viernes, 28 de marzo de 2014

De Leganés a Getafe y a correr por que me toca

La Carrera Intercampus es una de las carreras más antiguas y de mayor tradición del sur de Madrid que transcurre entre los campus universitarios de dos de las ciudades más importantes del primer anillo sur de la capital, Getafe y Leganés.

Cada año se corre en un sentido, por lo que una edición es en bajada y la siguiente en subida. Aunque el recorrido no tiene un desnivel importante y podemos en ambos casos clasificarla como una carrera rápida.

Es una carrera para “correr”, ya que no destaca por un recorrido vistoso ni monumental y el público y la animación es escasa. Pero una organización ejemplar, tanto en la salida como en la llegada, un número de corredores adecuado y su trazado por avenidas anchas nos permitirá correr de forma muy cómoda y sólo podremos echar la culpa de no hacer una buena marca a nuestras piernas.


www.uc3m.es/intercampus













Hoy voy a correr con tres compañeros de trabajo, dos ya son veteranos en esto de las carreras pero llevamos un novato que se estrena. Hemos quedado en el campus de Getafe donde es la llegada para dejar hay los coches y tomar el autobús de la organización que nos llevara a la salida. Llego al punto de reunión no sin antes perderme como siempre y aparecer en el ayuntamiento donde me confirman que me he despistado.

Localizo a dos de mis compis pero el tercero no aparece, hemos hablado por teléfono con él y está en la calle Madrid, la misma donde nosotros estamos esperando en la cola de salida de los autobuses. Nos cuesta un par de llamadas pero al final se aclara el misterio cuando pregunta a un voluntario por los autobuses que llevan a la salida y le contesta que ya está en la salida. Él también está en la calle Madrid, pero en la de Leganés, también es casualidad que haya una calle con el mismo nombre cerca de la llegada.

Después de un recorrido en autobús que nos parece más largo de lo que esperábamos, nos juntamos el grupo, recogemos los dorsales, foto de rigor y dejamos la ropa en el guarda ropas. Todo sin colas, ni problemas, algo cada vez menos habitual en las carreras populares. Calentamos un poco, porque aunque ya es primavera, hace una mañana fresca, de hecho he tenido que volver a sacar la camiseta térmica que había guardado las últimas semanas.


Nos colocamos en la salida justo de detrás de la marca de SUB-50, aunque nuestro objetivo es bajar de los 55 min. Me sigue sorprendiendo que algunos corredores se obsesione tanto por colocarse delante en las salidas, muchos por encima de sus ritmos lo que genera luego tapones y que les estén adelantando todo la carrera. Y es que las barriguitas y el aspecto “atlético” de alguno de los corredores que están en los cajones delanteros delatan claramente que sus ritmos son algo menores.

Dan la salida y mis compañeros salen disparados, parece que hoy quieran disputar la victoria a los africanos. Es cierto que los primeros kilómetros son en una pronunciada bajada y anima a lanzarse, pero el ritmo que marcan es alto para lo que habíamos hablado y creo que más de uno puede pagarlo  a mitad de recorrido.

Comenzamos callejeando por Leganés para tomar una ancha avenida que nos sacara del pueblo. Yo disfruto del ritmo vivo con que han empezado la carrera, me pongo detrás de ellos y dejo que me lleven, hasta el novato parece ir alegre. Pasamos los primeros kilómetros en unas marcas rápidas, Km.1 en 5:05 para luego acelerar aún más y pasar el Km.2 en 4:58 y el Km.3 en 4:55.

A partir de ese kilómetro el recorrido se endereza y empezamos a llanear, el ritmo de mi grupo baja y el novato se coloca en modo soplador y opta por bajar la velocidad. Decido quedarme con él, después de picarle en la oficina durante semanas y engañarle para que corra me parece mal abandonarle a su suerte. Los otros dos “monstruos”, después de reventar al novato en los primeros kilómetros, van a hacer su carrera y poco a poco se nos alejan.

A pesar del calentón inicial aguantamos a buen ritmo y llegamos a la parte central de la carrera que transcurre por anchas y largas avenidas. Vamos superando una sucesión de pequeños repechos y rotondas, cada vez que atacamos una subida el ritmo se resiente, para luego se acelera en la bajada.

