viernes, 27 de septiembre de 2013

Corriendo de "ilegal"

El pasado domingo corrí por tercer año consecutivo la carrera “Madrid corre por Madrid”, pero en esta ocasión algo era distinto, por primera vez corría sin dorsal, estaba en él cada vez más concurrido grupo de los “ilegales”.

En mi descargo diré que no fue algo premeditado sino más bien producto del azar. Los que me aguantáis, recordareis que el año pasado critique la organización de esta carrera y en esta edición preferí no correrla para no volver a disgustarme. Pero la noche anterior coincide con mi cuñado y él si iba a correrla recordando su estreno como corredor popular en esta misma carrera hace un año.

No pude resistir la tentación de correr otra vez por la Gran Vía y con la excusa de acompañarle y que no corriera solo quede para que me recogiera a la mañana siguiente. Así fue como el destino quiso que me encontrara un año más en la salida de esta carrera, en plan “malote”, hasta me vestí con camiseta sin mangas y gafas de sol de espejo para completar el disfraz. Eso si, escondiéndome de la Organización para que no me echaran.


En cuanto llegue a la salida me di cuenta de que ni mucho menos era el único que iba de ilegal. La mayoría de ellos sin ninguno tipo de reparo, aunque algunos intentaban camuflarse con las camisetas de años anteriores o dorsales de otras carreras. En cualquier caso creo que la Organización ya cuenta con que un gran grupo correremos sin dorsal y lo asume como un mal menor, de hecho creo que ni se molestan en controlarlo.

El problema es, porque han crecido tanto el número de “ilegales”, no hablo de los que se enganchan a última hora como yo, sino que hay muchos que se niegan por sistema a pagar el dorsal de las carreras.

Además de la subida de los precios, las justificaciones habituales son la sensación de que nos hemos convertido en lo menos importante dentro del negocio en que se han transformado estas carreras y el número exagerado de carreras que se han “inventado” en los últimos años. A las clásicas que ya tienen varias ediciones, hay que sumar que muchas empresas han creado su propia carrera y bajo el paraguas de carrera solidarias han surgido un montón de pruebas. La última moda son las carreras nocturnas o las reivindicativas.

Esto no estaría mal si se siguiera cuidando la calidad, pero no es así. Cada vez se masifican mas, los recorridos se cuidan menos y se pretende justificar el precio con una camiseta, cada vez de peor calidad, que además lleva la publicidad de los patrocinadores.

Es cierto que nadie nos obliga a participar y que siempre puedes, y más en Madrid, encontrar carreras de verdad populares, organizadas por las asociaciones de vecinos o club de atletismo que mantienen el espíritu del deporte. Pero las zonas más atractivas de la ciudad se reservan sólo para algunas carreras, por lo que si queremos correr por las calles más emblemáticas deberemos pasar por el aro.

También los corredores deberíamos hacer un acto de reflexión sobre que es una carrera popular. Es cierto que la idea es que pueda participar cualquiera pero deberíamos ser mas respetuosos con los que corren a nuestro lado, si somos más lentos retrasémonos en la salida y dejemos paso a los que van más rápido. Es bueno correr con los amigos y hasta recomendable pero procuremos no formar una barrera que impida el paso. El concepto “globero” se extiende cada vez más en las carreras y eso no es bueno para nadie.

En cuanto a la carrera poco que añadir con respecto a la edición del año pasado. Recorrido precioso por todo el centro de Madrid, como tiene el apoyo incondicional de la Comunidad de Madrid se le permite correr por calles prohibidas a otras carreras, y la Organización con demasiados fallos para ser su cuarta edición.

Para mi la gran cantidad de corredores es al mismo tiempo lo peor y lo mejor de está carrera. Resulta espectacular bajar la calle Alcalá o subir Gran Vía cubierta de corredores, el ruido de miles de zapatillas golpeando a la vez el suelo de forma rítmica sorprende al que no está acostumbrado. Pero al mismo tiempo cualquier estrechamiento o giro brusco de la carrera implica un frenazo en el ritmo de carrera y en lugar de poder disfrutar del entorno debemos ir más pendientes de los corredores que nos rodean, es habitual él que se detiene a hacer una foto o él que se cruza para saludar a algún conocido.

En nuestro caso nos lo tomamos con mucha tranquilidad, para mi cuñado es el comienzo de la temporada y en mi caso uno de los últimos entrenamientos para mi objetivo del maratón zaragozano este domingo. Ritmo lento y tranquilo, solo me exprimo algo más cuando llega la cuesta arriba y compruebo que mis piernas responden correctamente.

Aunque la intención inicial era correr juntos, solo lo logramos al principio, luego la cantidad de gente lo complica y decidimos que cada uno a su ritmo y sálvese quien pueda. Al final una carrera “ilegal” sin sobresaltos, buenas sensaciones y a casa a descansar.

P.D. La foto de algunos de mis dorsales de los últimos años, demuestra que mi lado “malote” no es habitual y tengo que confesaros que mi mala conciencia no me permitió coger la botella de agua que me ofrecieron en el avituallamiento de mitad de recorrido ni en la llegada.

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