía del tren que nos ha traído a la salida y mucho mas abajo el río.
Solo puedo decir que disfruto muchísimo mientras corro, disfruto de unas vistas tan especiales, del lujo de poder participar en una carrera tan distinta de las habituales, de estar haciendo algo que podré recordar y contar, de presumir que yo tome al asalto el Puente de Lisboa. Por este tipo de momentos es por lo que correr me sigue divirtiendo,  por lo que sigo entrenando y sufriendo, es lo que me compensa de los todos los esfuerzos.


Con estos pensamientos llegamos al punto más alto del puente y empezamos a descender en dirección a Lisboa. Miro el reloj y los primeros kilómetros han pasado volando, el ritmo es un poco rápido y deberíamos ir más despacio, pero mi cuñado va lanzado. Le dejo que se adelante unos metros avisándole que la distancia es muy larga y que las altas temperaturas van a endurecer la carrera. Pero la bajada y el puente anima a dejarse llevar y eso hacemos ya llegara el momento de apretar los dientes.

Se acabo el puente volvemos a pisar tierra firme, salimos de la autovía por la primera salida dirección a Lisboa. Se acabo el espectáculo y comienza la carrera.

Este es el principio de la historia de mi Media Maratón de Lisboa, pero realmente la carrera como siempre, empezó un par de meses antes cuando una tarde con poco trabajo en la oficina, se me hace la luz y toda encaja. Mis cuñados esta viviendo en Lisboa, mi mujer quiere ir a visitarlos, la fiesta de San Jose en Madrid la han trasladado al lunes y ese domingo se realiza la Media Maratón lisboeta. Todo se ha alineado y no puedo oponerme, entro en la web de la carrera y me inscribo, ya esta hecho, ya estoy apuntado a mi primera carrera internacional, ya tengo mi nuevo reto. No me olvido de escribir a mi cuñado para engañarle y que se apunte conmigo, no opone mucha resistencia, ya tengo compañía, el alojamiento y el traslado es lo más sencillo.

Dos meses después cruzo el puente del 25 de Abril en coche camino de Cacavelos donde viven mis cuñados. Se que dentro de dos días yo recorreré este mismo camino pero corriendo y debo reconocer que noto los nervios y las ganas de disfrutarlo.

La mañana del sábado la utilizo para ir a recoger el dorsal que resulta un caos total. La feria del corredor se realizar en un pabellón de la Expo y el atasco que hay en la zona es brutal. Se ha juntado la feria con que están grabando el master chef junior portugués y que hay un espectáculo de Frozen en uno de los pabellones cercanos. Llegar y soltar el coche es un infierno y una vez en la feria del corredor resulta que hay que tener el papel de registro para recoger el dorsal pues pasan el código de barras que incluye para identificarnos. Yo he sido previsor y lo llevo en la cartera pero mi cuñado viene algo despistado, tenemos que hacer cola para solucionar el incidente pero al final ya tenemos nuestros dorsales y la mochila del corredor con una camiseta muy “llamativa” pero no se si decir que “bonita”. 

Aunque tarde conseguimos reunirnos con el resto de la familia en un restaurante céntrico de Lisboa para comer estupendamente. Disfruto del típico bacalao preparado de cuatro forma distinta a cual más bueno. La tarde la aprovechamos para dar una vuelta por las calles peatonales del centro de la ciudad hasta la Plaza del Comercio. Esta animadísimo, con muchos españoles y grupos de músicos y bailarines ambulantes que animan el paseo. Una tarde de sol esplendida que todavía hace más bonita la ciudad y es que debo reconocer que Lisboa me gusta mucho, es una ciudad con un encanto especial y un ritmo de vida muy tranquilo que ayuda a disfrutar mucho mas de la cosas.

Volvemos hacia Cacavelos después de parar en el Mirador de San Pedro de Alcántara en el barrio alto para disfrutar de unas vistas estupendas sobre toda Lisboa y con el Castillo de San Jorge al fondo. Gracias que la carrera transcurre pegada al río y no por el centro de Lisboa así nos ahorramos las cuestas infernales que comunican los barrios lisboetas.

Cena en la playa de Cacavelos y a la cama para descansar pensando en la carrera del día siguiente. Aunque la salida es a las 10:30 y no hay que madrugar demasiado pero tenemos que llegar al otro lado del río y el único modo es en el tren que pasa por debajo del puente por donde cruzaremos corriendo después.

