viernes, 28 de febrero de 2020

XLIII Media Maratón Popular de Moratalaz - La veterana madrileña


Domingo 17 de Noviembre del 2019

La Media Maratón Popular de Moratalaz es la más veterana de todas las carreras populares que se realizan en Madrid. Este año cumple su 43 edición, esto quiere decir que su primera edición se corrió en el año 1977 y ya entonces tuvo una participación destacable de 600 corredores.

Hoy en día es fácil correr en Madrid para los que nos hemos animado al amparo del boom del atletismo popular y las carreras por las ciudades de los últimos años. Pero estamos hablando de una época en donde correr por las calles madrileñas estaba mal visto y en algunos casos hasta perseguido, en esa época España venía de correr delante de los grises.

Si hacemos la comparación con el resto de medias maratones que se realizan en Madrid resulta aún más llamativo, de las más multitudinarias que tienen lugar en la capital la Media de Madrid celebra su 20 edición, pero es que la Rock & Roll solo cumple 6 ediciones. Las 36 ediciones de la Media de Fuencarral o las 39 de la Universitaria se acercan pero las 15 de la Latina no llegan ni a la mitad. Solo el Maratón y la San Silvestre Vallecana con 42 ediciones se pueden considerar coetáneas de esta carrera.

Por lo tanto cualquier corredor popular de la capital debería correr esta carrera al menos una vez en su vida y poder contar que el participo en la carrera más veterana de la capital. Sobretodo antes de que desaparezca absorbida por la vorágine en que se ha convertido el circuito de carreras populares, como le ha ocurrido a la Media Rockera de Villaverde que no se celebra desde 2018 cuando iba a correrse su 34 edición.

En cuanto al recorrido de esta media consiste en dos vueltas a un circuito por las avenidas más anchas del barrio de Moratalaz. El recorrido encadena largas rectas por anchas calles en donde es fácil correr unidas por plazas y rotondas alrededor de las que deberemos girar. Un circuito bastante plano sin subidas ni bajadas significativas, pero siempre picando un poco como siempre ocurre en Madrid.

Lo más significativo que la meta se encuentra ubicada en la Pista de Atletismo del Centro Municipal. Una instalación muy característica por su tartán de color azul y que desde que se demolió el Estadio Vallehermoso se considera el estadio del atletismo de la capital, donde se ha realizado el Meeting de Madrid y los Campeonatos de Madrid y España de los últimos años.

La Organización sencilla pero eficaz, un buen avituallamiento durante la carrera y en la meta, donde además nos reciben con un caldo calentito que es poco habitual pero que se agradece para combatir el frio que siempre acompaña en el mes de noviembre en Madrid. Como lunar negro el hecho de que en su información especifique que solo se pueden recoger los dorsales el miércoles, jueves y viernes antes de la carrera y además en horario comercial lo que a la mayoría nos complica mucho, pero luego se entreguen dorsales la misma mañana de la carrera en la pista de atletismo.
















Domingo temprano y ya estoy en el metro en dirección a la estación de Pavones para correr la Media Maratón Popular de Moratalaz y rendir mi pequeño homenaje a todos los que durante 43 años han mantenido en funcionamiento esta carrera popular.

Estamos hablando del año 1977 en que se celebraron las primeras Elecciones Generales tras la caída de la dictadura, fue el año de la Matanza de Atocha por parte de terroristas de extrema derecha y en ese mismo año todavía actuaban el GRAPO con 8 asesinatos y ETA con un total de 11 muertos. En 1977 todavía pagábamos en pesetas, el pan costaba 9 pesetas y el periódico solo 8. Para los seguidores de la saga es el año en que se estrenó La Guerra de las Galaxias, primera de las nueve que la forman y que ahora los modernos llaman Star Wars.

Solo existían dos canales de televisión, TVE y TVE2 y la serie de la época eran Curro Jimenez, el programa documental El Hombre y la Tierra y el de entretenimiento infantil Un globo, Dos globos, Tres globos, todos ellos se consideran hoy en día programas de culto. También fue el primer año en donde en navidades tuvimos por primera vez anuncio de Freixenet y sus famosas burbujas.

En lo deportivo los ídolos españoles del momento eran Severiano Ballesteros y Ángel Nieto ambos ya fallecidos y en el año 1977 el Atlético de Madrid ganaba la liga.

Por eso hoy mi carrera es un pequeño homenaje a la Asociación Atlética Moratalaz capaz de ser pionera en Madrid y lo que es más importante mantenerse durante todos estos años siendo una carrera de barrio.

Mientras viajo en el metro pensando en mis cosas, se me acerca otro corredor que ha visto mi dorsal para preguntarme donde se recoge. Según las instrucciones de la carrera el dorsal se debía recoger de miércoles a viernes en un concesionario de Renault casi al final de la Calle Alcalá en horario comercial y no se entregaban el día de la carrera. Algo bastante complicado para los que trabajamos y que me obligo a escaparme de la oficina a media mañana para poder recogerlo. Así se lo explico, pero el está convencido de que como otros años se puede recoger en el polideportivo antes de la carrera, me quedo sorprendido y mosqueado. Y cuando al llegar mas tarde a la salida descubro que mi compañero tenía razón y hay un montón de corredores que están recogiendo el dorsal pocas horas antes de comenzar la carrera, mi mosqueo se convierte en enfadado con la Organización, si lo se me ahorro el paseo.Ya no tiene remedio pero no me vuelven a pillar de tonto.

Como casi siempre he llegado temprano y hago tiempo viendo los partidos de futbol que se juegan en los campos anexos a la pista de atletismo en donde terminamos la carrera. Se va acercando la hora y me preparo, hace fresco y hasta amenaza lluvia han empezado a caer algunas notas, con el diluvio de la Nocturna de Toledo hace un par de semanas ya he tenido suficiente por lo que espero que hoy me respete el cielo. Dejo la mochila en el guardarropas en donde todavía no hay demasiadas colas para dirigirme a la salida que está en la Calle Fuente Carrantona muy próxima al polideportivo.


He sido previsor y me he quedado con unas monedas para tomarme un café en un quiosco cercano protegido del frío. Como yo muchos otros corredores han tenido la misma idea y está muy animado. Mi café se acaba y la hora de salida se acerca, no me queda más remedio que abandonar el cobijo y acercarme a la salida para calentar un poco.

No somos demasiados corredores los que nos hemos juntado en esta fría mañana de Noviembre, según la organización hasta un máximo de 1000 entre las dos carreras, aunque en meta seremos solo unos 700. Para cualquier carrera de “provincias” sería un gran número, pero en Madrid es una participación modesta. Aunque eso nos facilitara correr cómodos a los valientes que nos hemos apuntado.

