Cuando en España se habla de
carreras en donde el público se vuelca y el ambiente es especial, la gente
siempre habla de la San Silvestre Vallecana o la Behobia – San Sebastián, pero
nadie nombra la Carrera de San Antón y puedo afirmar que la prueba de la
capital jienense esta al mismo nivel que la anteriores sino las supera.
Yo la conocí hace varios años a
través de mis primos, me insistían en que era algo especial pero nunca les hice
mucho caso. Hasta que este año he podido correrla y sólo puedo decir que el
ambiente y el público son espectaculares.
La carrera se celebra la noche
del 16 al 17 de Enero coincidiendo con las Hogueras de San Antón que se celebra
en muchos barrios de Jaén, de este modo se aprovecha que la gente se ha echado
a la calle para la celebración y acompañan a la carrera. En sus 33 ediciones ha
ido tomando protagonismo y ya es difícil saber si la carrera coincide con las
hogueras o son las hogueras las que se hacen coincidir con la carrera. El mayor
inconveniente es que solo algunos años esta noche cae en fin de semana, lo que
complica que podamos acudir los que vivimos fuera de Jaén.
La carrera es nocturna lo que hace
todavía que resulte más especial y son “casi” diez kilómetros, la mitad en
subida hasta la Catedral y la otra mitad en bajada. Una participación limitada
a 8000 dorsales que este año se han quedado muy cortos y un precio simbólico
muy diferente del coste de la San Silvestre o la Behobia que se ha disparado en
los últimos años. Como no podía ser de otro modo en la capital del olivo, el
premio a los vencedores es su peso en aceite.
http://www.aytojaen.es/
Mañana de Sábado y salimos destino a Jaén, estamos citados para comer en casa de la Tía y correr por la noche la Carrera de San Antón. Comida familiar y multitudinaria con todos los primos de Jaén además de los tres primos que acudimos desde Madrid, seis menús diferentes y mesas con comensales por toda la casa, parece un restaurante pero mucho mejor. Al acabar la comida es el momento de repartir los dorsales, camisetas y medallas (las dan ante de terminar la carrera por si algo) que han recogido la Organización del evento. Vaya lujo no tener que encargarme de nada y tenerlo todo organizado, sólo tengo que correr y disfrutar.
Mañana de Sábado y salimos destino a Jaén, estamos citados para comer en casa de la Tía y correr por la noche la Carrera de San Antón. Comida familiar y multitudinaria con todos los primos de Jaén además de los tres primos que acudimos desde Madrid, seis menús diferentes y mesas con comensales por toda la casa, parece un restaurante pero mucho mejor. Al acabar la comida es el momento de repartir los dorsales, camisetas y medallas (las dan ante de terminar la carrera por si algo) que han recogido la Organización del evento. Vaya lujo no tener que encargarme de nada y tenerlo todo organizado, sólo tengo que correr y disfrutar.
De los que inicialmente estábamos
apuntados se han dado de baja por lesión mi cuñado y por “obligaciones
académicas” mi hijo, pero sus dorsales tienen dueño rápidamente y es que este
año el dorsal de la carrera está muy cotizado, ya que cae en sábado y hemos acudido
corredores de toda España. Seremos siete de la partida y sólo una chica, pero
vale por todos nosotros, hasta ha salido entrevistada en la Voz de Jaén como
corredora “mítica” de la prueba.
Para los pequeños hay una carrera
de 4 km, personalmente me parece mucho para los enanos de 8 y 9 años aunque
ellos están encantados. En esta ocasión cumplimos con la famosa paridad y
corren tres chicos y tres chicas, a los jienenses que la corren todos los años
en esta ocasión se unen tres de los madrileños, incluido mi sobrino mayor que
se había negado a correr la larga con su padre, pero al final el orgullo le
pica, pero sólo le da para la carrera infantil.
Ya con todo listo nos vamos al
hotel para dejar las maletas y organizarnos antes de la carrera, aunque las
pequeñas se quedan en casa de la Tía jugando. Intento descansar un poco pero sólo
me da tiempo a echar una cabezadita antes de tener que bajar a la puerta del
hotel donde hemos quedado. Los enanos que participan en la carrera se han ido
ya hace un rato y el resto nos dividimos en un grupo para ir a la carrera y
otro para subir hasta la Catedral a disfrutar de las hogueras y animar cuando
pasemos los corredores.
