La media maratón Rock & Roll es la hermana
mediana de esta gran familia en que se ha convertido el clásico MAPOMA. Comparte
parte de recorrido y el horario con su hermana mayor la Maratón y sus terribles
42 km, y también con su hermana pequeña, una carrera de 10 que antes se
denominaba 10km de Madrid, aunque esta madruga algo más y sale un poco antes.
Un modo un poco tramposo de aumentar la participación global de la carrera y
amortizar el recorrido y que los últimos años ha generado muchas quejas y problemas de organización.
La Media aun siendo la hermana mediana en
distancia es la más joven de las tres, ya que esta es su segunda edición. El
recorrido es completamente nuevo con respecto al del año pasado y en mi opinión
muchísimo mejor, un acierto alargar el
recorrido por la Castellana hasta las cuatro torres y recuperar la llegada a
meta del MAPOMA, por la subida de Alfonso XII, para pasar por la Puerta de Alcalá
y sufrir subiendo por la calle Alcalá hasta entrar en el Retiro.
De las tres hermanas ha sido la que ha tenido
más novios este año, completando el cupo de inscritos varias semanas antes del
cierre oficial. Está claro que la media maratón se está convirtiendo en la
distancia más popular.
http://es.competitor.com/madrid/
Esta vez me liaron, esta carrera no estaba dentro de mis planes, pero es cierto que solo hizo falta que mi prima me pidiera que le acompañara en su primer medio maratón para que me animara. Como en las últimas ocasiones la idea era hacerle de liebre, acompañarla e intentar ayudarla con mi experiencia.
Esta vez me liaron, esta carrera no estaba dentro de mis planes, pero es cierto que solo hizo falta que mi prima me pidiera que le acompañara en su primer medio maratón para que me animara. Como en las últimas ocasiones la idea era hacerle de liebre, acompañarla e intentar ayudarla con mi experiencia.
Reconozco que mi faceta de “Personal Trainer” cada
vez me gusta más, aunque deberían ser mis pupilos los que opinen si la realizo
de forma adecuada. Es cierto que les grito y les animo a partes iguales y por
supuesto no les dejo que se paren aunque me lo supliquen, pero también les
marco y controlo los ritmos, les llevo el avituallamiento y les empujo cuando
las fuerzas les fallan. Pero ellos y sus piernas son las que corren, por lo
tanto no hay posible reclamación si no cumplen sus objetivos, ni me corresponde
especial merito en sus logros.
El día de la carrera quedamos en la Plaza de
Cibeles enfrente del Ayuntamiento, lugar de quedada general de muchos
corredores. Acudo con mi cuñado al que también han liado, aunque su idea es
hacer medio recorrido y quedarse cuando pasemos cerca de su casa.
Animación por todo lo alto, cuando llegamos ya
ha salido la carrera de 10 Km y están descendiendo los tradicionales
paracaidistas del ejército que marcan el comienzo del maratón desde hace años.
Muchísimo extranjero que se anima a correr nuestro maratón y gran cantidad de
público ya dispuesto a animar en los primeros kilómetros del recorrido.
Por fin aparece mi prima, en principio había
quedado en el Retiro con su club para hacerse la foto oficial, pero como le
ocurre siempre llega con la hora pillada y viene directamente sin fichar con su
equipo. Al final uno de sus amigos se ha dado de baja y sobra un dorsal que se
me adjudica como liebre oficial del grupo.
Nos vamos hacia nuestro cajón de salida aunque
ya todo el Paseo del Prado hasta la altura del Jardín Botánico es una marea
humana dispuesta para la salida. Foto del grupo, en medio nuestra chica de oro
bien rodeada por sus guardaespaldas, que no la dejaremos hasta que atraviese la
puerta del Retiro. Nos colocamos a la altura del globo de las 2 horas, aunque
con la preparación que lleva y sin correr las últimas semanas creo que iremos a
un ritmo más bajo.
No oímos ni el pistoletazo de salida pero
cuando la marea se empieza a mover nos arrastra y comenzamos la carrera. Los
primeros kilómetros transcurren por el Paseo de Recoletos y el Paseo de la
Castellana. Me encanta esta parte del recorrido, a pesar de la multitud es
cómodo de correr y todavía vamos con las fuerzas intactas, lo que nos permite
disfrutar del entorno como si viajáramos en el autobús turístico. Vamos
cruzando las plazas que jalonan la Castellana, Colón y su estatua del
descubridor, Emilio Castelar y su monumento a la Republica, Gregorio Marañon y
su escultura ecuestre, San Juan de la Cruz y la gorda mano de Botero, los
Nuevos Ministerios, Lima y el Estadio Bernabéu, Cuzco y la plaza de Castilla
con los edificios gemelos que forma la Puerta de Europa y por último las cuatro
torres que dibujan el moderno skyline de la capital.
Todos los madrileños que circulamos
diariamente por este paseo en coche pensamos que es llano, pero los corredores
sabemos por experiencia que tiene una buena inclinación, sobre todo a partir de
la altura de los Nuevos Ministerios. Pero a pesar de la subida continuada estamos
frescos de piernas y avanzamos a un buen ritmo siempre controlado. Como buena
liebre me he estudiado el recorrido y sé que debemos guardar fuerzas para el
tramo final que va a ser el más duro.