Dan la salida y comienzo a correr, hoy mi planteamiento es tomármelo con mucha calma, correr lo que me pida el cuerpo y no forzar, quiero evitar el sufrimiento y las malas sensaciones con las que acabe mi última media en Soria, la marca hoy no tiene importancia. Y buscando un ritmo cómodo y unas sensaciones agradables me coloco en el grupo de corredores, los primeros metros transcurren por una avenida ancha y es fácil buscar nuestra posición en el grupo sin grandes aglomeraciones.

La verdad es que todo el recorrido es muy cómodo, no hay grandes subidas ni grandes bajadas, no hay curvas cerradas ni calles demasiado estrechas, no hay que buscar un hueco entre los corredores o subirse por las aceras para adelantar. El recorrido no tiene ninguna exigencia y eso favorece que el corredor mantenga un ritmo regular y continuo que siempre da buenos resultados y lleva a que las sensaciones sean muy buenas.

La carrera tampoco tiene ningún punto significativo y es que una vez terminada no puedo recordar algún edificio o entorno que me llamara la atención. Se pasa por varias plazas sin nada especial que las diferencie y  solo recuerdo la parada de metro Pavones que marcaba el final de la cuesta más empinada del recorrido para girar y recorren en sentido contrario la bajada más rápida del circuito.

Un recorrido poco atractivo pero muy recomendable para correr. Y básicamente es lo hice esta mañana de domingo, pude correr sin sufrir, sin dolor a un ritmo controlado y alegre en todo momento y sabiendo que la marca en la meta sería buena. Y esto es un lujazo, es lo que buscamos todos cuando entrenamos y nos decidimos a colocarnos en la línea de salida de cualquier carrera, que nuestros entrenamientos nos luzcan, que suframos poco, disfrutemos mucho y en la meta una marca mejor de lo que esperábamos cuando comenzamos la carrera.


Por supuesto alguna anécdota hubo en la carrera que merece la pena contar:
  • Mas policía que público y tan aburridos debían estar que eran los que más animaban a nuestro paso. En un tramo uno de ellos jaleaba a los que corrían detrás de mí para que no perdieran mi rueda, gritándoles que me siguieran. A otro lo sorprendí cuando le grite un Jesús cuando a mi paso le dio por estornudar.
  • Una chica que animaba a su pareja con una emoción desmedida, preguntándole una y otra vez que si iba bien y calificándole de héroe. Y debo reconocerle que tenía mucho mérito, creo que ella corrió mas esta mañana que alguno de los corredores que participaban en la prueba, pues aparecía en cualquier punto del recorrido animando como si le fuera la vida en ello.
  • Las liebres que marcaban los tiempos no corrían sino pedaleaban. Montados en sus bicicletas nos marcaban a los corredores la referencia. Yo adelante a la de los 5 min/km al comienzo de la segunda vuelta y el chaval tenía dificultades para mantener ese ritmo sin caerse de la bicicleta. Aunque todo mi agradecimiento por que me dio la referencia real que necesitaba para saber que mi ritmo era bueno.
De este modo me plante en la entrada de la pista de atletismo y fue el primer momento en todo la mañana en que cambie el ritmo y forcé para alcanzar cuanto antes el arco de meta. Una gran marca de 1:42:10 aunque tiene un poco de trampa porque mi reloj marcaba unos 200 metros menos.

Lo mejor del avituallamiento en la meta el caldo calentito para entonar el cuerpo. Al contrario que en Soria en donde llegue tan perjudicado que no puede disfrutar de los torreznos en esta ocasión di buena cuenta de dos vasos de caldo que me supieron a gloria. Terminada la carrera ya solo me quedo recoger mi mochila, cambiarme de ropa y volver en metro a mi casa con una media más en mi palmares, poco sufrimiento en mis piernas y una gran satisfacción personal.

Y con esta carrera termino mi objetivo del año 2019 de correr 10 medias maratones en 12 meses. En realidad han sido 9 medias y un 8K. De la lista inicial se cayeron Pamplona, Bilbao y Córdoba que fueron sustituidas por Santander, Toledo y Moratalaz.

Intentar decir cual de ellas ha sido la mejor me es casi imposible, ni siquiera me veo capaz de clasificarlas de mejor a peor. Dependiendo de lo que une busque en una carrera se decantara por una u otra prueba y por supuesto dependiendo de cómo se le dé el día tendrá un mejor o peor recuerdo. Todos sabemos lo subjetivo que resultan nuestras impresiones de una prueba.

Por ello he preferido dejaros aquí una tabla con algunos datos de la carrera, y mis valoraciones muy personales sobre el recorrido y la calidad de los servicios. Así cada uno puede sacar sus propias conclusiones.


Viendo los datos de participación y si eliminamos la Media de Madrid que es la de mayor participación no solo de estas pruebas sino casi de toda España. Podemos decir que Toledo, Albacete, Salamanca y Coruña tienen una alta participación, Castellón y Moratalaz media y en Guadalajara y Santander la participación es baja. Sorprende la baja participación en una capital tan importante como Santander y a destacar que los dorsales de la media salmantina se agotan rápidamente, mientras que en el resto no hay problemas para conseguir un dorsal.

Si lo que quieres es hacer una buena marca olvídate de Guadalajara, Toledo, Salamanca o Madrid. Pero puedes intentarlo en Albacete, Coruña o Moratalaz siempre que tus fuerzas te acompañen y no te encuentres con el viento, el calor o la lluvia.

La más veterana con diferencia es la Media de Moratalaz y sorprende la juventud de las medias de capitales tan importantes como Coruña, Salamanca o Santander. La mayoría comparten varias distancias y el recorrido tiene dos o más vueltas a un mismo circuito, personalmente prefiero los recorridos de una sola vuelta y a una sola distancia por eso me quedaría con Madrid o Salamanca.

Si eres de los corredores que como es mi caso les gusta aprovechar sus carreras para hacer turismo y disfrutar de las ciudades, sin duda tu carrera es Madrid aunque Salamanca, Coruña, Santander, Soria o Toledo dan para un maravilloso fin de semana. Si lo que quieres es correr por las zonas mas emblemáticas y disfrutar de un entorno especial debes decidirte por las carreras en Salamanca y Toledo. La mejor animación en las calles de la carrera albaceteña, aunque en Toledo, Salamanca y Madrid tampoco corres solo. En el extremo opuesto Moratalaz y sorprendentemente también Coruña y Santander donde las ciudades dan la espalda a su carrera.

