Domingo 20 de Enero del 2019
Un circuito muy plano de dos
vueltas, una altura mínima sobre el nivel del mar y la climatología propicia
para correr del mes de enero levantino hacen de esta media maratón una carrera
muy rápida, ideal para intentar bajar tus marcas o al menos correr deprisa.
Tiene detalles de gran carrera
como los cajones por marca o el gran avituallamiento al final de la carrera
hasta con cerveza, pero me da la impresión que se queda en un querer y no
poder. No tiene el espíritu para considerarla una “carrera de club” como ocurre
con las medias maratones de otras capitales de provincia, pero por su
puntuación según la federación de atletismo, que tiene en cuenta participación,
marcas y antigüedad, está en el puesto 30 a nivel nacional muy alejada de las
pruebas punteras.
Es verdad que algunos corredores
comentaban que el tener que cambiar su fecha al mes de diciembre para adaptarse
al cambio de fechas de su hermana mayor la Maratón de Castellón no le ha
favorecido y en los últimos años está perdiendo protagonismo. Mientras que la
prueba reina que tiene lugar un mes después ha subido mucho en los últimos tres
años situándose la sexta en la lista de los maratones españoles.
En cualquier caso treinta y tres
ediciones es una cifra para estar orgullosos y después de participar en ella
puedo afirmar que bien merece el viaje hasta la comarca de la Plana y la Costa
del Azahar.
http://www.mediamaratoncastellon.com
Es sorprendente que después de
ocho años participando en carreras populares, con más de sesenta pruebas
terminadas, habiendo corrido distancias de maratones, medias maratones, 10
kilómetros y hasta ultra maratones de 100 km, en carreras nacionales e
internacionales, saliendo a buscar superar mis marcas o simplemente con la
intención de acabar la prueba, habiendo fracasado en algunas de ellas y
cumplido mis objetivos en la mayoría, siga poniéndome nervioso la noche antes
de cada carrera.
Y una vez más aquí en Castellón
en donde he venido a correr su media maratón, vuelvo a pasar la noche anterior
en vela, dando vueltas en la cama sin poder descansar a gusto. Y eso que ya
hace tiempo que solo corro por disfrutar, por supuesto sin ninguna intención
especial y solo para poder decir que yo corrí esa carrera.
Aburrido de dar vueltas en la
cama me levanto, me ducho y desayuno en la misma habitación un batido, plátanos
y unas galletas, nunca tengo ganas de tomar nada antes de las carreras pero
tengo que llenar los depósitos, aunque debo reconocer que anoche nos dimos un
buen homenaje y no me prive de nada por lo que no pueden estar muy vacíos.
Me dirijo al Parque Ribalta donde
está la salida de la carrera dando un agradable paseo andando desde el hotel.
Ayer hizo un día soleado y hasta caluroso, pero después de llover esta noche,
la mañana ha amanecido nublada y algo más fresca, una climatología perfecta
para correr mientras no empiece a llover. Sobre todo cuando el resto de la
península este bajo el efecto de la borrasca con lluvias persistentes y con
temperaturas bajas y aquí la costa del Azahar se mantiene ajena a la borrasca.
Voy hasta la Pérgola en donde
está montado el ropero y se hace entrega de los dorsales, todavía no hay
demasiado movimiento y la gente recoge los dorsales y se prepara sin agobios.
Yo recogí el dorsal ayer por la tarde, porque durante nuestra visita turística
de la ciudad pasamos cerca y aproveche, pero está claro que no es necesario y
puede hacerse todo la misma mañana de la prueba. Me cambio y dejo la mochila en
el ropero.
Ya en la calle me hago la foto de
rigor para mandarla a la familia, yo creo que están un poco aburridos de que
les despierte todo los domingos con mis carreras pero ninguno se queja, y hasta
recibo ánimos de algunos de ellos. Después de calentar un poco y ya con el
parque lleno de corredores me dirijo a la salida y me coloco en mi cajón de
salida, dorsal de fondo amarillo por debajo de 1:55, es el penúltimo de los
seis cajones establecidos por la Organización, por lo que estoy muy lejos de la
línea de salida. Aunque tampoco me preocupa en exceso hay algunos corredores
que intentan adelantarse lo más posible pero mi experiencia es que con un número
de corredores inferior a los 1000 como es el caso de esta carrera se puede
correr sin agobios desde el primer metro.
