Los jienenses devolvían visita
después de la noche de las hogueras para correr en Madrid la prueba de 10 km y
½ Maratón que acompañan a la prueba reina del Maratón Rock & Roll de
Madrid. Era la ocasión perfecta para devolverles parte del buen trato que nos
dieron cuando visitamos Jaén e intentar que disfrutaran de correr en la
capital.
Así el comienzo del fin de semana
se adelantó al viernes por la mañana cuando me acerque a buscar todos los dorsales
en la feria del corredor. Este año la feria se trasladaba de la Casa de Campo
al IFEMA en el Juan Carlos I, para evitar las colas kilométricas en la entrada
que se produjeron el año pasado, en esta edición la Organización se lo tomo más
en serio y no hubo que esperar para acceder al recinto, al menos el viernes
cuando fui yo. Dentro una buena feria con muchos expositores, ningún problema
para recoger los dorsales, las camisetas y las bolsas del corredor que cada año
traen más publicidad aunque al menos con algún detalle curioso.
Reconozco que no suelo pasear las
ferias pero en esta ocasión hice una excepción y di una vuelta por todos los
expositores. Estaban presentes casi todos los maratones españoles, pero muy
pocos de los internacionales que están dentro de mis próximos objetivos, a
cambio varias agencia que organizan viajes a maratones y que es una buena
opción aunque algo más cara. Muchos expositores de ropa y alimentación
deportiva, enorme como siempre el de Adidas, y hasta me anime a comprar unos calcetines, de
la marca española Hoko para mi próxima aventura por la montaña. Cuando ya me
iba y por la insistencia de un chaval de un centro médico acabo participando en
el sorteo de una prueba de esfuerzo y sorpresa me ha tocado, así que ya tengo
fecha para hacérmela y espero que por fin mi mujer se quede más tranquila.
Pero el fin de semana no había
hecho más que empezar, queríamos organizar una comida el sábado para agasajar a
los jienenses. Comenzamos por avisar a los que íbamos a participar en la
carrera y los que estuvimos en Jaén, total unos 15 comensales. Pero la
convocatoria se fue ampliando poco a poco a todos los primos, cada hora que
pasaba se juntaban más y más gente, aquello empezaba a parecerse a una boda. Y
acabamos por ser 35, tuvimos que anular la reserva del primer restaurante pues
ya no tenían capacidad para atendernos, pero al final nos reunimos en un
italiano un buen montón de primos con parejas e hijos.
De todos los presentes solo cinco
corrían los 10 km y dos la ½ maratón, el resto se apuntaban a la comida pero
sin intención de correr ni un solo metro, al final la carrera resulto ser la
excusa perfecta para juntarnos los primos que sólo nos vemos en las
celebraciones familiares. A pesar del caos de organización hay que reconocer
que resulto una comida muy agradable, por supuesto menú de pasta para los que
corríamos al día siguiente aunque nos saltáramos la “dieta estricta” con varias
cervezas y un delicioso postre. Al final de la comida hago entrega de los
dorsales y las bolsas del corredor a los participantes, los productos estrella de
la bolsa resultan ser una banda reflectante que todos los enanos quieren y la
cinta del pelo que nos probamos todos los presentes, quedando claro que la
mitad no podemos salir con ella a la calle sin resultar ridículos.
Final de fiesta con la foto de
familia y unas copas en una terraza cercana, aunque nos caigan algunas gotas. La
tarde se aprovechó para que los de Jaén fuera al Calderón a sufrir con su Atlético
que una vez más gano por la mínima y los chavales se fueran a remar al Retiro y
cenar lejos del control de sus padres.
Yo aproveche para volver a casa y descansar para el día siguiente.
Mañana de carrera y hemos quedado
en la puerta del Circulo de Bellas Artes, recojo a mi cuñado y con la hora
pegada como siempre nos dirigimos a la salida. Conseguimos aparcar bastante
cerca de la Plaza de Cibeles, este año soy previsor y lo dejo fuera del
recorrido para poder salir cuando terminemos, ya que todavía estará cerrado el
circuito para los corredores del maratón.
Cuando llegamos al punto de
encuentro no hay nadie, no hemos llegado tan tarde como para que se hayan ido,
miro alrededor y descubro a todo el grupo en la acera de enfrente al solecillo
y es que la mañana todavía es fresca. Ya todos juntos bajamos hacia la plaza de
Cibeles y la salida de la carrera y aprovechamos para hacer las fotos del grupo.
