En contra de la corriente actual,
mucho más comercial, esta carrera mantiene el espíritu popular y el estilo de
las antiguas carreras de barrio. Sin grandes medios por falta de patrocinadores
y poco apoyo público, cada año su organización es una incógnita. De hecho este
año con el cambio de alcalde en nuestro ayuntamiento no se abrió la inscripción
hasta un par de semanas antes del día de la carrera.
A su favor su monumental
recorrido, un número reducido de dorsales que garantiza que se pueda correr
desde el primer kilómetro y poderse inscribir sin tener que estar atento a
cuando abren el plazo para evitar que se agoten los dorsales, son tres motivos
que en mi caso garantizan que disfrutare corriéndola. Quizás las fechas
estivales no animen a correr con el calor pero muchos corredores madrileños despiden
la temporada con esta carrera antes de irse de vacaciones y colgar por un mes
las zapatillas.
http://www.trofeosanlorenzo.es/
Domingo 8:30 de la mañana y ya
estoy en la salida de la carrera, después de un mes de julio de los más
calurosos de los últimos años, esta última semana se han moderado algo las
temperaturas en la capital, pero aun así ya empieza a sentirse el calor.
He quedado con un compañero de la
oficina que corre también y al que recogí el dorsal por que viene desde
Guadalajara. Solo coincidiremos para hacernos la foto de rigor en la salida y comentar
la carrera en la llegada de la carrera. Y es que los más de 20 años de
diferencia y mi lamentable estado de forma hacen imposible que pueda seguir su
ritmo por debajo de los 45 minutos.
Yo llevo únicamente un mes de
carrera en la playa, con entrenamientos lentos, cortos y muy frustrantes, ya
que ni las sensaciones ni los ritmos son
los que me gustarían. Pero aun así esta carrera me apetece mucho, normalmente
en estas fechas estoy fuera de Madrid y nunca puedo participar, pero este año
aprovechando que mi hijo viaja a Irlanda, he adelantado algo el retorno para
poder ponerme el dorsal de la carrera.
No hace falta calentar y nos
colocamos en la línea de salida. Antes hemos hecho un último intento por
localizar a otro compañero que también estaba apuntado, pero supongo que se
habrá quedado en la cama. Antes del pistoletazo de salida nos hacen retroceder
unos metros, para ajustar la distancia exacta de los 10.000 m, no hay arco de
salida ni control del chip en la salida pero es importante que la medición sea
exacta, como si a la mayoría nos importaran unos metros arriba o abajo.
Dan la salida y arrancamos, como
preveía mi compi sale como una bala, es cuesta abajo y por avenida ancha pero
aun así hay que esquivar a la gente, le aguanto unos metros pero está claro que
esa no es mi carrera, prefiero coger un ritmo cómodo y disfrutar del recorrido
y los monumentos.
Puerta de Toledo
Me dejo llevar aprovechando la cuesta
abajo a un buen ritmo camino de la Puerta de Toledo, el recorrido es el mismo
que en el maratón pero en sentido contrario. Recuerdo que hace unos meses
disfrutaba subiendo por estas mismas calles con más de 30 kilómetros en las
piernas, hoy las disfruto igual pero con las piernas mucho más frescas.
Avanzamos por la Ronda de Toledo
y a la altura de la calle Cascorro nos cruzamos con los últimos puestos del
castizo Rastro de Madrid, hace años que no lo frecuento y me trae recuerdos de
mi juventud cuando en alguna ocasión venía a comprar ropa militar en mi época
más guerrera. Me hago el propósito de volver a visitarlo y enseñárselo a mis
hijos.
Atravesamos la Puerta de Toledo y
bajamos en dirección al rio. El sol aprieta y es curioso ver como todos los
corredores nos pegamos a las aceras buscamos la sombra de los edificios.
