Domingo 9 de Junio del 2019
Albacete acoge una de las mejores
medias maratones nacionales si tenemos en cuenta la clasificación que establece
cada temporada la Federación Española de Atletismo. En los últimos años se ha
mantenido dentro de las diez mejores medias de asfalto de España y eso es
complicado teniendo en cuenta que no puede competir con el potencial de las
grandes capitales, Madrid, Barcelona y Valencia, que copan las lista hasta con
dos pruebas en algunos casos.
Es cierto que esta clasificación
considera aspectos deportivos que nos son muy ajenos a los corredores populares
como el nivel de los atletas o las marcas de la prueba. Por eso a veces es algo
engañosa para los que corremos solo por diversión, pero Albacete no es el caso,
es una gran carrera para todo el que se anime a correrla.
A destacar principalmente la
animación que rodea a la carrera, la ciudad se vuelca con la prueba y lo que es
más importante cede sus calles a los corredores permitiendo que corramos por
las calles más céntricas lo que siempre genera muchas incomodidades a sus
habitantes pero es un gran disfrute para el corredor.
La carrera transcurre por un
circuito muy plano como es la tendencia actual al que se deben dar dos vueltas,
siempre por calles anchas lo que evita aglomeraciones. El trazado nos llevara a
los lugares más emblemáticos de la ciudad, a destacar el paso por la calle
Marqués de Molins y las plazas del Altozano y de la Ranas y nos permitirá
disfrutar de la Catedral, el Museo de la Navaja, la Plaza de Toros o el Ferial.
Empezar y terminar en el Parque Abelardo Sánchez también es un gran acierto. Es
cierto que hay tramos por largas avenidas de ida y vuelta que se hacen algo
pesadas, pero si lo ponemos en una balanza habría un 80% de recorrido “cielo” y
solo un 20% de recorrido “infierno”.
Los servicios de la carrera muy
completos con servicios de duchas, recogida de dorsales hasta el mismo día de
la carrera y servicio de ropero, todos centralizado en el Polideportivo Parque muy
cerca de la salida y con buenas instalaciones. Los avituallamientos en la
carrera muchos y completos, a destacar el servicio de esponjas y sobretodo la
gran cantidad de voluntarios al servicio del corredor. Quizás el
avituallamiento final se debería mejorar, está situado en el parque aledaño a
la meta en una zona cómoda y amplia y tiene una gran cantidad de servicios,
pero por algún motivo que desconozco se forman unas colas interminables para
acceder a las mesas de avituallamiento. Una buena bolsa del corredor con
detalles curiosos como el juego de cuchillos muy albaceteño y una medalla
conmemorativa a la llegada que aunque este año no ha sido muy lucida siempre es
un buen recuerdo.
La fecha en el mes de Junio
implica que la temperatura será elevada pero es cierto que se agradece que no
coincida con otras carreras, evitando los meses de octubre y noviembre o marzo
y abril en donde se acumulan las mayorías de las carreras.
www.mediomaratonalbacete.com
Cuando empecé a participar en
carreras populares nunca pensé que acabaría corriendo en una ciudad como
Albacete. Una ciudad con mala fama, no solo por la popularidad de su rima, sino
por encontrarse en tierra de nadie. Situada en la meseta central, en lo que se
denomina genéricamente La Mancha, es una zona de paso desde la zona centro
hacia la costa. Desde pequeño he pasado cerca de ella en mis traslados
veraniegos camino del Levante pero en la vida se me ha ocurrido que pudiera ser
una ciudad digna de una visita. No tiene una gran patrimonio cultural, ni una
gastronomía especial y su clima frio en invierno y caluroso en verano no anima
a hacer una parada. Para mí solo era famosa por el viento que se supone siempre
azota la meseta y por las navajas, estas si reconocidas en toda España.
Pero cuando hace unos años me
propuse el reto de correr en todas las capitales de provincia y comencé a
investigar sobre las posibles carreras, descubrí que Albacete tiene uno de los
medios maratones más reconocidos de la península. La popularmente conocida como
Carrera de la Navaja, era muy alabada en todos los foros de corredores. La
buena prensa y el hecho de que fuera una de las pocas que se celebra en el mes
de Junio, ya con los primeros calores del verano, me hizo incluirla en mi
objetivo de 10 medias en un año.