La carrera gira y da la vuelta sin llegar a la altura de las cuatro torres, una lástima creía que pasaríamos por debajo de ellas a través de la zona ajardinada. Lo que antes era subida se convierte en un ligero descenso de vuelta a Plaza de Castilla para coger Bravo Murillo hasta Cuatro Caminos. Esta zona es la más favorable del recorrido con diferencia, tengo que parar un poco a mi prima que se lanza empujada por la bajada y sube el ritmo, sé que las alegrías se pagan en los últimos kilómetros.
En Cuatro Caminos nos espera mi canija y su
pancarta con mi hermana mayor, unas asiduas animadoras de nuestras carreras, me
paro a saludarlas, en esta ocasión no tengo prisa y dejo que el grupo se
adelante un poco.
Ahora viene la parte del recorrido que me
parece más rompe piernas, ya vamos maduritos y empieza una zona de toboganes,
subidas y bajadas que van minando las fuerzas. Para terminar tomamos la calle
Serrano con su tobogán al cruzar Maria de Molina y girar a la izquierda para
atacar la subida por Ortega y Gasset que acaba en Príncipe de Vergara. Esta
cuesta siempre se atragantan y mi prima empieza a notar los efectos de los
kilómetros, debemos bajar el ritmo y regular.
Poco antes, a la altura del puente de Eduardo
Dato, nos hemos separado de los corredores del maratón. Como es tradición les
despedimos con aplausos y gritos de ánimo campeones. A ellos todavía les queda
muchos kilómetros de esfuerzo.
En este tramo deberíamos haber contado con el
apoyo de mis tíos que viven en la zona, pero se han ido de fin de semana fuera
de Madrid y no están para animar a su hija. Les dedicamos un recuerdo y les
ponemos una gran cruz negra.
Llegamos al Retiro, ahora sólo queda rodearlo
para entrar en la línea de llegada, se dice pronto pero son 5 largos kilómetros,
la primera mitad de bajada pero la última parte es una dura subida.
Personalmente es un tramo que me encanta pero en esta ocasión mis obligaciones
como liebre me hacen estar más pendientes de dar ánimos a mi prima que de
correr. Después del último avituallamiento donde ha tomado un gel y un plátano,
se la ve ya cansada pero no piensa reconocerlo y aprieta los dientes. Se viene
arriba un poco cuando se cruza con un par de compañeras que están animando.
Pero cuando llegamos a la cuesta de Alfonso
XII, llega el silencio, la cabeza gacha y el dolor de piernas. Todo el grupo
adecuamos el ritmo a la cuesta y procuro hablarla y darle ánimos para que por
su cabeza no pase la opción de pararse. Pero es dura de pelar y a pesar de
reflejarse en su cara lo que está sufriendo, en ningún momento de su boca sale
una palabra de desánimo ni hace intención de pararse y aguanta el ritmo que le
marcamos. Que merito tiene, todo un lujo poder acompañarla.
A pesar de su esfuerzo, le es imposible
mantener el ritmo y los tiempos se disparan, sobre todo cuando pasamos por la
Puerta de Alcalá y atacamos la última rampa de la calle Alcalá. Sube escoltada
por sus guardaespaldas, mientras no paramos de repetirle que ya es el final que
sólo queda el último esfuerzo.
Y como todo lo malo en la vida la cuesta
también se acaba y atravesamos la entrada del Retiro. Su cara cambia y su
zancada se alarga, ya no sufre solo se prepara para disfrutar. Mi labor ha
terminado y me retraso unos metros con mi cuñado, mientras mi prima se junta
con su grupo de guardaespaldas para entrar gloriosa en la meta.
La marca es lo de menos, el logro es cruzar la
meta. Abrazos, felicitaciones y foto de los campeones. Últimamente mi labor
como liebre me ha dado muchas alegrías, pero en el caso de mi prima, además de
muy bruta es muy disfrutona y su euforia es contagiosa, parece que hayamos
logrado un hito histórico.
Les dejo disfrutando de su logro, mientras voy
a buscar al ilegal de mi cuñado que sin dorsal no ha podido entrar en el recinto.
Las medidas de seguridad, que cada vez son mayores desde el atentado de Boston
del 2013, me impiden volver a entrar por lo que nos despedimos desde la valla y
me voy a casa contento por una gran mañana corriendo.
Pasados un par de días recibo un correo de mi
prima, todavía con la resaca pos carrera citándome para el año que viene, pero
en esta ocasión para acabar el maratón completo. Palabras mayores, yo estoy
dispuesto pero ella tendrá que presentar un mejor plan de entrenamiento o su
cabezonería no será suficiente para vencer el muro y acabar una vez más en el
Retiro.
P.D. Comentar que tras las múltiples críticas
a la Organización de la prueba el año pasado, en esta edición personalmente no
puedo más que felicitarlos, con detalles de gran carrera como el
avituallamiento sólido poco habitual en una media maratón y el “medallón” que
se entrega a los que terminan.
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