No tardan demasiado en dar la
salida, y recorremos el paseo que cruza el parque animados por el público que sorprendentemente
se agolpa en gran número a ambos lados del paseo. Salimos del parque por la
Plaza de la Independencia más conocida por la plaza de la farola, por la que se encuentra en su centro
de enormes dimensiones con sus cuatro brazos que soportan las grandes
luminarias de cristal.
Ya cogemos las calles de
Castellón y los primeros kilómetros en bajada son bastante favorables, según mi
reloj el primer kilómetro lo recorro en 5:17 más rápido de lo que debería.
Pienso en levantar un poco el pie del acelerador para no reventarme en la
primera vuelta y aun así el recorrido es tan amigable que los kilómetros de la
primera vuelta los corro entre 5.00 y 5:10, un buen ritmo para mis viejas piernas.
Mientras avanzo por el recorrido
voy identificando puntos de interés que me sirvan como referencia durante la
segunda vuelta.
El primer encuentro es con el Campo de futbol de Castalia donde juega el Club
Deportivo Castellón ahora en segunda B y a la sombra de su vecino de primera
división el Villareal CF, pero que durante los años 90 milito en la primera
división y fue el primer equipo de la provincia.
Un kilómetro más adelante esta el
gigante Tombatossals que según la leyenda nació del amor entre dos montañas y
al que se le atribuye la fundación de Castellón. La estatua de más de 20 metros
es la más alta de Europa realizada en acero. Al menos es enorme porque bonita
no es, con una cabeza desproporcionada para ese pedazo de cuerpo.
Llegamos al Auditorio y Palacio
de congresos de Castellón, nos queda un poco alejado pero se reconoce su gran
mole. Me hubiera pasado desapercibido si no fuera porque su estructura la
diseño mi hermana.
La muralla liberal, realmente los
últimos restos de la muralla que levantaron los liberales castellonenses para
proteger la ciudad durante la primera guerra carlista. El gigantesco ficus de
la Plaza de María Agustina esa en la que durante años se giró en sentido
contrario que en todas las plazas española.
Y llegamos a la calle Enmedio en
donde se ha reunido todo el público que anima la carrera formando un pasillo
por el que pasamos los corredores, es un momento especial y cada uno de
nosotros nos sentimos grandes corredores. Pero la sensación se termina en
cuanto abandonamos la calle y desembocamos en la Plaza del Sol, hermana pequeña
de la madrileña pero también presidida por el reloj y con la solera de su
Casino Antiguo.
Ya estoy llegando a la Plaza de
la Paz done deben estar esperando mi familia para animarme. Enseguida les distingo
en un lado de la plaza y ellos también me ven a mí pero a mi enana no le da
tiempo a prepararse con su cámara y tengo que volver unos metros para que me
saque la foto de la primera vuelta. Paro a saludar y me comentan que van a
desayunar en el quiosco de la plaza y esperarme ahí a que vuelva a pasar para animarme.
Vaya morro que tienen, mientras yo me esfuerzo corriendo ellos se meten un
desayuno de campeones hasta con churros, pero como dice mi hijo “a ver pedido
muerte”.
A partir de este momento la
carrera transcurre por grandes avenidas, sin ningún encanto y muy poco público
y son los momentos más duros para todos los corredores. Sobre todo un kilómetro
largo de suave pendiente a partir del kilómetro 8, que exige algo más a las
piernas. Los dos últimos kilómetros son
otra vez completamente llanos y se corre muy tranquilo.
Terminamos la primera vuelta y ya
estamos de vuelta al Parque Ribalta donde se junta algo más de público. Pero esto
no ha terminado y dejamos el parque a un lado para comenzar la segunda vuelta
de la carrera.
Empieza a llover un poco aunque
yo corriendo no lo noto, me doy cuenta porque la gente va con los paraguas
abiertos por la calle. Ya conozco el recorrido y se repiten los mismo
encuentros y sensaciones pero en esta ocasión subo el ritmo y bajo unos 10
segundos el tiempo por kilómetro.
De nuevo me esperan mis
animadores personales en la Plaza de la Paz esta vez ya desayunados y mi enana
preparada para sacarme la foto de la segunda vuelta. Una vez que he pasado se
encaminan hacia la meta para verme llegar mientras a mí todavía me quedan
cuatro kilómetros que recorrer.
