Domingo 17 de Febrero del 2019
La Media Maratón Coruña21
pertenece al circuito que el Ayuntamiento y la federación gallega de atletismo
organizan en las calles de la capital gallega. Consta de tres pruebas sobre las
distancias estrellas del atletismo popular, los 10 KM que se realiza en el mes
de octubre, la distancia reina de la Maratón en el mes de abril y la distancia
Media Maratón en el mes de febrero.
La carrera trascurre por un
circuito plano de aproximadamente 10 km al que hay que dar dos vueltas, para
completar la distancia la segunda vuelta se aumenta en su tramo final con la
única subida que hay en toda la carrera. El recorrido corre en paralelo al
puerto de la Coruña y lo podemos dividir en dos tramos completamente distintos.
La zona del puerto comercial y petrolero es triste y aburrida, con poca
animación y ningún encanto, el firme es irregular y hasta peligroso en algunos
tramos, se puede decir que es el “tramo infierno” de la carrera. Y el tramo del
puerto de los transatlánticos y deportivo, que trascurre por una de las zonas
más bonitas y con más historia de la ciudad, en donde se agolpa el poco público
que anima la carrera y cuyo firme es ideal para correr, podemos hablar del “tramo
cielo” de la carrera.
Los avituallamientos durante la
carrera perfectos, bebida y fruta preparada en todos ellos y un gran número de
voluntarios al servicio del corredor, pero sorprendentemente el avituallamiento
en meta resulta pequeño, escaso y con pocos voluntarios lo que genera colas
innecesarias. Se echa de menos las
liebres en la carrera, hoy en día cualquier prueba menor dispone de ellas y
estoy convencido que muchos solo por el coste del dorsal estaríamos dispuestos
a marcar el ritmo a los corredores. La bolsa del corredor inexistente, una
camiseta bastante del montón y de discutible gusto y se acabó, el resto
publicidad. Además se echa de menos una medalla conmemorativa en la llegada,
correr en Coruña bien se merece un metal.
Mi conclusión es que resulta una
carrera un poco fría, con una organización sin fallos pero discreta y falta del
espíritu que siempre aportan los clubs de atletismo que organizan la mayoría de
las carreras populares de nuestro país. Es evidente que al estar auspiciada por
el Ayuntamiento las reticencias para correr por sus calles deberían ser
menores, pero el circuito elegido esta diseñado más para no molestar en la
ciudad que para el disfrute del corredor y la exhibición de la ciudad. Si sé
eliminara el tramo infierno y sé prolongara el circuito hacia la Torre de
Hércules hasta las playas del Orzán y Riazor, entonces si sería el recorrido perfecto.
Grandes marcas en la meta, con
verdaderos corredores de elite, sobretodo este año en la participación femenina
en donde la ganadora termino en una sorprendente séptima posición de la
clasificación absoluta. Creo que la Organización se gasta más dinero en traer a
estos corredores a la prueba que en atraer a los corredores populares, lo que
le otorga prestigio y una buena clasificación en el ranking de la federación,
pero no sé si desluce la fiesta popular que esta ciudad se merece.
https://www.coruna.gal/carreraspopulares/es
Viajamos el viernes desde Madrid
y nos alojamos en Ares, en el chalet de veraneo que la familia de mi mujer
tiene en esta villa ferrolana. En el pasamos parte del verano y cuando salgo
por el pueblo a hacer mis entrenamientos los amigos coruñeses de mi mujer
siempre me comentan que en Coruña las carreras son especiales. Comprobar si lo
que me dicen es cierto o solo es la pasión que cada uno siente por su ciudad es
una de las muchas razones que me han llevado a correr esta media maratón.
La carrera como en otras ocasiones
la comenzamos ya el sábado, aprovechando que hace un día de sol sin una sola
nube, algo extraño por estas latitudes, nos vamos a pasar el día a la Coruña. A
Coruña es una ciudad preciosa que mantiene mucho del clásico encanto gallego
dentro de su modernidad. Son obligadas las visitas a la Torre de Hércules, el
faro más antiguo de España construido por los romanos, aunque de la edificación
original solo quedan los cimientos y a la maravillosa Plaza de María Pita,
famosa defensora de la ciudad contra los ataques del corsario ingles Francis
Drake, presidida por el monumental edificio del Ayuntamiento. Aprovechamos
también para visitar la ciudad vieja una de las zonas más olvidadas de la
ciudad pero con unas cuantas plazas, iglesias y conventos dignas de visitar,
como curiosidad la Iglesia de Santiago la más antigua de la ciudad y de donde
parte el Camino de Santiago Inglés.
