Pasadas
las Navidades y sus excesos, he aprovechando las rebajas de enero para renovar
mis “neumáticos” de corredor. En total han sido tres nuevos pares de zapatillas
para sustituir a las ya maltrechas zapatas del armario. Cualquiera que no sea
aficionado a correr se sorprenderá y puede pensar que salvo que me haya
convertido en una araña corredora, para que necesito tantas zapatillas si sólo
tengo dos pies.
La
explicación más técnica es que dependiendo del tipo de terreno, los ritmos y la
distancia a recorrer debo utilizar unas u otras. Reconozco que suena extraño,
algo arrogante y bastante friki, por eso os daré los motivos más concretos que
consiguieron convencer a mi mujer.
Motivo
/ Excusa 1
Cuando
subo al monte para bajar corriendo por las sendas o trepar por las rocas no
puedo utilizar las mismas zapatillas que cuando piso el uniforme y duro
asfalto. Los tacos de las suelas son fundamentales para agarrarme en los
terrenos resbaladizos y no acabar comiéndome el suelo. Además deben ir reforzadas
exteriormente para protegerme de los golpes contra los obstáculos que me
encontrare en mi recorrido, todos sabemos lo doloroso que es darle un puntapié a
una piedra. Por supuesto el riesgo de torcerme un tobillo aumenta con el
terreno irregular del campo y debo protegerlos para evitar no volver con
muletas de mi paseo campestre. El agua, el barro y en ocasiones la nieve son elementos que obligan
a que los tejidos de las zapatillas sean distintos. Como veis motivos de “seguridad”
me obligan a comprarme unas zapatillas adecuadas.
Motivo
/ Excusa 2
Pero
que ocurre cuando mi objetivo es correr medias y en algunos casos largas distancias
por la ciudad a ritmos bajos pero constantes. En ese caso es fundamental que
las zapatillas tengan una buena amortiguación para que mis rodillas sufran
menos los continuos impactos contra el duro suelo. Entonces aparecen los
diseños con gel en la suela para amortiguar y se deben controlar el número de
kilómetros. Según los expertos a los 1000 km, aunque su aspecto exterior sea
perfecto, ya no amortiguan adecuadamente y eso lo notas al correr. A algunos os
puede parecer que nunca llegareis a esa distancia, pero no es cierto, en mi
caso sin ser un gran corredor supero esa marca a los 6 meses. La transpiración de
nuestras zapatillas en este caso es también fundamental, el que afirme que no
le sudan los pies mientras corre o miente o es un ser demasiado puro para este
deporte tan terrenal. Por lo tanto por prescripción “médica” es necesario que
disponga de un par de zapatillas para el asfalto.
Motivo
/ Excusa 3
En
mi vida de corredor no es todo correr por el monte ni pasarme horas a trote
cochinero por las calles de Madrid. Muy a menudo tengo la necesidad de corre
deprisa, poco tiempo por motivos de horario pero con intensidad para que el
esfuerzo genere endorfinas. Además he empezado a incluir entrenamientos de
calidad en la preparación de mis carreras: series, cuestas, fartleck (cambios de
ritmo)… en donde la velocidad es importante. Para todos estos inventos de la
tribu de expertos runners, lo más adecuado es disponer de unas zapatillas “voladoras”.
Todo en este tipo de calzado se reduce menos el precio, poco peso, poca
amortiguación, poco refuerzo, poca sujeción. Todos pensareis que para correr
rápido basta con mover las piernas más deprisa y es cierto pero a los más
torpes nos ayuda no cargar con peso de más y que todas nuestras energías sirvan para impulsarnos y no para vencer la
amortiguación. Conclusión para mejorar mi “autoestima” debo tener siempre unas
voladoras en mi armario.
Podría
seguir argumentando cientos de razones para justificar mi compra pero en el
fondo sólo hay un motivo y es que soy algo caprichoso. Además me consuela saber
que si el físico y la cabeza me aguantan, la inversión la voy a amortizar
seguro y como prueba la media docena de zapatillas que ocupan mi armario y que
ya han superado con creces el kilometraje recomendado.
Eso
si mi mujer me ha amenazado con que o tiro a la basura alguna de las zapatillas
viejas o no entra ni una nueva más en casa. Pero es que me da pena deshacerme
de mis compañeras de carreras y sufrimientos, me parece traicionarlas una vez
que han llegado sus hermanas nuevas y relucientes.
P.D.
Y todavía faltan unas zapatillas minimalistas para los días que quiero corre
con la sensación de ir descalzo.