Llega de nuevo la cuesta y voy
adelantando a mucha gente y recogiendo algún cadáver que no ha medido bien las
fuerzas. Cuando les adelanto intento darles ánimos, sobre todo a una chiquilla
que va andando mientras su novio la espera unos metros por delante, la jaleamos
los dos para que no se pare y aunque con poco ánimo vuelve a trotar, les deseo
lo mejor y continuo mi carrera.
Ya termina la cuesta y yo sigo a
buen ritmo, he divisado el globo de la 1:45 minutos al fondo y me pica el gen
competitivo, sería una pasada volver a bajar de esa marca después de tres años
sin conseguirlo. Aun así procuro no cebarme, esta larga recta que en la primera
vuelta pensé que iba a disfrutar de lo lindo con la meta tan cerca se me
atraganta más de los debido, pero es que estoy forzando mi ritmo por primera
vez en toda la carrera.
Gano metros al globo pero no los
suficientes como para alcanzarlo antes de que se desvié para entrar el parque.
A esta altura me pongo a la par de un corredor que confiesa a su acompañante
que va fatal y lo que me sale es comentar que es un buen momento para estar
fatal a escasos 300 metros de la meta.
Giro a la derecha para tomar la
avenida de meta, ya veo el arco al fondo y voy fijándome para ver a mi familia,
pero he debido correr demasiado rápido y no les ha dado tiempo a llegar. Cruzo
la línea de meta y mi reloj marca unos maravillosos 1:45:35, impensable cuando
arranque esta mañana y mucho menos hace unos meses cuando salía a correr sin
ningún objetivo y con muy poquitas ganas.
Sigo mirando a ver si veo a mis
acompañantes pero no los localizo y decido ir al avituallamiento y recoger mi
mochila para ganar tiempo. Cuando ya salgo de la Pergola les veo apostados al
otro lado de las vallas esperando mi llegada. Me cuelo dentro de la zona
vallada de llegada y voy trotando como si acabara la carrera hasta donde están
ellos. En seguida se dan cuenta de que solo es un simulacro y mi enana no sabe
sin hacerme o no la foto de llegada, pero lo celebramos igual con una estupenda
foto de final de carrera de grupo.
Castellón de la Plana resulta una
ciudad de contrastes, tratándose de una ciudad costera el mar lo tiene a 4
kilómetros y en el Grao conviven su enorme puerto comercial y su refinería con la
Playa del Pinar y sus dunas artificiales que continua con el arenal hasta
Benicasim. Situada en la Comarca de la Plana si miras al sur veras una gran
planicie que se extiende hasta el mar pero si te giras al norte te toparas con
las montañas de la sierra y es que en realidad está ubicada sobre un gran delta
fluvial.
Me llama la atención que mantiene
en su “casco antiguo” un gran número de las típicas casas valencianas de dos
alturas con su gran portalón de entrada que da acceso al patio interior y sus
fachadas pintadas o decoradas con azulejos. Mientras en otras ciudades
levantinas el boom de la construcción de los años 50 tiro abajo estas
construcciones para sustituirlas por edificios de pisos, parece que Castellón
se mantuvo al margen y transcurridos los años estas casas seguro que están
protegidas y no pueden derribarse. La mayoría de ellas se han reconvertido en
espacios comerciales pero aun así confieren a la ciudad un encanto provinciano
y tradicional.
No podemos hablar de una ciudad
monumental, de hecho en las guías de turismo aparecen como gran atractivo el Mercado
Central y sus puestos de pescado o dos árboles monumentales el ficus de la plaza María Agustina y la
olivera de la avenida de Rey don Jaime. Pero si es cierto que la Plaza Mayor,
el Casino Antiguo o el Edificio de Correos bien merecen una visita. Y el paseo
por sus calles nos permite descubrir un buen número de rincones con encanto.
Especial mención tengo que hacer
al Museo de Bellas Artes es un edificio moderno y muy llamativo premiado con
varios galardones arquitectónicos y los cuadros y piezas de cerámicas que se
exponen en sus tres plantas son realmente interesantes. Pero sorprendentemente
éramos los únicos visitantes un sábado por la tarde, las luces se iluminaban a
nuestro paso y luego se apagaban cuando dejábamos las salas, ni siquiera nos
cruzamos con ningún vigilante durante nuestra visita. Resulto de los más triste
ver una instalación tan magnifica sin vida, casi a la altura del famoso
Aeropuerto de Castellón.
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