A destacar el avituallamiento final en Guadalajara con sus migas, Soria con torreznos y cerveza fría y el caldo caliente de la media de Moratalaz. En cuanto a las bolsas del corredor, todas incluyen camiseta de mejor o peor gusto y calidad, bebida y comida, pero la de Guadalajara con sus bizcochos borrachos y la de Albacete con sus cuchillos se colocan por encima de las demás.

Y cuando terminas la carrera la peor con diferencia la Media de Madrid, es cierto que el número tan elevado de participantes y terminar en el centro madrileño es un inconveniente pero una carrera de su nivel no se lo puede permitir. Moratalaz, Guadalajara, Salamanca y Albacete a destacar antes y después de la carrera.

Si tomamos la clasificación de competiciones en ruta que realiza todos los años la Federación Española de Atletismo solo la Movistar Media Maratón de Madrid (3) y la Media Maratón Ciudad de Albacete – Carrera de la Navaja (8) están dentro de las diez primeras del ranking. Tenemos que irnos a la posición veinte para encontrar a la Media Maratón A Coruña 21 (20) y diez puestos más abajo para que aparezcan la Media Maratón Ciudad de Castellón (30) y la Media Maratón Abel Antón Ciudad de Soria (31). Guadalajara, Salamanca, Santander y Moratalaz ni siquiera aparecen en esta clasificación de cuarenta y una medias maratones nacionales.

Personalmente me gusta recibir una medalla al terminar mi carrera y si es bonita todavía mejor. En este apartado, al menos este año, las mejores han sido Soria, Guadalajara y Salamanca. Y me sorprende que carreras como Coruña, Santander o Toledo se la ahorren.

viernes, 31 de enero de 2020

XII La Nocturna de Toledo - Carrera Imperial


Sábado 19 de Octubre del 2019

La Nocturna toledana es una de esas pocas carreras que puedes recomendar a todos los corredores independientemente de su nivel o motivación con la seguridad de que van a disfrutar mientras corren, aunque quizás no sea la mejor para aquellos que quieran correr rápido o buscar una marca.

La carrera ofrece dos distancias, una larga de 8 km que resulta algo “extraña” ya que estamos más acostumbrados a los típicos 10K y una corta de 5 km más asequible para cualquier corredor. Comparten recorrido y meta pero la salida de la larga es desde el Puente de Azarquiel al otro lado del rio y la corta se incorpora en el interior de la Plaza de Toros. Las salidas se desfasan 15 minutos lo que quiere decir que debes correr rápido los tres primeros kilómetros si quieres evitar las aglomeraciones que se producen a la salida de la plaza de toros o dejarte llevar para cruzar la plaza cuando ya se hayan incorporado los corredores de la carrera corta, ante todo se debe evitar coincidir por que el atasco es tal que te obligara a pararte.

Mucho cuidado porque el recorrido es duro, nos tendremos que enfrentar a cuestas empinadas, curvas constantes y un suelo adoquinado. Además en algunos tramos del centro  las calles se estrechan y hay que tener cuidado de no tropezar con otros corredores.

Pero lo que hace realmente especial a esta carrera es el recorrido, se sale desde el Tajo para recorrer los primeros kilómetros por fuera de la ciudad imperial completando prácticamente una vuelta completa alrededor del casco antiguo, para luego entrar en el y recorrer sus calles y plazas, rodeando la Catedral y acabando frente al Alcázar Toledano.

El recorrido exterior bordea parte de la muralla dejando a su paso la Puerta de Alcántara, la Puerta del Sol y la Puerta de Bisagra y llevarnos hasta el interior de la Plaza de Toros para correr por su albero. El rio se cruza en tres ocasiones nada más comenzar por el moderno Puente de Azarquiel desde donde disfrutaremos de las mejores vistas posibles de la ciudad, por el Puente de la Cava para volver a los pocos metros por el maravilloso Puente de San Martin y disfrutar de uno de esos momentos mágicos de la carrera.

Pero lo mejor del recorrido comienza cuando atravesamos la Puerta del Cambrón para entrar en la ciudad y dejarnos envolver por el encanto y la magia de una ciudad como Toledo. Tras cada esquina nos espera una sorpresa, una experiencia distinta, algo especial y como corredor solo hay que intentar disfrutarlo si el físico y las piernas te lo permiten. Y todo ello además envuelto en la magia que da correr por la noche, con las calles y edificios iluminados y esa sensación de clandestinidad que da la oscuridad.

La carrera dispone de todos los servicios que se puedan esperar de una prueba de este tipo, bolsa del corredor, camiseta conmemorativa, medalla, avituallamiento, ropero y duchas en la meta. A destacar la posibilidad de recoger el dorsal el mismo día de la carrera lo que agradecemos los que venimos de fuera de la ciudad y la existencia de aparcamientos gratuitos cercanos a la salida. Además la carrera te obsequia con la pulsera de Toledo que permite visitar gratuitamente algunos de los monumentos de la ciudad durante todo el fin de semana y así pasar el día visitando Toledo.













Hay carreras que recordaras siempre por su recorrido, porque corres por parajes especiales y bellísimos, porque pasas por monumentos o edificios emblemáticos que estudiabas en los libros del colegio o simplemente porque las calles por donde avanzas tienen un sabor especial.

Otras carreras las tendrás en tu memoria por el ambiente antes, durante o después de correr. Por toda esa gente que te anima a lo largo del recorrido y que aunque no te conoce está deseando que consigas tus objetivos. Porque la animación en cada esquina es brutal o en la meta te reciben como si hubieras ganado y eso te hace olvidarte de tu sufrimiento.

Y algunas no las puedes olvidar por el día en que las corriste, porque coincidió con el aniversario de un día especial en tu vida como tu cumpleaños, la fecha de tu boda o el día de tu Patrón o te recuerda a alguien especial que te abandono en esa fecha hace pocos o muchos años pero que siempre está presente.

También están aquellas que no puedes olvidar por las circunstancias a las que te tuviste que enfrentar y que hicieron de esos kilómetros algo épico. Esa carrera con un viento huracanado que no te permitía avanzar, aquella lluvia torrencial a mitad de recorrido que te dejo helado y empapado hasta los hueso o aquella tórrida mañana en donde corriste buscando siempre la sombra y algo de agua como un perdido en el desierto.

Tengo la suerte de que en la mayoría de las carreras en que he participado al menos se ha dado algunas de las circunstancias anteriores que hacen que las recuerde con cariño. Pero en  la Nocturna de Toledo por primera vez se juntaron todas en una sola carrera para hacer de esos kilómetros algo inolvidable.