Ya se nos ha echado la hora
encima y los que van a correr la carrera de 10 km se despiden y van rápidamente
hacia su cajón de salida. Nos quedamos mi prima, mi cuñado y yo, los únicos valientes
que vamos a correr la media maratón. Como todavía nos quedan 30 minutos para que
comience nuestra carrera, aprovechamos para ver la salida de los 10 km. Es de
las pocas ocasiones en que soy espectador y se ve la carrera de otro modo. Dan la
salida y pasan los primeros como alma que lleva el diablo, a partir de ellos el
ritmo de los participantes va siendo cada vez más tranquilo hasta que los
últimos pasan prácticamente andando. Durante varios minutos pasan corredores
sin parar, imposible ver a mis primos entre tanta camiseta morada, suponemos
que habrán salido en el grupo.
Ahora nos toca a nosotros y nos
dirigimos a nuestro cajón de salida, es el número 3 con un tiempo previsto por
debajo de la 1:50. Es complicado cumplir con los objetivos en esta carrera por
la gran cantidad de corredores que participamos, se forman tapones sobretodo en
la salida y hasta que no se separan las dos distancias no se puede correr
fluido. Aunque mi prima venia entrenada y dispuesta a batir su marca personal,
la prudencia aconseja que salgamos a disfrutar de la carrera y adaptarnos al ritmo
de la marea de corredores sino queremos desesperarnos adelantando a gente a
base de acelerones y frenazos.
Ya dentro del cajón aparecen los
nervios típicos de la salida, el tiempo se hace largo, hay que esperar a la salida
de las handbike, elite ½ maratón, elite maratón y por fin nos toca a nosotros
los populares. Ocho minutos para cruzar la línea de salida, sino he superado mi
record he estado cerca, pero por fin ya estamos corriendo por la Castellana.
Los primeros metros tienen mucha
animación con gente a ambos lados de la carrera, además la mañana todavía
fresca es perfecta para correr, todo está de cara para disfrutar de la
distancia. Nos mantenemos los tres juntos mientras intentamos encontrar nuestro
ritmo, no es fácil entre tanta gente. Mientras vamos avanzando por los carriles
centrales ya bajan de vuelta por el lateral los corredores de los 10 km,
intentamos ver al resto del equipo pero resulta imposible.
A partir de Nuevos Ministerios la
pendiente de la Castellana empieza a notarse algo más, aunque tan frescos como
vamos mantenemos un ritmo alegre y relajado por debajo de los 6 min/km. Solo
aceleramos algo a la altura del Estadio Santiago Bernabeu, a mi prima que es atlética
de pro su cercanía le produce un cierto malestar, debe ser el recuerdo de la
final de Lisboa.
Llegamos a Plaza de Castilla y el
primer avituallamiento, quizás nos lo hemos tomado con mucha calma y marcamos
29 min en los primeros 5 km, pero vamos disfrutando del espectáculo de
corredores y de tener todas las calles para nosotros. Ya tenemos a tiro las cuatro
torres de Madrid, es una vista espectacular según nos vamos acercando a ellas. Al otro lado de la Castellana se ve la fila de corredores que ya van
de vuelta, rodeamos las torres y volvemos sobre nuestros pasos, ahora podemos ver
la marea de corredores que van por detrás nuestro. Todo un espectáculo por la
cantidad de corredores.
En la Plaza de Castilla nos
encontramos con la primera de las cinco bandas que nos animaran durante el
recorrido. Empezamos a oír la música unos metros antes de llegar a su altura,
nos venimos arriba al pasar junto a ellos y vamos dejando de oírles mientras nos
alejamos, en total unos 10 o 15 segundos de animación que resultan poca cosa
pero tampoco hay tiempo para pararse. Espero que los espectadores disfruten más
de la entrega de los músicos de lo que lo podemos hacerlo los corredores.
Dejamos por fin la Castellana y
tomamos Bravo Murillo y su ligera bajada en dirección a Cuatro Caminos,
aprovechamos para subir un poco el ritmo y bajar de los 5:30 min/km. Mi prima
parece que va disfrutando de la carrera y aprovecho para hacerles una foto en
plena carrera. Me adelanto unos metros y a la segunda oportunidad consigo que
no me salga demasiado movida. Llamo a mi casa para saber si van a bajar a animarnos,
pero mi hijo está todavía en la cama, por supuesto el no piensa bajar a vernos
pasar pero tampoco sabe si su madre ha bajado, prefiero no insistir y colgar antes
de que empiece a gritarme por haberle despertado.