Desayuno completito en el buffet del hotel y ya vestido de corredor con camiseta de manga corta porque la mañana se presenta calurosa, me recoge mi cuñado y nos vamos hasta el Monasterio de los  Jerónimos donde es el final de la Media y donde vamos a aparcar el coche.

Cuando llegamos ya esta muy animado, coincidimos con los coches de la Organización cuando se van hacia la salida y vemos como están terminando de montar la meta que esperamos cruzar dentro de unas horas. No sabemos como llegar hasta el tren pero en seguida nos damos cuenta que es muy sencillo solo tenemos que seguir la riada de corredores. Primero nos subimos en un autobús, como sardinas en lata, que nos deja en la estación de trenes donde tomamos el tren que nos lleva al otro lado del Tajo.

En el tren por fin nos podemos sentar tranquilamente y disfrutar del recorrido sobre el río con la vista de Lisboa  a un lado y al otro la desembocadura del Tajo. Hay un gran tráfico de buques de carga que entran y salen del Puerto de Lisboa, es un espectáculo cruzar colgados por debajo de puente y muy por encima del río.


Nos bajamos en la estación al otro lado del Tajo y sólo tenemos que volver a seguir a la masa para encontrar el camino hacia la salida, aunque en esta ocasión el camino ya esta perfectamente señalizado. Nos recibe una banda de música y un par de zancudos disfrazados, la verdad es que esta muy animado. Hay muchos corredores pero también un montón de andarines que van a hacer la prueba de 10 Km, todos dispuestos a disfrutar de cruzar el río por encima del Puente 25 de Abril.

El paseo de un par de kilómetros nos lleva hasta la autopista y el peaje que da acceso al puente. La carretera esta ya cortada y la zona entre el peaje y el puente se ha habilitado para los corredores. Todavía queda un buen rato para la salida y aprovechamos para hacernos unas fotos y disfrutar del ambiente con el puente al fondo y el gran Cristo vigilándonos desde las alturas.

Ya hace calor parece que la temperatura va a ser un inconveniente sobre todo por que venimos del invierno y el cuerpo no está acostumbrado a las altas temperatruas, tendremos que refrescarnos bien y beber a menudo.


A las 10:00 empezamos a calentar un poco pero sin mucha intensidad, no pensamos en hacer marca por lo tanto tendremos tiempo en los primeros kilómetros de entrar en calor.
Se acerca la hora de empezar a correr y nos ponemos en la línea de salida, a nuestro lado un pelotón del ejército y muchísimos españoles y extranjeros, aunque también demasiados andarines para ser la prueba de medio maratón, supongo que se juntaran con los de la otra prueba que sale media hora mas tarde.

Se da la salida y ya sabéis como continua la historia….

Pero todavía tengo que contaros la segunda parte de la carrera. La salida de la autopista significa el comienzo real de la carrera, hasta ese momento ha sido un verdadero espectáculo y ahora nos toca correr. Nos dirigimos en dirección a Lisboa en paralelo al río pero no llegamos hasta la Plaza del Comercio, unos 500 m antes de llegar el circuito da un giro de 180º y volvemos en paralelo por donde habíamos venido alejándonos del centro de Lisboa.

Yo creía que íbamos a corre pegados al río pero el circuito va por la avenida que va entre las casas y el tren lo que desmerece las vistas y vamos un poco encajonados. El recorrido es una recta eterna de casi 5 km. primero se corre en una dirección, para dar la vuelta y volver otro 3 km y acabar en el Monasterio de los Jerónimos.


Pasado el kilómetro 12 mi cuñado empieza a notar el calor y los excesos del puente y tiene que bajar el ritmo, me pongo a su lado para hacerle de liebre e intento animarle pero las piernas le pesan mucho. Aguanta hasta el kilómetro 13 pero no hay ninguna duda de que le estoy forzando demasiado y que queda mucho de carrera, si no regula y va mas tranquilo no creo que pueda llegar. Decido dejarle y que coja su ritmo, creo que le estoy haciendo más mal que bien.

Me despido citándole en la meta y tiro hacia delante, empiezo a pasar a muchos corredores. En cada avituallamiento cojo agua, me bebo la mitad y el resto me lo hecho por encima de la cabeza y es que el calor empieza a ser peligroso. Pasamos por delante de la meta en los Jerónimos, ya están llegando muchos corredores pero a nosotros todavía nos quedan unos 6 kilómetros.