Un recorrido espectacular desde la salida hasta la meta, con rincones y callejas que te dejan huella y acrecentado por el horario nocturno. Un público entregado que animaba al paso de los corredores en cada esquina y plaza a pesar de la incomodidad de las circunstancias. Su cercanía con la fecha de mi 52 cumpleaños y a mi edad siempre hay que celebrarlo. Pero sobre todo por la lluvia torrencial que descargo sobre los corredores en cuanto se dio la salida a la carrera y que produjo auténticos ríos en las calles toledanas en los que chapoteábamos mientras corríamos.

Casi siempre que corro fuera de Madrid procuro ir con la familia, en esta ocasión aprovechando la proximidad de Toledo y que la carrera es nocturna la idea era ir a pasar el día para disfrutar de la ciudad imperial, comer tranquilamente y luego me esperarían en las calles del casco antiguo para verme pasar. Pero la previsión de lluvias durante todo el día cambio los planes y decidí ir directamente a correr y dejar para el año que viene la excursión toledana.


Por lo que tras comer con la familia y después de descansar algo, me voy solo a Toledo aunque mi enana insista en acompañarme. Al llegar a la ciudad me dirijo directamente a retirar el dorsal, por la previsión de lluvia han trasladado la feria al  Centro de Recepción de Turistas Toletum, una más de esas obras millonarias que podemos encontrarnos por toda España y que han quedado en desuso por las disputas políticas.

Como yo muchos otros corredores están recogiendo el dorsal, hay mucha animación en el parking exterior pero dentro de la feria muy poco ambiente. Resulta algo triste y solo anima a coger nuestro dorsal y salir corriendo, aunque la ventaja es que no hay que esperar.

Siguiente parada el parking de Azarquiel al otro lado del Tajo pegado a la salida de la carrera para abandonar el coche. Pero aunque todavía faltan un par de horas para comenzar la carrera el acceso al puente ya está cortado por la policía y es que por el puente transcurren los primeros metros de la carrera. Nos desvían al  parking del Safont situado antes de cruzar el rio, hay un buen follón en la entrada pero con un poco de paciencia consigo aparcar el coche.

Ahora sí que estoy preparado, pero todavía es pronto para ir a la salida por lo que dudo entre quedarme en el coche pues hace fresco o aprovechar el tiempo para dar un paseo y disfrutar de Toledo. La tarde anima a pasear y abandono el refugio del coche, pero me quedo con el chubasquero puesto por si llueve. Hasta ahora el cielo nos ha respetado y no está lloviendo, todos los corredores estamos rogando para que aguante un par de horas más hasta que termine la carrera.

Cruzo tranquilamente el Puente de Azarquiel disfrutando de las vistas impresionantes del Alcázar y el casco antiguo de Toledo. El puente esta tomado ya por los corredores y sus acompañantes y en el arco de salida hay mucho ambiente. Me alejo caminando por la ribera del rio hasta el Puente de Alcántara que junto al Puente de San Martin eran antiguamente los dos únicos pasos sobre el Tajo. Este puente conecta el Castillo de San Servando con la ciudad a través de la Puerta de Alcántara. Cruzo la puerta para entrar en la ciudad que me recibe con una calle empinada y empedrada característica común a todo el casco toledano. Para el corredor es una mala combinación pero tiene un encanto especial como descubriré durante la carrera.


Va anocheciendo y la ciudad se ilumina, regreso al otro lado del rio para comprobar que ya luce esplendido el Alcázar, que es el punto de meta de la carrera. Viéndolo tan arriba desde el rio podemos hacernos una idea clara del esfuerzo que va a significar terminar la carrera.
Vuelvo al puente de Azarquiel y caliento un poco antes de la carrera, la noche no es fría pero en cuanto se ha ido el sol la temperatura ha bajado un par de grados. Se acerca la hora y me quito el chubasquero que me protegía para atármelo a la cintura, en cuanto empiece a correr estoy seguro que me va a sobrar todo. Nos vamos colocando tras el arco de salida situada solo en uno de los lados de los dos sentidos del puente, aunque en cuanto lo crucemos podemos ocupar ambas direcciones para cruzar el rio.

No tengo ninguna previsión de marca, es una distancia poco habitual y lo que quiero es disfrutar del recorrido por lo que me coloco bastante atrás. Tras darse la salida aun tardo un rato en cruzar el arco, no es que seamos demasiados corredores pero creo que todos hemos optado por tomárnoslo con calma y guardar fuerzas para los últimos kilómetros que son muy exigentes.

Ha sido darse la salida y empezar a llover parecía que el cielo estaba esperando también el pistoletazo de salida para descargar. Todavía llueve flojo y se soporta bien, pero no da la impresión de que vaya a parar, al contrario parece que va a más.

Cruzamos el rio con muchísima gente animando a ambos lados y al llegar a la rotonda giramos a la izquierda para tomar la ronda paralela al río que nos lleva hasta el Puente de Alcántara. Pero unos metros antes de llegar a su altura nos desviamos a la derecha para comenzar la primera cuesta importante que nos lleva hacia Toledo. Corremos en paralelo a la muralla subiendo hasta la Puerta del Sol que dejamos mientras continuamos subiendo y subiendo.


El primer paso marcado en el recorrido es la Plaza de Toros, se atraviesa corriendo por el interior del coso, lo que tiene cierta gracia. Además es el punto de partida de la carrera corta de 5K y cuando llego acaban de dar la salida unos minutos antes, por lo que se ha formado un gran embotellamiento para salir por la puerta de chiqueros. Tengo que parar de correr y andando salimos como los toros camino del matadero, se me corta el buen ritmo que traía y además con la lluvia que empieza a caer de forma importante me quedo algo frio.

Por fin conseguimos salir de la Plaza de Toros de vuelta hacia la ciudad, intento adelantar a los corredores más lentos pero es muy difícil porque las calles son estrechas, en más de una ocasión se produce algún encontronazo. Sé que no debería pero cierro a algún corredor cortándole la trayectoria para adelantarle, pero es que se corre en grandes grupos que ocupan toda la calle y bloquean el paso, es un poco caótico.

Por fin salimos a la Calle Duque de Lerma y se vuelve a correr con cierta tranquilidad, llegamos a la altura de la Puerta de la Bisagra una de las más emblemáticas de la ciudad. En este punto hay muchísimo publico animando, ya es de noche cerrada y la iluminación hace de este paso algo realmente emocionante del que procuro disfrutar todo lo que puedo.
Ahora bajamos por la Avenida de la Cava de vuelta al Tajo, perdiendo toda la altura que habíamos ganado. Son unos kilómetros muy cómodos para recuperar fuerzas pero con cuidado de no resbalar pues la lluvia empieza a mojarlo todo, incluido a los corredores que ya vamos empapados y chorreando agua. A la carrera se han incorporado un montón de chavales jóvenes que corren con sus padres o con sus clubs de atletismo, es algo que no es normal en las carreras populares y es muy de agradecer.