Por eso esta mañana de domingo me
despierto en Albacete dispuesto a enfrentarme por séptima vez en los últimos meses
a los 21 kilómetros y 97 metros. Me
encamino tranquilamente hacia el polideportivo cercano a la salida de la
carrera en donde tengo que recoger el dorsal. La mañana ha amanecido algo
nublada, se puede decir que fresca para la época del año en que estamos y el
clima albaceteño, mucho más suave de lo que esperaba después de los días
calurosas que hemos tenido las últimas semanas. Aunque estoy seguro que
pasaremos mucho calor a lo largo de la carrera cuando el sol empiece a apretar.
Me pierdo un par de veces y tengo
que echar mando de San Google para llegar a las instalaciones y es que aunque
somos más de 1800 corredores los que esta mañana vamos a tomar la salida, solo
me he cruzado con algunas parejas camino de la salida y además en varias
direcciones lo cual me ha despistado un poco. Al final entre el Maps y un
simpático policía que me indica la dirección correcta me planto en la puerta
del polideportivo.
Aquí ya hay más ambiente de
carrera y bastante corredores, me coloco en la cola para recoger el dorsal es
bastante numerosa y tardo un rato en llegar a la mesa y recoger mi dorsal.
Mientras me desprendo de todo lo que me sobra y me preparo para correr, la cola
de recogida de dorsales se ha vaciado pero la del guardarropa antes vacía ha
aumentado proporcionalmente. Cuando por fin me coloco en la fila ya tengo una
treintena de corredores delante y como siempre ocurre va muy lenta. Me empiezan
a entrar los nervios por si no me da tiempo a llegar a la salida, pero al final
un par de voluntarios se ponen a recoger las mochilas y repartir las bolsa
donde tenemos que meterlas y por fin avanzamos más rápido.
La salida es a las 9:30 y todavía
tengo un cuarto de hora largo para llegar, pero no sé lo que se tarda y salgo
trotando del polideportivo en la dirección en la que creo esta la salida. En
esta ocasión el rio de corredores me marca sin duda el camino y en pocos
minutos estoy en la Avenida de España donde está prevista la salida y todavía
me ha sobrado tiempo para calentar un poco.
Me sorprende que no haya
demasiados corredores en la zona de salida, pero resulta que este año la Organización
ha cambiado el sentido de la salida y la mayoría de los corredores veteranos de
la carrera se habían colocado en el lado incorrecto. No les han dejado pasar al
otro lado del arco para evitar las aglomeraciones con los que están en el lado
correcto y les han obligado a dar toda la vuelta al parque para entrar en los
cajones de salida. De hecho mientras me hago la foto de rigor para la familia y
caliento un poco, el flujo de corredores que toman posiciones es continuo. Yo
les dejo pasar me gusta salir atrás en las carreras, sobretodo en las menos
multitudinarias donde sé que no se van a producir tapones, no voy a competir y
no quiero molestar a otros corredores.
A mi foto pre carrera una de mis
sobrinas me anima a que les gane a todos, le contesto con una foto de la
multitud que tengo por delante entre mi posición y el arco de salida
reconociendo mi incapacidad total para adelantarlos a todos antes de la línea
de meta. Pero le prometo adelantar a todos los que pueda.
Esta es mi última media maratón
antes del parón de verano y la verdad es que me he dejado ir un poco en la
preparación, es cierto que mantengo parte de la forma de los últimos meses pero
los ánimos para esforzarme ya no son los mismo, mi único objetivo acabar
dignamente y disfrutar del recorrido. Como en otras ocasiones estoy tan lejos
del arco de salida que no oigo ni la cuenta atrás ni el pistoletazo de salida y
hasta que la masa no empieza a moverse no me entero de que la carrera ha
comenzado.
Los primeros kilómetros me los
tomo con mucha tranquilidad mientras nos vamos colocando cada corredor en su
sitio. Las calles son lo suficientemente anchas como para que rápidamente se
pueda correr sin agobios y empezar a disfrutar. Nos alejamos del centro hasta
la calle Hellin que marca los límites de la ciudad pero en seguida volvemos
para rodear el Parque Abelardo Sanchez por el lado opuesto a donde tomamos la
salida y completar la primera de las tres vueltas que daremos al pulmón verde
de Albacete.