Jardines de Campo del Moro
Ahora corremos por la Ronda de
Segovia a coger la calle del mismo nombre y hasta el kilómetro 3 es todo
bajada, eso se nota en que los corredores vamos animados de charleta sin
aparente esfuerzo. Pero todo lo bueno se acaba y tomamos la ribera del rio y
empezamos a llanear.
Tomamos el Paseo de la Virgen del
Puerto, aunque todo el mundo sabe que en Madrid no hay ni puerto ni playa. A nuestra
derecha los Jardines del Campo del Moro coronados por el Palacio Real y al otro
el Manzanares y el Madrid Rio, unos metros para disfrutar y controlar el ritmo
pues se acerca la gran cuesta del recorrido.
Dejamos a nuestra izquierda el
emblemático Puente del Rey, entrada a la Casa de Campo y lugar por donde se
cruza por primera vez el río en el recorrido de la maratón y llegamos hasta la
Estación de Príncipe Pío.
Cuesta de San Vicente
Ahora sí que la carrera se
empina, es el momento de apretar los dientes e intentar aguantar el ritmo. Está
claro que mis piernas no se han olvidado de correr y voy superando a muchos
otros corredores que han ido muy alegres en la cuesta abajo.
Esta cuesta se llamaba
antiguamente Cuesta del Río o Cuesta del Palacio Nuevo, su nombre ha cambiado
pero su inclinación permanece a pesar de los años.
Pasamos por el subterráneo
de las calle Bailen y superando el último repecho aparecemos triunfantes en la
Plaza de Oriente, se acabó la cuesta y las piernas lo agradecen.
Plaza de Oriente – Palacio Real
El paso por la Plaza de Oriente y
el Palacio Real es uno de esos momentos para disfrutar en cualquiera de las
pocas carreras que tienen permiso para pasar por sus puertas. Aunque hay que
tener cuidado con los grupos de turistas japoneses que andan despistados y se
cruzan y por supuesto sufrir el empedrado del camino.
Cruzamos por delante de la
Catedral de la Almudena, siempre que tengo ocasión de verla me queda la duda de
si me gusta o no, según mi hermano arquitecto es un total despropósito, feo y
que rompe toda la uniformidad de la vista, pero es una catedral y como tal debe
ser grande y recargada o al menos así recuerdo las catedrales clásicas.
A la salida de la plaza como
ocurre siempre la calle se estrecha y se produce un embotellamiento, hay que
tener cuidado con los bolardos y algún corredor se lleva más de un susto.
Viaducto de Segovia
Alcanzamos el viaducto que aun
compartiendo el nombre del famoso acueducto de Segovia no tiene ninguna
relación y es más famoso por ser el lugar habitual de suicidios en la capital.
La mitad del viaducto está
cortado al tráfico para que podamos pasar los corredores pero el otro sentido
se mantiene abierto al tráfico, aunque mejor sería decir que está abierto al
atasco de los coches. Un taxista parado a nuestro lado, nos pregunta que hacia
donde corremos, que él nos puede llevar a donde nosotros vayamos.
Ando un poco despistado, al ver
el recorrido en el mapa pensé que giraríamos a la izquierda dirección al
centro, pero seguimos por la calle Bailen, pasando por delante de la monumental
iglesia de San Francisco el Grande. Pienso que han cambiado el recorrido como
otros años y no pasamos por la Puerta del Sol, pero llegamos de nuevo a la
Puerta de Toledo y giramos para volver sobre nuestros pasos por la calle
Toledo.
Volvemos a la cuesta arriba y en
esta ocasión por una calle con tramos empedrados, ya empiezan a notarse el
calor y sobre todo los 6 kilómetros de carrera. Pero llega el avituallamiento y
aunque caliente el agua se agradece.
Puerta del Sol
Tomamos la calle Mayor, ahora lo
complicado es evitar al gran número de peatones, principalmente turistas, que
transitan por estas calles y que nos cruzan por delante sin avisar. Casi choco con uno de ellos que
arrastra una gran maleta de ruedas, pero en el último momento evito la
colisión. Es parte de la diversión de correr por el centro, aunque el ambiente
es mucho mejor.