El recorrido no distrae demasiado, pasamos por polígonos, centros comerciales y zonas ajardinadas bastante anodinas. Tampoco hay mucho público, bueno realmente no hay nadie, como mucho algún vecino asomado a la ventana de su casa, la mayoría en pijama todavía, y algún familiar que ha bajado a animar a su corredor.  Nuestra mente no se distrae y está concentrada en el esfuerzo de la carrera, de hecho todos los corredores nos contagiamos de este ambiente y prácticamente no se oyen conversaciones.


Yo procuro que mi compi se distraiga y le voy marcando los tiempos y los kilómetros que pasamos, en todo momento le animo diciendo que vamos a muy buen ritmo y sobretodo van pasando los kilómetros y aguantamos a un ritmo entre 5:20 y 5:30.

Personalmente tengo sensaciones estupendas, es cierto que el ritmo no es muy exigente pero todas las dolencias de mi rodilla han desaparecido. Después del maratón de Sevilla, visite al traumatólogo y me confirmo que era una sobrecarga seguramente como consecuencia del cambio de zapatillas. Tratamiento simple, baja un poco el ritmo y si te duele más vuelve a revisión, todo una eminencia, al menos no me prohibió correr.

Yo soy muy obediente y le hice caso. Los dolores han desaparecido al mismo ritmo que mi buena forma, ahora me he convertido en un corredor diésel de cortas distancias y ritmos lentos, pero al menos no me duele la rodilla.


A la altura del centro comercial del Corte Ingles pasamos la frontera entre Leganés y Getafe, no es que sea realmente importante, la carrera sigue igual, la misma avenida, el mismo ritmo, la misma animación, nada ha cambiado.

Llegamos al cruce con la carretera de Toledo en el kilómetro 8 del recorrido, se trata de un repecho corto pero duro para subir el puente que cruza la autovía. Al menos nos despierta del trance hipnótico en que hemos caído. Antes de atacar el repecho tenemos que dar la vuelta a una rotonda, nos da tiempo a ver a nuestros compis en lo alto del puente y pensar en lo que van a dolernos las piernas, ya calientes de la carrera. Aunque quiera hacerlo muy épico no es más que una subida de 60 m, que a ritmo cansino superamos sin problemas.

Pasamos por encima de los coches que circulan por la carretera y nos lanzamos empujados por la bajada hacia los últimos kilómetros de callejeo por Getafe. Pasamos la marca del kilómetro 9 y el novato se anima, es el momento del hachazo definitivo para dejar descolgados al resto de los corredores. Pero el ataque es demasiado prematuro y después de unos metros las fuerzas fallan y volvemos a nuestro ritmo.


Entramos en el campus de la universidad y ya se puede oler la meta aunque no la vemos, al fondo los corredores giran a la derecha y suponemos que tras la esquina estará la meta por lo que decidimos hacer un último acelerón. Pero al girar no aparece la meta sino otra calle, tras el primer fiasco volvemos a acelerar seguro que está tras la siguiente esquina pero tampoco.
Esprintando y frenando recorremos los últimos giros del recorrido hasta que al final aparece el arco de meta. El novato hace el último sprint para cruzar la línea, yo me dejo llevar y entro unos metros por detrás de él. Marcamos un más que aceptable tiempo por debajo de los 54 min, sobre todo para ser su primer 10.000.

Felicito al novato que se saluda con todo el que encuentra en su camino, tiene las endorfinas disparadas y está eufórico, aunque esta tarde seguro que paga el esfuerzo. Nos juntamos con los otros dos compis, han terminado 2 y 1 minuto por delante de nosotros, tampoco nos han sacado tanto tiempo en los últimos 5 km.

Recogemos la bolsa del corredor, muy abundante con tres bebidas y fruta, y la camiseta a elegir entre tres colores distintos, por casualidad todos optamos por el naranja más chillón. Comentamos la carrera nos hacemos alguna foto para la posteridad y volvemos a casa para disfrutar de la tarde del domingo. El lunes en la oficina será el tema de conversación en el café.


Estupendo último entrenamiento para la Media de Madrid. Este año nos vamos a juntar un buen grupete para esta carrera, apuntados que no confirmados estamos seis, la mitad se estrenan en la distancia. Crucemos los dedos para que nos acompañe el tiempo y las buenas sensaciones. Nuestro único objetivo mejorar las marcas del año pasado entrar en el Retiro por debajo de las 2 horas y a ver si este año nos podemos tomar unas cervezas cuando terminemos.

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