Conozco el recorrido y la
situación de los avituallamientos de otros años y voy avisando a mi prima
cuando se acerca alguno y si solo tiene agua o también isotónico o comida, se
sorprende de que me acuerde de todo, pero son cuatro ediciones entre media y
maratón completo. Aunque debo confesar que me he repasado el recorrido a
conciencia para quedar bien con mi prima.
Llegamos a Cuatro Caminos, se
supone que deberían estar mi familia para animar, se lo comento a mi prima y
vamos atentos, pero no aparecen. Al final cuando ya estoy a punto de desistir
les veo en un lateral de Raimundo Fernandez Villaverde. MI enana y su prima, mi
mujer y mi hermana un auténtico equipazo. No puedo por menos que pararme y
saludar, le doy a mi enana la botella de isotónico que he cogido en el último
avituallamiento, es su premio todos los años por bajar a animarme.
Mi prima no se ha dado cuenta de
que estaban y ha tirado para delante igual que mi cuñado. Entre tanta gente les
he perdido la pista, acelero un poco mientras les voy buscando pero no quiero
adelantarlos sin darme cuenta. La camiseta naranja de mi prima es fácilmente identificable
y la alcanzo antes de cruzar por el puente que pasa por encima de la
Castellana. Después de una hora de carrera casi hemos vuelto al punto de
partida y es que esto de correr para no llegar a ningún sitio no tiene mucho
sentido.
Mucha animación en estos últimos kilómetros
y es algo que se agradece mucho, ya solo nos queda la mitad del recorrido y
aunque bastante relajados en tiempo vamos muy bien de fuerzas. Alcanzamos a mi
cuñado a la altura de Francisco Silvela, empieza a quejarse de que tiene flato,
estoy convencido de que es una estratagema para que le dejemos correr a su
ritmo, pero decidimos tirar hacia delante ya convertidos en pareja.
A partir de este momento vamos
subiendo el ritmo gradualmente y corremos ya por debajo de los 5:15 min/km.
Tocan dos repechos cortos pero fuertes para subir por Serrano y Ortega y Gasset
para tomar Príncipe de Vergara en dirección al Retiro, pero antes debemos
despedir a los que continúan el maratón, siempre es un momento especial en
donde se intercambian aplausos y ánimos y nos asalta la duda de si seriamos
capaces de finalizar los 42 km, pero eso queda para otra edición.
Vamos muy ligeros y es que la
primera parte de la carrera ha sido muy relajada, además el recorrido ahora por
Príncipe de Vergara es muy favorable. Aunque los jienenses están muy
acostumbrados a las cuestas de su ciudad, aviso a mi prima de que reserve algo
de fuerzas para las últimas cuestas del recorrido. Pero a pesar de la
recomendación la presencia de mucha gente animando y la larga bajada por Menéndez
Pelayo nos empuja a lanzarnos y quitamos el freno de mano para disfrutar de
unos kilómetros por debajo de los 5 min/km.
Aunque estábamos sobre aviso, la
cuesta de Alfonso XII nos hace bajar el ritmo, aun si querer mi prima se queda
un poco atrás y es que se le atraganta la subida después de una bajada tan
larga. Pero es una auténtica corredora y no cede ni un metro, al final la
cuesta relaja algo y volvemos a lanzarnos a por la Puerta de Alcalá, ya solo
queda la última cuesta de Alcalá y la entrada triunfal en el Retiro. Desde hace
varios kilómetros no hacemos más que adelantar a un montón de corredores que
han medido mal sus fuerzas y es que la distancia de media maratón engaña y
también tiene muro como el maratón.
La carrera está terminada y solo
queda disfrutar de la larga recta de meta y sus interminables arcos de
publicidad, da la impresión de que nunca llega la meta. Mi prima llega muy
fresca al final y me deja unos metros por detrás antes de cruzar el arco de
meta. Solo puedo felicitarla por su carrera y agradecerle la mañana de
auténtico disfrute que he pasado un año más corriendo por las calles de Madrid.