Dejamos la Torre de Belén a nuestra izquierda pero se ve muy lejos, es una verdadera pena que no pase la carrera más cerca. Intento concentrarme en la carrera y es que se me esta empezando a hacer un poco pesada, el recorrido no es muy atrayente, el calor es sofocante y cruzarse con los corredores que ya  vuelve en dirección  a la llegada no es que anime demasiado.

Se que debo recorrer unos 3 kilómetros antes de dar la vuelta y enfilar la última recta y en vez de animarme, me vengo un poco abajo. Se me hacen eternos los kilómetros y al final hasta los metros, por fin veo el giro y las piernas se animan algo. Doy la vuelta y procuro concentrarme en algo que me entretenga y no me haga pensar en lo que me queda. Voy atento para ver a mi cuñado y animarlo, pasan muchos corredores antes de que me cruce con él que viene sufriendo tanto como yo, me pregunta cuanto queda para dar la vuelta y le miento un poco diciendo que quedan unos metros cuando es casi un kilómetro.

Por fin entro en los últimos 2 kilómetros y alcanzo al avituallamiento de agua y comida, creo que deberían haberlo puesto unos kilómetros antes. Intento recuperar tomándome el plátano pero la verdad es que no soy capaz de tragarlo y prefiero agotar el agua. He conseguido mantener un ritmo bastante alegre pero mentalmente estoy sufriendo más de lo esperado.

Por fin veo el arco de meta y eso me anima un poco, la llegada es bastante espectacular con el Monasterio al fondo aunque yo realmente lo que quiero es parar de correr de una vez. Cruzo la meta en 1 hora y 50 minutos, una marca aceptable para mi estado de forma aunque no he disfrutado en los últimos kilómetros. Pero tiro del recuerdo de los primeros kilómetros por el puente y me devuelve el subidón para quedarme con un maravilloso sabor de boca de la carrera.

Me entregan un medallón muy bonito con el puente y las casas de Lisboa, un gran recuerdo. Voy saliendo de la meta pero me quedo en la zona vallada para esperar a mi cuñado. Todavía pasan unos cuantos minutos antes de que llegue, viene bastante cansado pero muy satisfecho de la carrera, lo importante era acabar aunque su idea era hacerlo por debajo de las 2 horas y no ha podido ser.

Nos cuesta un poco salir  de la zona de corredores que esta a reventar de gente muy animada, hecho de menos una botella de bebida isotónica pero me conformo con un helado de palo que me permite recuperarme un poco. De camino hacia el coche terminamos la carrera con una foto en la puerta del monasterio luciendo nuestras flamantes medallas. Una mañana maravillosa de carrera y un recuerdo inigualable el cruzar el puente por encima del Tajo.


De mi primera carrera internacional solo puedo decir que ha sido una experiencia muy satisfactoria y una carrera altamente recomendable por la ciudad de Lisboa, el trayecto por el Puente del 25 de Abril y los voluntarios que no paran de animar durante todo el recorrido. Volveré siempre que pueda para disfrutar y espero que en próximas ediciones haga menos calor y yo este en mejor forma para no sufrir tanto los últimos kilómetros.

Con el subidón de la carrera me animo a idear nuevos objetivos y el maratón siempre es la estrella. Completados prácticamente los grandes maratones nacionales, excepto Barcelona que me queda pendiente y Vitoria al que estoy apuntado para el mes de Mayo, mi reto es animarme a las pruebas internacionales una vez que ya he cruzado por primera vez la frontera para correr.

Los europeos son los más fáciles para comenzar, sin duda los dos majors Berlín y Londres, pero Atenas por su carácter histórico, Roma y Paris por su belleza y volver a Lisboa para correr su maratón costero no pueden faltar en la lista.

Cruzar el charco para correr en Nueva York es imprescindible, pero no animarse con los maratones de Boston y Chicago sería imperdonable.

Entonces  para completar los seis World Maratón Majors tendré que llegar hasta Tokio y ya puestos lo ideal seria poder decir que he corrido un maratón en cada continente, por lo tanto incluiré el maratón de Sydney y el de Marrakech en África. Correr por todo el mundo y no hacerlo América del Sur sería una pena por lo tanto también apuntare Río de Janeiro o Buenos Aires o mejor los dos.