Desembocamos en la Puerta del Sol
y cruzamos por delante de la Casa de Correos y su famoso reloj de fin de año,
el kilómetro cero y la estatua del oso y el madroño, una visita turística de
200 m en menos de 15 segundos. Mucha gente pero pocos animando, muy distinto a
cuando la cruce en el maratón y la gente forma un pasillo para que pasemos los
corredores, pero aun así es un lujo que la carrera pase por un lugar tan
emblemático.
Congreso de los Diputados
Salimos de la Puerta del Sol
tomando la Carrera de San Jerónimo, al principio en una leve cuesta arriba pero
enseguida cambia y bajamos animadamente en dirección al Congreso de los
Diputados. Saludo a sus leones al pasar por delante y me lanzo en dirección a
la Plaza de Neptuno.
Es el kilómetro 8 y voy muy bien
de piernas, de aquí al final el recorrido es favorable por lo que decido que es
el momento de abandonar la visita turística y acelerar un poco a pesar del
calor que ya aprieta.
Plaza de Neptuno
Saludo al dios rojiblanco y me
lanzo por el Paseo del Prado buscando el final de la carrera. El tráfico no es
esta cortado y solo nos han marcado un estrecho pasillo con conos que nos
protege de los vehículos. Está claro que la carrera no tiene suficiente
importancia para que corten una de las vías principales de Madrid.
No me importa demasiado, a estas alturas la carrera se ha estirado y
corro prácticamente solo.
Plaza de Atocha
Lanzado cruzo Atocha y dejando a
un lado el espectacular Museo Reina Sofía, tomo la Ronda de Atocha en dirección
a la salida.
Pero hay sorpresa final y nos desvían a la derecha por una última
cuesta de 400 m con la que no contaba y que se hace eterna, miro el reloj y
compruebo que puedo bajar de los 50 minutos, no es momento de relajarse.
En esta zona recibo los ánimos de
otros corredores que ya han terminado y que me hace que no baje el ritmo. Cruzo
la meta con un tiempo de 48 minutos, algo impensable cuando arranque en la
salida y que me deja muy satisfecho. Es una inyección de ánimos para continuar
con los entrenamientos.
Me encuentro con mi compañero en
la meta, ha bajado de los 44 minutos pero lastrado por el calor y una mala
digestión y es que no se puede ir a cenar a un mejicano la noche anterior a una
carrera. Nos dirigimos hacia los coches cuando nos cruzamos con el compañero
perdido que está terminando los últimos metros de la carrera. Me extraña verle
tan retrasado pero más tarde me contara que llego tarde a la salida y salió por
detrás de la ambulancia perseguido por los municipales que cerraban el
recorrido y desde entonces ha tenido que recuperar terreno.
Carrera altamente recomendable
por recorrido especialmente bonito, son diez kilómetros monumentales por una de
las zonas más emblemáticas del centro de la capital. Quizás la Organización no
sea perfecta pero mantiene el encanto de las carreras de barrio y sorprende
gratamente la variedad de bebidas que dan en la meta y que están especialmente frías así como la gran cantidad
de voluntarios y es que aunque sea una carrera de barrio se nota que se vuelcan
con el corredor.
A los últimos llegados a este
mundo nos sorprende recoger el dorsal en un local social próximo a la Plaza de
Lavapies, muy distinto de las inútiles ferias del corredor o la obligación de
pasar por el Centro Comercial de turno que sufrimos en la mayoría de las
carreras de nuestra capital.
Estoy convencido de que siempre
que esté en Madrid procurare correrla.
Por cierto muy guapo el cartel y
la camiseta de este año con una viñeta de Forges que simboliza perfectamente el
espíritu del corredor popular.