Cruzamos el rio por el moderno puente de la Cava y bordeamos por la ribera para volver a entrar a la ciudad a través del Puente de San Martin, es otro de los pasos marcados en el recorrido y de los más bonitos de toda la carrera aunque el camino se estrecha y hay que reducir el ritmo para evitar problemas. Toca subir de nuevo, paradójicamente en esta ocasión por la Bajada de San Martin, y entrar en el casco de la ciudad por la Puerta del Cambrón quizás la más la antigua de todas.

Ya está diluviando y las calles parecen ríos, además como subimos vamos contra corriente, no hay forma de evitar el chapoteo y decido que me da igual, corro por medio de la corriente mojándome zapatillas y calcetines. Empezamos a correr por callejuelas estrechas, en algunas no hay ni aceras y se corre encerrado entre las paredes de las casas que la flanquean. El recorrido se hace mucho más revirado, es una continuación de curvas y repechos bastante exigentes, pero muy divertido.


Y es cuando la adrenalina se me dispara y empiezo a subir el ritmo adelantando a corredores mientras les animo gritando “vamos campeones”, “ya queda poco”, “venga que el final de la cuesta esta hay cerca”. Ya me había ocurrido en otras carreras pero esta vez no me corto, total nadie me conoce. Las reacciones de mis compañeros de carrera varían desde la cara que me ponen algunos de este tio es un cretino a las sonrisa de complicidad y las gracias de otros que agradecen los ánimos. No faltan los que se animan a subir su ritmo y venirse conmigo y hasta algún picado acelera para dejarme atrás y marcar territorio.
Y así de animado y disfrutando totalmente de la carrera, empapado y chapoteando en las calles encharcadas recorro el centro histórico de Toledo. Atravesamos plazas y callejuelas disfrutando del encanto especial de Toledo, se abre una plaza para enseguida desviarnos por una calle estrecha que nos vuelve a encerrar entre altas paredes.

Llegamos hasta la Plaza del Ayuntamiento para disfrutar de la fachada principal de la Catedral y la del Ayuntamiento, en esta zona la gente aguanta animando a nuestro paso protegidos de la lluvia como pueden bajo los alerones de los edificios o las terrazas de los bares. Son los últimos kilómetros de la carrera, bordeamos la fachada sur de la Catedral para llegar a la Plaza Mayor, volver a desviarnos para llegar hasta la Plaza de las Cuatro Calles y tomar la Calle del Comercio que es la última del recorrido.

Ya me han bajado algo las endorfinas y he dejado de animar aunque estoy crecido y a pesar de que las piernas se empiezan a quejar no bajo el ritmo, que en cualquier caso no es asfixiante y me permite disfrutar del momento. Entro en la Plaza de Zocodover y al fondo el arco de llegada, lo cruzo con una sensación de haber terminado una carrera realmente especial y es que por momentos como este sigo corriendo.

Por seguridad se ha adelantado la meta unos metros y nos hemos ahorrado la última subida por la Cuesta de Carlos V que hacemos ya andando y recuperando fuerzas. Las lluvia es intensa y todos los corredores buscamos donde protegernos después de coger nuestra medalla y nuestro avituallamiento. Me cobijo bajo el paso cubierto de una calle para ponerme el chubasquero, tengo la ropa empapada pero algo me protegerá.

Ahora me toca llegar hasta el coche, bajo la lluvia y de noche no resulta sencillo y me desvió por donde no debía. Pero llego al Tajo y por fin me oriento, ya solo tengo que seguir la ribera del río para volver al Puente de Alcántara y de Azarquiel donde he dejado el coche. Todavía tardo un rato y me voy quedando frio, cuando llego al coche estoy congelado, este fin de fiesta no me lo esperaba. Estoy empapado y tengo que cambiarme toda la ropa, hasta los calcetines que están chorreando, gracias que traía un pantalón largo y otras zapatillas secas.

Pongo camino a Madrid bajo una lluvia torrencial, no veo nada en la carretera y tengo que ir con mucho cuidado, pero no tengo ninguna prisa. Llego a casa donde me espera despierta mi mujer para comprobar que llego de una pieza. Una ducha caliente y una buena cena me reaniman antes de meterme en la cama, aunque tardo un buen rato en dormirme pues sigo con el subidón de la carrera.

Que gran noche de carrera, de esas que recordare durante mucho tiempo. Ya estoy preparado para repetir el año que viene, pero espero ahorrarme la lluvia, será menos épico pero creo que disfrutare aún más del recorrido.

viernes, 24 de enero de 2020

XXXVI Medio Maratón Abel Antón - Resistencia Numantina


Sábado 28 de Septiembre del 2019

Soria es conocida históricamente por la célebre población de Numancia que resistió durante meses contra el invasor romano hasta que vencidos por la superioridad numérica de su enemigo prefirió el suicidio antes de entregar la plaza, lo que ha dado origen al termino defensa numantina. Gastronómicamente es famosa por su variedad micológica, riquísimas setas y hongos crecen en sus pinares, pero sobre todo por sus torreznos que los sorianos han convertido en todo un arte para nuestro disfrute.

Para los corredores Soria es famosa por los grandes campeones que han dado estas tierras en los últimos años, Abel Antón y Fermín Cacho son historia viva del atletismo nacional y por eso dan nombre a las dos carreras más populares que se realizan por las calles de la capital soriana.

La Media Maratón Abel Antón y los 5K Fermín Cacho son pruebas consagradas, las 36 ediciones de la primera y las 7 de la segunda garantizan la calidad y una buena organización. En realidad es todo un sábado dedicado al atletismo popular, en donde la ciudad se vuelca con los corredores. Desde la mañana ya se realizan las carreras de niños, desde chupetines hasta los SUB 16 por el interior de la Alameda de Cervantes. Pero la gran fiesta comienza a partir de la 17:15 con la salida de los 5K y nada más terminar esta carrera con el comienzo de la prueba reina, la media maratón a las 18:00.

En cuanto al recorrido de la carrera es un sube y baja constante que va minando las fuerzas, una vuelta inicial y otra final a un circuito por el interior de la ciudad y entre ellas un recorrido por las afueras de 10 kilómetros para completar la media.

A destacar especialmente el kilómetro por el casco antiguo y el que se corre por el interior de la Alameda de Cervantes que se recorren en varias ocasiones: Nada más comenzar la carrera, en el paso por el km 5 y el 16 y al final para llegar hasta la meta. Son unos kilómetros preciosos y animadísimos con mucha gente y disfrutando de las plazas y monumentos sorianos, aunque con una dura cuesta por la calle Caballeros que en el último kilómetro se hace muy larga.