Total mi lista de deseos incluye 14 maratones, creo que me he venido muy arriba pero soñar es gratis.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Una mañana en el Paraiso

Modesta carrera de barrio pero que ya ha llegado a su XIX edición, lo cual dice mucho del club que la organiza. Es cierto que el año pasado tuvieron que anularla por falta de participantes y es que en Madrid ya no hay domingo en el año en que no se organice una, dos o más carreras y esto van en perjuicio de carreras como esta de poco presupuesto y sin grandes patrocinadores, sobretodo sino transcurre por el centro de la ciudad.

Este año han optado por juntarse con otro club amigo y así por primer año se denomina Trofeo Edward – Suanzes y de ese modo llegar a los casi 300 dorsales y justificar su realización.

La carrera transcurre por el Parque Paraíso en el barrio de Canillejas a lo largo de la Avenida de Arcentales que atraviesa el parque de lado a lado. El recorrido tres vueltas a lo largo de toda la avenida, unos 3,3 km por vuelta, lo que obliga a adelantar algo la salida con respecto a la meta para completar los 10 km de la carrera. Sobre el papel el entorno del parque es perfecto para correr pero bastante aburrido para la vista lo que puede hacer que nos resulte algo pesada. Pero tiene la ventaja de conocer “perfectamente” lo que nos queda por correr después de la primera vuelta y que siempre vamos acompañados de corredores en ambos sentidos. Eso si cuidado que si nos relajamos los primeros pueden doblarnos y eso siempre resulta algo humillante.

http://edward-athletic-club.blogspot.com.es/














Domingo 2 de Octubre del 2016

Es una de esas mañanas en que me levanto con los ánimos por los suelos sin ganas de salir de la cama y mucho menos ponerme a correr. El cuerpo se queja y me duelen las piernas, el estomago, la garganta en realidad me duele todo y eso que la noche anterior me encontraba perfecto. Pero aun así me preparo para irme a la carrera, la verdad es que es simplemente un tema de estúpida cabezonería, me he apuntado a correr y no ir seria rendirme a la vagancia y reconocer que me hago mayor y seguro que después me arrepentiría.

Con la sensación de estar haciendo un poco el idiota cojo el metro para que me lleve hasta el parque Paraíso donde es la carrera. Llego muy temprano y todavía están poniendo la pancarta de la meta, creo que soy de los primeros en recoger el dorsal. La organización la forman una docena de amigos que se encargan de prepararlo todo, la verdad es que tiene mucho merito. La gente dice que este es el verdadero espíritu del atletismo popular y no esas carreras multitudinarias que es mas un atletismo comercial. Yo no  soy tan radical y creo que en ambos tipos de carreras se puede disfrutar, siempre que sepamos diferenciar, no podemos pedir en una carrera de barrio lo que nos dan en las carreras con patrocinadores, pero en estas pequeñas carreras nos ahorraremos las aglomeraciones y algo de dinero y disfrutaremos de un ambiente más familiar.

Es pronto todavía y me voy a tomar un café para hacer tiempo, mi cuerpo va recuperando las buenas sensaciones y mis ánimos mejoran. Es algo que me ocurre siempre los días de carrera, cuando me levanto me siento estúpido por haberme apuntado a la carrera, según se acerca el momento de la salida me apetece mas correr, durante la carrera disfruto y sufro al mismo tiempo y cuando cruzo la meta ya estoy pensando a que nueva carrera me voy a apuntar.

Va llegando la hora de la salida y me voy a calentar por el circuito, casi lo recorro completo y ya veo que es un sube y baja, la primera mitad baja para volver a subir en los siguientes metros, dar la vuelta y correr en sentido contrario ahora bajando para subir en los últimos metros. No es que sea un recorrido muy espectacular pero es muy parecido a correr en una pista de atletismo y eso tiene su encanto.



En estos casos en que corro sólo siempre me planteo algún objetivo para motivarme, en esta ocasión es fácil, no ser doblado por el ganador de la carrera y terminar los 10.000 metros en menos minutos que mi edad. El segundo cada año es mas fácil, en esta ocasión solo tengo que correr por debajo de 49 minutos. En cambio el primero parece algo mas complicado sobretodo si participa alguno de esos locos que corren por debajo de los 4 min/km.