Para disfrute de mi enana
visitamos también el Aquarium Finisterrae y la verdad es que echamos un rato
muy agradable observando las peceras, habitadas principalmente por peces de la
zona como rapes, corvinas, doradas o las feas morenas pero también por
tiburones y rayas. Especial mención merece la Sala Nautilus que reproduce el
gabinete del famoso submarino de Nemo rodeada por una enorme pecera como si estuviéramos sumergidos y la piscina
exterior con los leones marinos.
Por supuesto hacemos una parada al
mediodía en nuestra ruta para disfrutar de una estupenda comida en un
restaurante de la Avenida Marina. Damos buena cuenta de un pulpo y unos buenos
pescados de los que habíamos visto nadando en el acuario y de los que ahora disfrutamos
bien cocinados sobre un plato. Nuestra visita a la ciudad termina con el paseo
por la Calle Real siempre bulliciosa y animada.
Ya en el coche y de vuelta a
Ares, aprovecho que el Corte Ingles nos queda de paso para parar a recoger el
dorsal. Pero resulta que no es en este Corte Ingles sino en uno nuevo que han
inaugurado hace unos años en Marineda. No sabemos llegar y le pido a mi hijo
que me guie con el móvil, como siempre la operación acaba en gran discusión, le
grito que me tiene que indicar antes y el me responde que la culpa es mía por no
seguir sus indicaciones. Aunque nos equivocamos un par de veces conseguimos
llegar a nuestro destino y recoger el dorsal de la carrera.
La mañana del domingo madrugo
para llegar con tiempo a la salida. Todavía no ha amanecido y todos duermen en
la casa mientras me ducho, me preparo y desayuno. Mi hijo se había ofrecido a
acompañarme pero me da pena despertarle y decido irme solo. Tengo que encerrar
en su perrera a los dos mastines que protegen la casa, porque se escapan en
cuanto nos despistamos y luego nos los devuelven la policía con la consiguiente
multa. Me cuesta un par de intentos hasta que me obedecen y se meten por fin en
su caseta.
Cuando llego a Coruña ya está el
tráfico cortado pero han dejado un carril para llegar hasta los Cantones donde
está la salida. Doy una vuelta por la zona del puerto intentando aparcar el
coche, pero está claro que otros corredores han llegado antes que yo y no hay ningún
sitio libre. Antes de perderme y que me manden al otro lado de la ciudad decido
dar la vuelta y dejar el coche en el aparcamiento de los Cantones aunque tenga
que pagar.
Me encamino a la salida de la
carrera con la idea de dejar en el ropero la mochila pero es demasiado pronto
para ponerme de corto y empezar a calentar y decido tomarme un café antes de la
salida. Paso por la zona de entrega de dorsales y hay cola, es la primera vez que
me alegro de la excursión de ayer para recogerlo. Solo encuentro una cafetería
abierta en donde nos hemos juntado los corredores, me tomo un buen café que me
pone a tono antes de la carrera.
Ya de vuelta a la salida me
encuentro que en el guardarropa donde antes no había nadie ahora hay una buena
cola y es que la única voluntaria que atiende la recogida de las mochilas no da
a basto con tanto corredor nervioso. Además
me he dejado el teléfono en el coche y no puedo hacerme la foto de rigor, por
lo que cambio de planes y decido dejar la ropa en el coche, total está a pocos
metros de la meta y no hay peligro de que me quede frío cuando termine la
carrera.
Vuelvo al aparcamiento para dejar
la ropa, salgo de nuevo para hacerme en la calle la foto que publico en el
grupo familiar como en otras ocasiones y luego vuelvo de nuevo al coche para
dejar el móvil porque no quiero cargar con más peso del necesario. No recuerdo
a ver dado tantos paseos en ninguna otra carrera, pero al final ya está todo
organizado y me pongo a calentar en los jardines de los Cantones donde ya hay
mucha animación de corredores.
Tengo el dorsal con franja
morada, que según la información de la página web corresponde al cajón sin
marca por lo que me voy al final de la salida. Pero cuando me acerco a los
arcos veo que el morado está marcado como el segundo de los cinco cajones que
han montado la Organización y el último es el de color rojo. No sé qué es lo
correcto pero si tengo claro que mi marca prevista está muy lejos de la 1:25
marcada como tiempo máximo para los corredores del segundo cajón de salida, por
lo que me pongo al final donde hay dorsales de todos los colores.
En esta ocasión oigo perfectamente
el pistoletazo de salida y me da tiempo a prepararme aunque todavía tardo en
ponerme a andar y un par de minutos más en cruzar el arco de salida y empezar a
correr. Por fin ya estoy corriendo por las calles coruñesas, en los primeros
metros somos muchos corredores juntos y hay que avanzar con cuidado aunque la
gente ha salido muy rápida.