Por desgracia el resto de la carrera no tiene ningún encanto y se hace pesada. En especial las largas avenidas por el Polígono Industrial las Casas, en esta zona el corredor debe buscar alguna motivación especial ya que es monótona y solitaria. Comprendo que no podemos estar corriendo en círculos por el casco de Soria disfrutando de sus monumentos pero sacarnos de la ciudad para hacer kilómetros visitando concesionarios de coches, centros de bricolaje y maquinaria agrícola o hipermercados no es lo que espero cuando me calzo las zapatillas.

La carrera tiene algunos aspectos que le dan un carácter propio y la hacen ser especial. La hora de comienzo es el primero de ellos, acostumbrado a correr los domingos por la mañana, correr en horario vespertino resulta raro y mucho cuidado con no pasarse en la comida o luego lo sufriremos. La gran ventaja es que nos queda todo el domingo para visitar y disfrutar de la ciudad.

Que las dos distancias no coincidan en horario y haya que esperar a que terminen los corredores de la distancia corta, para poder ponernos en la línea de salida y comenzar la media maratón se hace extraño. Aunque también reduce las aglomeraciones en los primeros kilómetros y los problemas que genera la diferencia de ritmo de los corredores de una y otra prueba.

El avituallamiento en meta y sus bocatas de torreznos acompañados de una cerveza fría es algo que no encontraras en ninguna otra carrera del mundo. Es verdad que aunque la Organización se refiera a ellos como “las especiales barritas energéticas” muy sano no es, pero tiene su gracia. Personalmente creo que se debería ofrecer algo más de fruta porque si llegas reventado como fue mi caso, el torrezno no es algo que apetezca.

La presencia de Abel Antón y Fermín Cacho, ya sea corriendo, animando antes de la salida o recibiéndote cuando cruzas el arco de meta, también hace diferente esta media maratón. No todos los días uno se codea con todo un campeón del mundo y otro olímpico.















El refrán castellano dice que a la tercera va la vencida y en el caso de esta media maratón soriana se ha cumplido. Me ha costado tres años poder correrla, hace dos una celebración familiar ineludible me coincidió en fecha, el año pasado con el dorsal ya pagado la cosas vinieron mal dadas y tuve que renunciar a la excursión. Pero este año nada me iba a impedir correr en tierras sorianas y allí me traslade con la familia para disfrutar de un fin de semana estupendo de carrera, visita cultural y gastronómica.

Llegamos por la mañana a Soria y lo primero es recoger el dorsal, no hay mucha animación en la feria pero este año se celebra los 20 años de la victoria de Abel Antón en el mundial de Helsinki y se exponen sus medallas y trofeos más importantes, aprovecho para hacerme una foto para el recuerdo.


Ya de paseo por la ciudad nos encontramos con los más jóvenes corriendo por la Alameda y es que el ambiente de carrera se respira en las calles más céntricas de la ciudad. Aprovechamos la mañana para visitar el Museo Numantino, no es que tenga una colección de piezas romanas excepcional pero el edificio es muy bonito y alguna de las piezas de la exposición curiosas. Pero ante todo aprovechamos para disfrutar del ambientazo del aperitivo, todo un rito en la ciudad. En esta mañana las terrazas y bares están abarrotadas de corredores que disfrutan de una cerveza y un buen torrezno.

Después de comer ligero nos vamos a nuestro hotel situado en plena Plaza Mayor para descansar algo antes de correr por la tarde. Me desperezo para empezar a prepararme cuando oigo jaleo en la calle bajo mi ventana, me asomo y ante mi sorpresa los corredores ya están pasando por la plaza. Me asusto pensando que han empezado sin mí, consulto una vez más la página web de la  carrera para comprobar que la carrera no comienza hasta dentro de una hora. Entonces caigo en la cuenta de que también se corre la carrera de 5 km y que como algo excepcional comienza una hora antes en vez de correrse a la vez.

Tranquilamente termino de prepararme, organizo a la familia y nos vamos paseando por la Calle el Collado hacia la Plaza de Mariano Granados que es donde está situada la salida y meta de esta media maratón. La calle ya está vallada para la carrera pero  ahora no pasa ningún corredor y llegamos sin problemas a la Plaza donde ya hay mucha animación. Aprovecho para hacerme las fotos pre carrera de rigor con la familia, son en las que siempre salgo con mejor cara.


Mientras espero a que llegue la hora de ponerme a correr aprovecho para ver pasar a los corredores justo donde comienza la dura cuesta de la Calle Caballeros que les llevara a la Plaza Mayor para terminar de vuelta a donde nosotros estamos. Esta cuesta además de empinada tiene el firme adoquinado lo que aumenta el esfuerzo, hay que aprovechar la parte central que es de firme liso, lo apunto para cuando me toque subirla. En la prueba de la media se baja en el primer kilómetro, pero luego se sube dos veces una en el kilómetro 4,5 en donde todavía iremos frescos, pero otra al final en el paso por el 20 en donde ya iremos al límite.

Me despido de la familia que se quedan esperando para verme pasar en la salida y también en el paso por el primer kilómetro antes de empezar la vuelta larga del recorrido, luego ya se irán tranquilamente a merendar mientras yo recorro los 21 kilómetros. Me voy a calentar por el interior de la Alameda de Cervantes, en donde ya hay un gran número de corredores preparándose. Por esta zona debemos pasar en dos ocasiones y el paso es bastante estrecho y además hay muchos paseantes en el parque, creo que al menos en el primer paso va a ser un poco embudo.

Se acerca la hora y me preparo en la puerta de la Alameda pero todavía no podemos ponernos bajo el arco de salida porque aún están llegando los corredores de los 5 km. Hay nervios sobretodo en los corredores más rápidos que quieren coger las primeras posiciones para evitar aglomeraciones, yo me retiro un poco no tengo ningún interés en pegarme por una buena posición en la salida. Por fin llega el último corredor a cinco minutos de la hora prevista para la salida de la Media, retiran la valla que nos retenía y la masa de corredores tomamos posición tras el arco.

Dan la salida y a correr, todo resulta un poco rápido para lo que estoy acostumbrado, en otras carreras donde nos colocamos en la salida muchos minutos antes, nos da tiempo a aburrirnos y pensar en la estrategia de la carrera. Me quedo pegado a la derecha para ver a mi familia, y allí están pendientes de mí, les saludo pero no me paro y entramos a correr por la zona centro de Soria en donde hay mucho público animando. Las calles son estrechas y hay que correr con cuidado para no tropezar  porque todavía estamos todos apelotonados y además coincido con un corredor que lleva a su hijo en la sillita. Paso por la Plaza Mayor todavía en bajada, pero al dejar la plaza por la calle Fuentes aparece el primer repecho, corto pero duro pero voy muy frescos y lo supero sin esfuerzo.