Cruzamos la ciudad de lado a lado
por una de las calles más bonitas y emblemáticas, la calle Marqués de Molins más
conocida como la “Calle Ancha”, que luego pasa a llamarse Paseo de la Libertad
cuando se desdobla con un bulevar central. Es lo que se denomina la milla de
oro albaceteña y la verdad es que a ambos lados de la calle voy disfrutando de
palacetes y edificios casi todos de principios del siglo XX que se edificaron
durante el boom posterior a la primera guerra mundial. Estos 600 metros de
carrera son un lujazo para disfrutarlos de verdad y sin darme cuenta ya me
planto en la Plaza del Altozano lugar donde me he citado con la familia aunque
en esta primera vuelta todavía no les ha dado tiempo a llegar y me tengo que contentar
con la animación musical de la clase de fitness que se ha montado coincidiendo
con la carrera.
Rodeamos la famosa Fuente de las Ranas
que es uno de los símbolos de la ciudad y recorremos las largas avenidas a
ambos lados del Parque Lineal, desviándonos hasta la estación del AVE para
volver de nuevo a la almendra central de la ciudad por el mismo sitio que hemos
salido bordeando la fuente y llegando a la Plaza del Altozano. Como ocurre en
todas la pequeñas ciudades prácticamente cruzamos de lado a lado toda la ciudad
para completar los 21 kilómetros y con tramos de lo que yo denomino “recorrido
basura”, al menos en este caso no nos sacan de la ciudad. La ida y vuelta por
la misma avenida me permite ver a los corredores más rápidos y a los más lentos
y darme cuenta una vez más de que soy clase media dentro de los corredores populares.
Ahora corro por otro de los tramos
más bonitos del recorrido, pasamos por delante del Auditorio, el Ayuntamiento,
la Catedral de construcción moderna sobre una edificación mudéjar que se
demolió y el Museo de la Navaja y su “particular” fachada de color verde, lo
que podemos llamar el casco antiguo de Albacete. Pero nosotros seguimos corriendo
en dirección a la Plaza de Toros con su edificación de influencia mudéjar y el
Ferial de Albacete donde en septiembre se celebra una de las ferias más
antiguas de España. Es una zona muy bonita y los kilómetros pasan rápidos.
Nos toca volver al parque ya por
calles más “vulgares” y en este tramo cuesta avanzar, además cuando ya
terminamos de bordear el parque y vemos el arco de salida/meta a nuestra
derecha, nos desvían hacia la izquierda para completar unos 200 m de subida,
girar y recorrerlos en sentido contrario, al menos ahora de bajada para
completar la primera de las dos vueltas de la carrera.
Me ha llamado poderosamente la
atención la animación y la cantidad de gente que ha salido a la calle para
disfrutar de la carrera. No solo en las zonas más céntricas de la ciudad lo
cual es habitual sino sorprendentemente en las avenidas más alejadas, me atrevo
a decir que casi en cada esquina o cruce hay un grupo de personas que te animan
al pasar. Y me sorprende porque no es normal que las ciudades se vuelquen tanto
con las carreras y los corredores populares lo agradecemos mucho.
Comienzo la segunda vuelta
mientras muchos corredores terminan su carrera por hoy, disfruto de la Calle
Ancha de nuevo y en esta ocasión al llegar a la Plaza Altozano ya están mi hija
y mi hermana para animarme, les saludo desde el otro lado de la calle y les
digo que me esperen que ahora en algo más de media hora vuelvo.
Toca hacer el mismo recorrido de
la vuelta anterior aunque ahora vamos un poco más lejos para completar el
kilómetro de mas que tiene esta vuelta. Y sobre el kilómetro 15 se me acaban
las ganas de correr y llegan las malas sensaciones, la piernas me pesan
horrores y el cuerpo empieza a dar claros síntomas de cansancio y lo peor es
que todavía me quedan muchos kilómetros que recorrer. En estas ocasiones es
cuando se nota la experiencia adquirida en las más de 80 carreras que he corrido,
de haber pasado prácticamente por todas las sensaciones posibles, bueno excepto
lesionarme en carrera y cruzo los dedos para que no ocurra nunca.