El primer tramo del recorrido
transcurre por el Cantón Grande y el Cantón Pequeño para seguir por la calle
Sanchez Bregua dejando a un lado la rosaleda y tomar la Avenida de Linares
Rivas. Este primer kilómetro es muy entretenido, hay mucha gente animando y el
entorno con los jardines y los modernos edificios coruñeses imitando las
clásicas galerías para protegerse de la lluvia y el viento nos acompañan. Pero
en seguida el recorrido se encamina a la zona del puerto y cambiamos los
edificios por los muelles y sus tristes almacenes.
Después de avanzar unos metros en
dirección al puerto damos la vuelta en una rotonda y deshacemos el camino para tomar
definitivamente la Carretera de acceso al puerto petrolero. Una larga recta de
algo más de un kilómetro que nos lleva hasta el final del puerto en donde
giramos en una rotonda y volvemos sobre nuestros pasos. El firme en esta zona
está bastante machacado por el paso de los camiones y hay que tener cuidado
para no tropezar, además esta cruzado por las vías del tren que dan acceso a la
estación de mercancías de San Diego y aunque está bien señalizado siempre es un
riesgo añadido para el corredor, sobre todo cuando pasemos en la segunda vuelta
y las fuerzas no estén tan frescas. No es una zona muy agradable de correr y
por supuesto la animación es inexistente, creo que su único interés es hacer
kilómetros para completar la distancia de la media. A mi paso se une que una
locomotora cercana está en funcionamiento y respiramos la humareda que hecha,
al menos es una zona muy plana y pasa rápido.
A esta altura de la carrera ya he
tenido un par de incidentes con otros corredores, algo más típicos de las
carreras multitudinarias de Madrid que de estas pruebas menos masificadas.
El primero lo protagonizan dos
corredores que avanzan a un ritmo más rápido que el grupo y se me cruzan por
delante buscando el hueco entre los corredores, tengo que frenar para no chocar
y conmigo la mayoría de los corredores que se ven sorprendidos por la maniobra.
El tener un ritmo mas alto no te da prioridad, al revés la regla no escrita dice
que debes adecuar tu paso y evitar cruzar la trayectoria de otros corredores más
lentos y en último caso avisar de tu maniobra para evitar colisiones.
El otro incidente me ocurre en la
rotonda, voy corriendo por el interior pero el corredor que va por fuera se
cierra bruscamente buscando el interior del giro para hacer menos distancia,
como consecuencia se me cruza en mi trayectoria y tengo que frenar para dejarle
pasar y poder continuar con mi carrera. Si no quieres hacer más distancia debes
prever los giros y buscar el interior de la curva, sino lo has hecho con
antelación debes mantener tu trayectoria abierta y hacer más metros.
Me he quedado algo sorprendido
con estos cruces, no los había sufrido en las carreras fuera de Madrid en donde
los corredores son más experimentados y muy respetuosos con estos temas. Mirando
siempre antes de cambiar la trayectoria por si viene otro corredor o avisando
con tiempo de cualquier maniobra inesperada.
Aunque normalmente no existen
muchos choques en las carreras, si he presenciado tropezones y caídas con lesiones
o torceduras. En el mejor de los casos obligas al resto de los corredores a
modificar su ritmo lo que nunca es agradable y total no vas a ganar mucha
distancia, es más fácil bajar tu ritmo para buscar el hueco adecuado y
adelantar sin peligro y si lo ves complicado avisar para que te dejen pasar, mejor
utiliza la palabra “perdón” que “paso” en ambos casos te dejaran pasar pero las
sensaciones serán distintas.
En el kilómetro 5 miro por
primera vez mi reloj y llega el primer sorpreson del día marca 24:17, eso
significa que estoy corriendo por debajo de los 5 min/km algo poco común en los
últimos años. Es mi oportunidad de volverme a acercar a mis mejores marcas y
estar cerca de la hora y 40 minutos. No puedo desaprovechar la ocasión aunque
eso significa dejar de pasearme y apretar algo los dientes. Decido mantener
este ritmo, pero siempre controlando para no pagar el esfuerzo en los últimos
kilómetros.
Ya hemos salido de la zona del
puerto y volvemos a correr por la zona de los Cantones directos a la Avenida
Marina, esta es la zona más emblemática y bonita de toda la ciudad junto a la
Playa de Riazor. Corremos por la zona peatonal al lado de los edificios de un
blanco impoluto con sus galerías acristaladas que son uno de los iconos más
significativos de la ciudad, es un momento para olvidarte de que vas corriendo
y disfrutar del entorno.