Volvemos hacia la plaza y busco a mi familia con la que había quedado en esa zona, pero no les veo, luego mi canija me dirá que me vio pasar y me animo. Cruzamos de nuevo la plaza y nos metemos en la Alameda de Cervantes, los primeros ya estan saliendo cuando cruzo la entrada. Corremos por la avenida dentro del parque hasta el Árbol de la Música, un kiosco donde toca la orquesta municipal construido alrededor de un árbol, antiguamente un olmo centenario hasta que murió. Damos la vuelta alrededor del árbol y volvemos por la avenida paralela a la que traíamos para salir de nuevo por la misma puerta, como había previsto se forma algún embudo y hay que correr con cuidado. Dentro de la Alameda me he juntado con el grupo de la liebre de la 1:50, hago unos metros con ellos pero en cuanto salimos de la Alameda y la calle se ensancha, aprovecho para dejarlos atrás, el grupo es grande y dispar y es me resulta molesto para correr.

Voy cogiendo mi ritmo aunque no quiero forzar, es la primera media maratón después de dos meses de verano y no sé cómo me voy a encontrar. Nos alejamos del centro de la ciudad para llegar hasta la Universidad y el Estadio de los Pajaritos, donde juega el Numancia, famoso por el frio que pasaban los espectadores hasta que pusieron calefacción. Volvemos hacia la zona de salida, pero en esta ocasión hacemos el recorrido por el centro de Soria en dirección contraria y tenemos que subir por la Calle Caballeros, se hace larga pero aguanto a buen ritmo. Aunque los corredores ya nos hemos ido espaciando en este tramo todos corremos buscando la parte centrar de la calle para evitar el empedrado y subimos en fila de a uno.

Anima ver al fondo de la cuesta la preciosa iglesia románica de San Juan de Rabanera y cuando llegamos a su altura comienza la bajada en dirección a la Plaza Mayor. Al cruzar la plaza corremos por encima de un entablado que han instalado para el concierto de esta noche lo que se hace un poco incómodo. Salimos de la plaza por la calle del Collado la mas animada y concurrida de Soria, durante todo el día te encuentras gente paseando o de tapeo.

Pasamos a la altura de la Plaza del Rosel más conocida como la plaza de la tarta por la forma del monumento que adorna su centro y sus doce escudos de los linajes sorianos que gobernaron en la edad media. Esta zona de la calle es la más estrecha y las aceras están cubiertas por soportales, se hace un poco más incomodo correr sobre todo porque hay muchos transeúntes que cruzan por mitad del recorrido y es que el vallado no lo respeta nadie.

Cuando llegamos a la altura de la Plaza de San Esteban la calle se amplia y corremos de nuevo sin problemas. Esta plaza siempre esta animada con mucha gente en las terrazas y de aquí a la meta es la zona más concurrida de la carrera. Volvemos a pasar por el arco de salida pero en esta ocasión dejamos a un lado la Alameda y tomamos el Paseo del Espolón, una zona peatonal donde está situado el Museo Numantino. Compartimos espacio con los viandantes, aunque nos dejan un pasillo bastante amplio para pasar, pero hay que ir atento por si alguno se le ocurre cruzar sin mirar.


Me junto a la liebre de la 1:45, es una buena referencia para mí y además es un grupo reducido. Ahora nos alejamos de la ciudad hacia el extrarradio y una zona de polígonos, nuestra liebre comenta que ahora empieza lo peor de la carrera, y tiene razón la zona primero de edificios residenciales y luego de naves industriales y almacenes no es muy animada. Además son largas avenidas de ida y vuelta, no se ve el final y ves como los primeros ya vuelven.

No me encuentro cómodo corriendo en el grupo, hay un par de corredores que en las curvas cambian su trayectoria para recorrer menos metros y en varias ocasiones me obligan a retener mi marcha para no chocar. Asumo que no es conscientemente pero sufro con los cambios de ritmo y empiezo a notar los kilómetros, por lo que decido subir un poco el ritmo y adelantarme.

Llego al avituallamiento del kilómetro 10 en medio de una larga avenida, la verdad es que hay muchos puntos de agua y me había saltado el anterior. A partir de ese momento empieza a decaer mi ánimo. Procuro pensar en que me queda solo la mitad, pero este tramo de la carrera se me hace eterno y empiezo a sufrir de verdad. Intento entretenerme tomando el gel que llevo y como en otras ocasiones me marco pequeños objetivos, por cada kilómetro superado un poco de gel para recuperar fuerzas. La estrategia funciona a medias pero al menos sigo avanzando.

Me pasa una chica que corría en el grupo de la liebre que deje varios kilómetros atrás, se la ve muy fresca y me da todavía un poco más de bajón. Por fin llego al paso por el kilómetro 15, en donde está el mismo avituallamiento pero en esta ocasión en dirección contraria Han sido kilómetros pesadísimos de cabeza, pero además empiezo a notar las piernas muy cargadas, lo único que me anima es ver a otros corredores que van en dirección contraria y pensar que voy 5 kilómetros por delante suyo.

Volvemos en dirección al centro de Soria de nuevo por el Paseo del Espolón, esto me anima un poco. Pero a la altura de la entrada a la Alameda voy con la idea de seguir recto y tengo que pegar un frenazo porque me desvían de nuevo por el interior del parque. No contaba con ello y vuelvo a decaer, tanto que este tramo que es precioso se me hace pesado, lo único bueno es que ya estoy en el kilómetro 17 cuando por fin salgo de la Alameda.

Los kilómetros que me quedan de carrera ya los he recorrido en la primera vuelta y los conozco, pero eso no me anima demasiado y es que las piernas me empiezan a doler mucho. Pienso en parar unos metros para intentar descansar y recuperarme muscularmente, pero me obligo a llegar al siguiente kilómetro y luego hasta el siguiente. Ya solo pienso en terminar y disfruto poco de la carrera.

Llego a la altura de la Plaza de Mariano Granados y veo la meta cerca, pero todavía me queda el último kilómetro y la cuesta de los Caballeros. Sé que mi ritmo ha bajado bastante, luego comprobare que unos 30 segundos por kilómetro, pero lo peor es que además estoy sufriendo demasiado. Poco antes de atacar la cuesta me ha adelantado la liebre de la 1:45, el grupo se ha reducido a un par de corredores, los pocos ánimos que me quedaban se van con ella. Ya sé que el tiempo en meta será superior a lo que esperaba y me vuelve la idea de parar y andar un rato pero me sobrepongo y subo la cuesta corriendo.