Vamos andando hasta la salida,
tardamos un rato pero así vamos calentando. Llegamos justo a tiempo de ver la
salida de los enanos, tenemos suerte y entre la multitud les vemos pasar, van a
toda velocidad cuesta abajo, me da la impresión de que no aguantaran pero son
capaces de mantener el ritmo y llegar a la misma velocidad a la meta como si no
hubieran corrido, que envidia de juventud.
Mientras ellos corren subimos a
casa de los padres de la mujer de mi primo que utilizaremos como puesto de
reunión y para dejar la ropa, una vez más la Organización perfecta. Desde la
terraza tienen una vista privilegiada sobre la línea de salida, es
impresionante el ambientazo de corredores y público. En la televisión de Jaén
están retrasmitiendo la carrera y vemos la entrada en meta de los enanos antes de
que bajemos a la calle para colocarnos en nuestro puesto de salida.
Entramos en el corral de salida
antes de que ni siquiera abran las vallas que dan acceso al arco de salida,
intentando buscar una buena posición y evitar la aglomeración de los primeros
kilómetros. Pero es imposible la gente lleva esperando desde hace más de media
hora para tomar las primeras posiciones. Estamos todos apelotonados como
sardinas en lata, no podemos ni movernos pero aún hay gente que intenta abrirse
paso entre la masa de corredores, yo sólo procuro no separarme del grupo. Por
fin abren la valla de separación y avanzamos los 50 metros que nos separan de
la línea de salida, la masa fluye pero en seguida vuelve a pararse y quedamos
otra vez aplastados esperando que den la salida.
Menos mal que solo transcurren un
par de minutos hasta que oigo el disparo de salida, estaba empezando a
agobiarme, yo siempre prefiero colocarme detrás para evitar los empujones pero
en esta ocasión la Organización es la que manda. Empezamos a correr, solo me
preocupo de intentar no perder a mis primos aunque es prácticamente imposible,
la salida es en bajada y la velocidad rápida. Me van pasando corredores por uno
y otro lado mientras yo paso a otros que salieron antes que yo, es un caos
maravilloso. Sigo la rueda de uno de mis primos mientras he perdido al resto, sé
que a un par de ellos los llevo por delante y que el resto se han quedado
detrás.
La gente anima a ambos lados de
la calle y así será durante toda la carrera, no recuerdo ni un metro donde no
hubiera gente a ambos costados, más o menos animosa pero siempre acompañando a
los corredores, esto no lo había vivido en ninguna otra carrera hasta hoy.
Comienza la subida que continuara
unos cuatro kilómetros hasta la Catedral, ya he perdido al único primo que tenía
a la vista, es tal la masa de corredores que no se si le he adelantado o me ha
dejado atrás. A partir de ese momento corro solo y toda mi atención está en
disfrutar del ambientazo, aunque siempre muy pendiente del resto de los
corredores ya que las calles son estrechas y los cambios de ritmo bruscos,
además de encontrarte con corredores más lentos a los que hay que esquivar.
Paso por delante de casa de mi Tía
y la localizo con mi enana y mi sobrina animando a un lado de la carrera,
intento acercarme para saludar pero es imposible, si freno algún corredor me
arrollara y cruzarse es seguro de accidente. Solo puedo gritarlas desde lejos,
la única que me escucha y se gira para verme es mi enana.
Si hasta ese momento las calles
eran estrechas, a partir de ahora se convierten en callejones que primero rodean
la plaza de toros y luego suben hacia el centro de la ciudad. Tengo que bajar
el ritmo y adaptarlo a los corredores más lentos. Me da por animar al resto de
corredores mientras atacamos las rampas más duras, al grito de “Vamos que solo
es una cuesta”, disfruto de la subida mientras algunos corredores me miran con
cara entre sorprendida y asustada.
La gente sigue animando y algunos
nos iluminan con las antorchas, aunque es cierto como me habían avisado mis
primos que el humo que desprenden hace que en algún momento te falte el aire.
Pero si hasta entonces el ambiente es especial cuando se llega a la altura de
la Catedral es un espectáculo, se forma un pasillo humano por donde pasamos los
corredores, la gente anima y te sientes especial.
Se supone que en esta zona debe
estar mi mujer y mis primas para animarnos pero aunque bajo el ritmo y pongo
toda mi atención, es tanto el público que soy incapaz de verlas aunque sé que
están en algún punto animando.
Comienza la bajada por el centro
de Jaén, por fin el grupo se separa un poco y al menos hay unos metros entre
los corredores que me permite dejar de estar pendiente del resto de los
corredores y disfrutar del entorno. Voy pasando las pancartas que marcan los
kilómetros y que en lugar de indicar a distancia recorrida nos avisan de los
que nos quedan para terminar, así paso por la que indica 4 kilómetros para
meta.