Tiempo en la meta 1:57:10,
digamos que no nos hemos esforzado a tope pero al menos la segunda parte de la
carrera hemos corrido mucho más rápido que los primeros kilómetros. Y por
supuesto hemos cumplido con los dos objetivos que nos marcamos en la salida,
disfrutar de cada metro de la carrera y que el negro del maratón quedara por
detrás nuestro, eso si al final solo le hemos ganado por 15 minutos.
Ya con nuestros “medallones” al
cuello y recuperados nos reunimos con mi cuñado que ha entrado unos minutos por detrás, sufriendo en la última
subida pero a ritmo diesel como siempre. La anécdota en meta la protagonizan
unos corredores extranjeros que se despelotan a nuestro lado sin ningún reparo
para cambiarse de ropa y es que estos guiris no tienen vergüenza. Nos vamos
dirigiendo hacia la salida y el consiguiente tapón, esto si es muy español ya
que la gente se agolpa en la salida esperando a los conocidos impidiendo que
salgamos los que estamos dentro del perímetro de seguridad.
Un paseíto de camino al coche,
disfrutando de una mañana primaveral en Madrid, de los estupendos palacetes de
la zona y de una luz espectacular que ilumina la ciudad y es que mira que es bonito
Madrid. A la altura de la Puerta de Alcalá nos para un periodista para que le demos
nuestra opinión sobre la carrera, bueno realmente para a mi prima que es la
famosa corredora jienense a nosotros nos entrevista también por compromiso. Su
única pregunta es si hemos sufrido en la carrera, hombre siempre se sufre pero
en esta ocasión hemos disfrutado muchísimo más de lo que nos ha costado
terminar.
Antes de llegar al coche nos
cruzamos con los corredores del maratón que suben por la Castellana recorriendo
los últimos kilómetros, debo reconocer que me da mucha envidia el subidón que
les espera en meta, pero viendo sus caras de sufrimiento al pasar se me quita en
seguida la morriña del maratón. Ya por fin subidos en el coche voy dejando a
cada uno de mis acompañantes en sus casas y vuelvo a la mía, para encontrarme a
mi familia, que en esta ocasión están más efusivos que en las últimas carreras.
Hemos quedado a comer en casa de
mi suegro con mis primos jienenses para despedirlos antes de que tomen camino
de regreso a Jaén. Es la oportunidad para intercambiar impresiones de la
carrera, algunos han sufrido al final y a otros les ha parecido un recorrido
fácil comparado con las cuestas jienenses, pero en general casi todos han
disfrutado de la carrera y están
dispuestos para próximas quedadas.
Como ocurre siempre alguno se
viene arriba y promete apuntarse el año que viene a la ½ maratón, ya veremos en
que queda la bravuconería, mientras alguna en cambio le parece perfecto bajar en
la siguiente ocasión a la distancia inferior de 5 km y es que sus ampollas en
los pies lo piden a gritos. Pero lo peor es que alguien y no quiero señalar al “canalla”
ha cometido la desfachatez de tirar la medalla a la basura nada más llegar a su
casa, ante el clamor popular y antes de que se produzca un linchamiento no
tiene más remedio que recuperarla y mostrarla con el orgullo que se merece.
Mi prima viendo los resultados de
la carrera y su posición 126 de 575 en su categoría, promete que el próximo año
vuelve a por marca para intentar quedar entre las 25 primeras de su categoría y
la veo muy capaz de conseguirlo. Yo en cambio me consuelo con saber que el año
que viene paso a categoría Veterano G más de 50, lo que espero me hará subir
muchas posiciones en la clasificación de mi categoría.
Al final ha resultado un magnifico fin de semana en donde he juntado a la familia y las carreras en una mezcla a veces complicada pero que en esta ocasión ha resultado perfecta. Espero que haya más oportunidades de hacer kilómetros juntos y el grupo vaya aumentando ya que en esta ocasión se han producido numerosas bajas y es que encajarlo todo es complicado.
Al final ha resultado un magnifico fin de semana en donde he juntado a la familia y las carreras en una mezcla a veces complicada pero que en esta ocasión ha resultado perfecta. Espero que haya más oportunidades de hacer kilómetros juntos y el grupo vaya aumentando ya que en esta ocasión se han producido numerosas bajas y es que encajarlo todo es complicado.