Ya es la hora y los escasos 300 corredores que vamos a correr nos vamos colocando tras la línea de salida de una forma muy relajada y sin ningún tipo de presión. Tan relajados estámos que la salida nos pilla a la mayoría despistados, no oigo el clásico pistoletazo de salida y solo arranco cuando noto que estoy parado mientras el resto ya corren.

No me ha dado tiempo a preparar el reloj y tardo varios metros en ponerlo en funcionamiento y centrarme en la carrera. A pesar de que no somos muchos en los primeros metros se forma un poco de atasco y tengo que esquivar a alguno que va mas despistado que yo.

Primera vuelta en donde voy cogiendo un buen ritmo, la avenida es ancha y es fácil correr sobretodo en los tramos de bajada, la subida se hace algo más pesada pero voy bien. Cuando ya estoy comenzando la última subida veo bajar en dirección contraria a la cabeza de carrera, eso significa que voy bien para cumplir mi primer objetivo. Calculo que me deben llevar unos 750 metros de ventaja, si continuo así en las tres vueltas me robaran 2,25 km, menos que una vuelta completa y no serán capaces de doblarme.

Comienzo la segunda vuelta y no puedo bajar el ritmo, lo que quiere decir que aunque no estaba en mis planes al final me voy a tener que forzar en la carrera. Bajada y subida y giro para volver sobre mis pasos. Todavía no me he cruzado con el primero, buena señal y todavía avanzo antes de que vea bajar al que abre la carrera. Voy sobrado para conseguir que no me doble, solo me queda la última subida antes de bajar para cruzar la meta. Sin problemas cruzo la meta y mi primer reto superado, mi orgullo de corredor queda a salvo de ser doblado.

Hasta ahora se me ha pasado volando la carrera pero a partir de ese momento mis piernas se espesan, he perdido el objetivo y la cuesta arriba se me hace eterna. Por fin llego al final de la avenida y doy la vuelta. Vamos todos lo corredores con un ritmo ya más cansino, pero en la bajada hay un sobrado que me pasa rápido. Le dejo pasar sin problemas pero al comenzar la última subida veo que baja su ritmo y mi gen competidor sale a relucir, me marco un nuevo objetivo darle una pasada en la subida.

Aprieto los dientes y voy robándole metro a metro y antes de terminar la subida ya lo tengo a tiro y le supero antes de comenzar la bajada. No puedo evitar una cierta satisfacción, pero ahora no puedo dejar que me vuelva a pasar en los últimos 300 metros de bajada antes de cruzar la meta y sigo acelerando mientras noto que por detrás mi oponente mantiene el tirón.


Últimos cien metros y sigo acelerando, los dos alcanzamos a un corredor que va por delante nuestro y nos marcamos un sprint para entrar en meta los tres prácticamente juntos, pero YO primero. Que pique mas estúpido pero que gustazo, parece que haya ganado la carrera y he llegado de la mitad para atrás.

Miro el reloj de la carrera y he terminado en menos de 48 minutos, segundo logro conseguido y una mañana redonda aunque al despertar no quisiera venir. Ha sido un disfrute total para comenzar la temporada y una buena preparación para la Media de Ávila en un par de semanas.

El reto de los TOP 10 esta llegando a su final y esta es la novena de las 10 carreras que me propuse correr ahora hace casi 5 años. Todo comenzó el último día del año del 2011 cuando corrí la San Silvestre Vallecana y desde entonces cada año he corrido al menos una de las diez. Algunas de ellas las he repetido en varias ocasiones, en la mayoría he participado solo, pero otras en grupo, en todas he disfrutado y creo que tienen derecho a estar en el TOP 10 de los 10.000 madrileños.



Es cierto que algunas me han dejado mejor recuerdo y seguro que en lo siguientes años volveré a correrlas y que durante estos años he participado en otros 10.000 en Madrid que merecerían estar entre las 10 elegidas. Por eso creo que una vez terminado el reto alguna de las carreras se caerá del podium y será sustituida por carreras quizás con menor tradición pero mas atrayentes para un corredor popular como yo.

Ya solo me queda el Trofeo Ciudad de Aranjuez pero tendrá que esperar al próximo año por que en esta temporada cuando quise apuntarme ya se habían agotado los dorsales.