Volvemos en dirección a la salida
y otra vez corremos por calles especialmente
estrechas, aunque a estas alturas de la carrera el pelotón de corredores se ha estirado
y se puede correr con cierta comodidad. En esta zona por fin veo alguna de las
famosas hogueras que se encienden esta noche en honor a San Antón.
A falta de un par de kilómetros
veo a mi prima que va por delante, aprieto un poco el ritmo para alcanzarla. La
grito antes de llegar a su altura y se vuelve para reconocerme, ya estamos
juntos, ha llevado un gran ritmo pero ahora parece que las cuestas le están
pasando factura. La animo a que se enganche a mi ritmo y durante unos metros
acorto la zancada para adaptarla a su paso, pero en esta carrera es difícil
correr en grupo, ni siquiera en pareja y en seguida me doy cuenta de que es
difícil que corramos juntos. Además la cercanía del final y la sensación de
euforia que me ha acompañado desde los primeros kilómetros hacen que sin querer
aumente el ritmo y siga hacia delante.
Ya estamos de vuelta a la Avenida
de Andalucía donde es la salida y meta, ahora toca subirla y las piernas notan
el cansancio después de los kilómetros. Pero llego bastante bien de fuerzas,
teniendo en cuenta que vengo de un parón de entrenamientos de casi dos meses y
solo he corrido unos cuantos kilómetros esta semana para sentir de nuevo las
piernas, por eso decido que es el momento de apretar.
Pero es imposible, los
espectadores han bajado de las aceras y tomado la calle intentando ver a sus
conocidos, una avenida de más de tres carriles queda reducido a un pasillo de 4
o 5 metros por donde pasamos los corredores. Hay que tener cuidado de no
llevarse por delante a los espectadores que asoman la cabeza y decido relajarme
y disfrutar del espectáculo de la gente animando.
Cruzo la meta en un discreto
tiempo de 50 minutos y con un cierto dolor en el pie derecho, pero con la
sensación de haber corrido una carrera especial disfrutando de principio a fin.
A pocos metros de mi entra mi prima, a ella y a sus hermanos debo
agradecérselo, por su insistencia en que viniera a correr a Jaén y organizando
un fin de semana perfecto para todos, mayores y niños.
Esperamos al resto del equipo pero
transcurre el tiempo y no aparece nadie más, está claro que ya han tenido que
llegar y no les hemos visto. Me despido de mi prima, que como no ha tenido
bastante se vuelve corriendo a su casa, y me dirijo al punto de reunión
establecido. Me despisto un par de veces antes de dar con el portal de la casa
y me doy cuenta de que no me acuerdo del piso y tampoco tengo batería en el
móvil para llamar. Pero solo tengo que esperar unos minutos hasta que bajan mis
primos y puedo subir a cambiarme y que me acerquen al hotel a ducharme.
Una vez recuperado a disfrutar de
una gran cena familiar de nuevo todos juntos. Una mesa corrida para todos, en
donde no hacen más que aparecer platos de comida sin que tenga que encargarme
más que de disfrutarlos, un lujo de Organización. Los jóvenes se han ido por su
cuenta a cenar y disfrutar de la noche jienense y acuden al final de la cena.
Bajamos dando un paseo hacia el hotel disfrutando de la noche y bajando la comida.
El día siguiente aprovecho para
dar un paseo y conocer la ciudad, he venido ya varias veces siempre por
celebraciones familiares y nunca me ha dado tiempo a hacer la visita turística.
Junta a mi mujer, mi hija y mi sobrina que se queda con nosotros cuando sus
padres se van a Madrid, oímos misa en la Catedral y visitamos los Baños Árabes
y su Museo de los Oficios.
Una buena caminata por el casco
antiguo nos obliga a reponer fuerzas con una comida de menú en uno de los pocos
restaurantes que encontramos abierto en la zona, pero que resulta buenísima. Y después
de despedirnos de la Tía y llenar el coche con el indispensable y excepcional aceite
de oliva, volvemos tranquilamente a Madrid.
Así cerramos un fin de semana
perfecto, en donde tengo que agradecer a mi Tía y a los primos la perfecta
Organización. Así se disfruta más de las carreras, de verdad que muchísimas gracias.
Quedamos citados con los primos
para correr la próxima vez en Madrid, seguramente en la prueba Rock & Roll,
los menos aficionados los 10 km y los más valientes en la Media Maratón. Aunque
creo que les decepcionara algo el ambiente si lo comparan con la carrera de su
ciudad.