Bajo un poco el ritmo y empiezo a
tomarme el gel con el que siempre cargo en las carreras y que en la mayoría de
los casos vuelve sin abrir a casa. En esta ocasión es mi salvavidas, en lugar
de tomarlo de una vez, tomo dosis pequeñas cada kilómetro que me permite ir
recuperando sensaciones, también aprovecho el agua y las esponjas de los
avituallamientos para refrescarme. Al final no ha sido tan grave y ya alcanzo
el kilómetro 18, el límite de no retorno que me marco en estas pruebas, a
partir de ahora ya solo consiste en acabar.
Al girar en la Plaza Altozano me
encuentro con toda la familia que me espera para animarme y sacar la foto de la
carrera, me paro a saludarles es lo mínimo que se merecen por acompañarme. Les comento
que voy mal y mi mujer pone su cara de “Para que puñetas tienes que correr, a
ver si te va a dar algo”, a la que prefiero no hacer caso y sin contestarle
pero dándolo un enorme beso me alejo corriendo antes de que pueda decir nada más.
Me da la sensación que en esta
segunda vuelta hay menos gente animando debe ser que ya es la hora del aperitivo,
además ya somos menos corredores los que seguimos en carrera y eso se nota en
que hay tramos donde corro prácticamente solo y pierdo la referencia de los que
van delante. Pero en esta ocasión los últimos kilometres me los tomo con calma
para terminar sin forzar la máquina, paso por el 18, por el 19 y el llego al 20
ya de vuelta al parque. Esto se está acabando y he conseguido seguir corriendo
aunque mi marca va a estar muy lejos de esa ansiada hora y cuarenta minutos que
es mi barrera este año.
Último tramo de subida y ya solo
queda los metros de bajada hasta la meta. Pienso en acelerar para alcanzar
cuanto antes la meta pero no tiene mucho sentido y me dejo llevar
tranquilamente hasta el arco de meta. Me van adelantando corredores por ambos
lados pero la verdad es que no le doy demasiada importancia. Cruzo la meta en
una “honrosa marca” de 1:46. Como resumen una gran primera vuelta en donde he
disfrutado mucho y una segunda vuelta para olvidar en la que he sufrido más de
lo necesario.
Me encamino al avituallamiento de
meta y empiezo a notar el esfuerzo realizado, me encuentro muy vacío y cansado.
Me entregan una botella de agua de un litro con la que casi no puedo y una
bebida isotónica de la que doy buena cuenta. Pero cuando me acerco a las mesas
de comida me encuentro con unas colas tremendas, no tengo paciencia ni fuerzas
para quedarme de pie esperando y me voy a un banco cercano a sentarme para recuperar
mis doloridas piernas.
Me cuesta algo más de lo habitual
pero en pocos minutos vuelvo a ser persona y puedo moverme. Me cuelo en alguna
mesa que está menos abarrotada para hacerme con algo de comida que me ayude a
recuperar fuerzas, pero es complicado y decido que es el momento de dar por
terminada la mañana de carrera. Me voy al polideportivo para ducharme y con
alguna aglomeración pero con buena agua caliente me adecento y me pongo de
paisano.
Vuelvo tranquilamente una vez más
por la Calle Ancha pero en esta ocasión andando hasta la plaza Altozano donde
he quedado con la familia. Es el momento de disfrutar de Albacete, una ciudad
que contra los prejuicios que tenía me resulta muy agradable y amigable, con
lugares sorprendentes como el Pasaje de Lodares, el Museo de la Cuchillería o
la Biblioteca del Depósito del Sol. Pero ante todo con un ambientazo en sus
calles, la Plaza del Altozano, el Ferial o la Plaza de la Constitución siempre
está llena de gente y buenos restaurantes.
Adema en sus alrededores hemos
disfrutado de la visita a Alcalá del Júcar y Chinchilla de Monte – Aragón, dos
pueblos verdaderamente bonitos, protegidos desde lo alto por sus castillos. El
discurrir por las Hoces de Júcar y sus espectaculares cortados es otro de los
grandes alicientes de la zona.
Por lo que tengo que rectificar y
decir que Albacete bien merece una visita y una buena carrera por sus calles.
Séptima media maratón completada
y ahora toca el descanso veraniego, dos meses donde no correré ninguna media
hasta septiembre. Pero eso no quiere decir que no corra otras carreras, ya he
visto un par de ellas en mi barrio y en Cullera a las que creo que me voy a
apuntar. Y es que una vez que empiezo ya no puedo parar.