En este momento ya no estoy disfrutando de la carrera, ni del ambiente, ni del entorno, solo corro por inercia, porque a base de entrenamientos y carreras he conseguido que mis piernas corran aunque mi cabeza esté pensando que debería pararlas. Corro por el casco antiguo de Soria que tanto he disfrutado en el primer paso, solo concentrado en avanzar hacia la meta, ya no presto atención a la gente.

Cuando por fin veo el arco de meta no noto una especial alegría, voy agotado y guardo mis fuerzas para seguir avanzando. Miro a los lados para ver a mi familia, pero nos los encuentro y eso que estaban esperándome, me vieron pasar y me gritaron como locos, pero yo solo tengo ojos para la meta.

Y por fin cruzo y paro de correr, creo que hacía tiempo que no sentía una satisfacción tan grande no por terminar la carrera sino por poder dejar de correr. Me duelen todos los músculos de las piernas y me cuesta recuperar el aliento. Como al resto de corredores me espera Abel Antón para entregarme la medalla de finisher, pero no le presto la menor atención y eso que me felicita calurosamente.

Entro en el recinto del avituallamiento buscando algo de líquido y fruta, tomo una bebida isotónica que me sabe a gloria pero de alimento solo hay los famosos bocadillos de torreznos que la carrera entrega a los que cruzan la meta. Cuando lo leí me pareció original y pensaba disfrutarlos pero ahora soy incapaz de comerlos y hecho de menos un clásico plátano.

Recupero fuerzas apoyado en un valla y hay me encuentra mi hija que ha venido a buscarme. Me dice que estaban en la esquina cercana esperándome y que no les he hecho ni caso. Solo puedo disculparme y colarla en el recinto para que coja bebida y un par de bocatas de torreznos para ella y su hermano. Ya más recuperado salimos juntos en busca del resto de la familia, mi mujer me anima y procuro poner mi mejor cara para que no se enfade, no le gusta nada que me agote tanto en las carreras piensa que me puede dar un jamacuco y en alguna ocasión ha tenido razón. Los enanos dan buena cuenta del bocata que dicen esta riquísimo, mientras nos vamos hacia el hotel mientras siguen llegando corredores aunque la calle ya está tomada por los viandantes.

Una buena ducha y mucho líquido son mano de santo y me recupero rápidamente. Ahora ya me alegro de haber corrido en Soria, de haber terminado por debajo de la hora y 50 minutos y de colgarme al cuello una medalla, en esta ocasión bien bonita. Ha merecido la pena el esfuerzo y el sufrimiento aunque el recorrido de la carrera tenga demasiados kilómetros basura.


Y ahora toca disfrutar de Soria, comenzamos con una buena cena en una curiosa creperie, donde disfrutamos de su originales rellenos seguida de una noche movidita con un concierto bajo nuestra ventana que termina a las tres de la mañana, aunque tendremos que aguantar los posteriores canticos de los asistentes mas borrachos.

Pero sobretodo disfrutamos de una espléndida mañana de domingo realizando la ruta las iglesias románicas de la ciudad. De algunos solo quedan algunos restos, pero otras lucen espectaculares en las calles sorianas. A destacar especialmente San Juan de Rabanera de la que ya disfrute durante la carrera y la fachada de la Iglesia de Santo Domingo. Pero sobre todo los restos del claustro de San Juan del Duero pegado al rio y los relieves que representan la vida de Jesús en los dos templetes que es de lo poco que se conserva en su interior son realmente bonitos.

El paseo es largo y las cuestas de Soria empinadas y acaban con el físico y lo que es peor con la paciencia de mi mujer. A punto esta de negarse a continuar, pero un descanso y un refrigerio junta al río, la animan para cruzar el medieval Puente de Piedra y volver a la ciudad. Pero después de pasar frente a la fachada del Palacio  de los Condes de Gomara se niega a continuar y la abandonamos sentada sobre uno de los escudos del monumento de la Plaza Rosel, para terminar la ruta.

La recuperamos para llegar hasta el restaurante La Chistera donde hemos reservado para comer. Empezamos con mal pie porque me enfado cuando atienden antes a los comensales que entran detrás de nosotros. Pero disfrutamos de un buenísimo menú, con la famosa cochinilla, paella, un riquísimo potaje y unos postres de diseño que hace que tenga que pedir disculpas y recomendarlo a cualquiera que se acerque por Soria. A los postres se nos acerca el chef para preguntarnos y de paso les hace unas figuras con globos a los chicos, un perro para mi niña y una moto para mi hijo. Y es que resulta que además de chef es mago y por las noches hace un espectáculo tras la cena, de ahí el nombre del restaurante.
   
La tarde la aprovechamos para pasear la Alameda de Cervantes, visitar la escultura del perro que mi sobrino nos había recomendado y la rosaleda que en estas fechas esta aun sin flores. Pero también para tumbarnos en la explanada de césped de su parte alta y reposar la comida.

Para terminar la visita a la ciudad cogemos el coche para subir hasta el Parque del Castillo desde donde se disfruta de unas vistas espectaculares sobre la ciudad y el río Duero y se puede dar un paseo muy agradable visitando las pocas ruinas que quedan del antiguo castillo. Y desde la zona más elevada de la ciudad bajamos hasta el río Duero y recorremos en coche su paseo, habilitado para las bicicletas y los caminantes.

Termina a la altura de la Ermita de San Saturio, mi hija y yo nos acercamos andando a visitarla, tenemos que cruzar el río y subir un camino empinado para llegar hasta su cueva en donde se supone vivió el santo y sobre la que se construyó el edificio por los templarios. Subimos hasta la entrada de la capilla aunque sabemos que está cerrada y no podemos visitar el interior pero la edificación colgada en la ladera sobre el rio es magnífica.  
  
Es el final del viaje y ya solo nos toca regresar a Madrid con un estupendo recuerdo de Soria.


Una vez visitada la ciudad creo que incluir en el recorrido de la carrera el Parque del Castillo y el paseo por la ribera del Duero hasta la Ermita de San Saturio le darían mucho más encanto. Supongo que la Organización no lo hace porque endurecería mucho la carrera y es que las subidas hasta el castillo y desde el Duero de vuelta a la ciudad son duras, pero eso también le daría una motivación extra. Yo me lo apunto para recorrer estos kilómetros corriendo por mi cuenta en la próxima ocasión en que vuelva a Soria.