Llegamos a la altura de la Plaza
de María Pita otro de los grandes iconos de la ciudad y una de las plazas
mayores más bonitas de toda España. Solo podemos ver sus soportales de acceso
ya que la carrera no la atraviesa, sería un paso espectacular para los
corredores. Ahora corremos por el Paseo de la Darsena, es un tramo raro al ser
una zona peatonal el recorrido está limitado exclusivamente con unos conos que
marcan el recorrido de doble sentido. Algunos corredores se salen de circuito
marcado y ocupan la parte reservadas para los viandantes, aunque
sorprendentemente hay muy poco público animando en este tramo de la carrera.
Llegamos hasta el final del paseo
y damos la vuelta en la Plaza Parrote, dejando a un lado el Castillo de San
Antón. Ahora corremos con el mar a nuestra izquierda y el casco antiguo de
Coruña a nuestra derecha al contrario que como veníamos. Es el momento de ver
la cantidad de corredores que tengo detrás y subir la moral después de que en
el tramo anterior haya visto pasar a los primeros de la carrera en sentido
contrario a una velocidad muy alejada de mis posibilidades.
Mantengo un buen ritmo y todavía
me siento “fresco”, hasta debo reconocer que he disfrutado mucho de este tramo
de carrera completamente llano en uno de los rincones más bonitos de la ciudad,
pero es el momento de volverse a concentrar en el esfuerzo. Pasamos el
kilómetro 9 y volvemos a cruzar por debajo del arco de salida, la próxima ver
que lo hagamos será para terminar la carrera.
Llega el avituallamiento en donde
además de agua e isotónico hay fruta, solo aprovecho para beber un poco de
agua, la mañana esta nublada y no hace mucho calor pero hay que hidratarse.
Para la recogida de las botellas vacías además de los contenedores habituales
han instalado unas redes imitando a una gran canasta para que el corredor
enceste, es un detalle divertido que hace que por unos segundos te concentres
en algo que no sea el dolor de piernas que tienes.
Un corredor unos metros por
delante mío va lanzando al suelo la piel del plátano que se está comiendo, es
un peligro para los corredores que vamos detrás si lo pisas puedes meterte una
buena costalada. Me muerdo la lengua para no llamarle la atención, pero en el
momento que me pongo a su altura tira al suelo el resto que le queda de plátano
justo delante mío, por toda disculpa me hace un ademan con la cabeza. Y
entonces me sale mi lado más guerrillero, le recrimino su acción, recordándole
que no corre solo y que los que venimos detrás podemos resbalar con los restos
que va dejando.
No recibo ninguna respuesta ni
para disculparse ni para increparme, pero un corredor cercano se erige en
portavoz y llamándome campeón me comenta que tengo que entender que van muy
cansados y que yo que voy mucho más fresco puedo prestar atención y evitar los
restos. No quiero entrar en más disputa y admito la sorna del corredor, pero
los que me conocen saben que no suelo dejar pasar una y le contesto que cuesta
el mismo esfuerzo tirar los restos hacia abajo en el camino de los que vienen
detrás que a un lado fuera del recorrido. También pienso que si ya están
agotados sin haber llegado a la mitad de la carrera sería mejor que se lo
piensen antes de apuntarse a esta distancia, pero consigo evitar decirlo y sigo
a mi ritmo alejándome de ellos.
Paso por el kilómetro 10 en un
tiempo de 47:59, sigo manteniendo el ritmo para cumplir mi objetivo pero ahora
comienza de nuevo el tramo del puerto y tengo que concentrarme para que mi
ánimo no decaiga. Está claro que es una zona muy tedioso y ahora con menos
fuerzas se hace más duro, sólo voy atento a no tropezar y terminar lo antes
posible. Por fin acaba el tramo infierno y alcanzo el kilómetro 15 en donde marco
un tiempo de 1:11:08, todavía con un margen de tiempo suficiente.
Desde hace unos minutos ha
empezado a chispear y lo peor es que le acompaña un viento de frente muy
desagradable. Cruzo a la altura de la meta donde se agolpa la mayoría del
público y donde ya están llegando los
primeros de la carrera pero a mí todavía me quedan los últimos 5 kilómetros.
Por suerte para de llover y el viento amaina por lo que no tengo excusa para no
aguantar el ritmo.
Volvemos a pasar por el paseo de
la dársena y disfrutar del entorno con muy poca gente, en todo el recorrido
solo hay público en la zona de meta. Queda la parte más empinada de la carrera
que la Organización ha guardado para el tramo del 17 al 18 y medio, la subida
hacia la Torre de Hércules por el Paseo del Alcalde Francisco Vázquez en honor a uno de
los grandes personajes políticos de la ciudad durante la actual democracia.
Como curiosidad del paseo las controvertidas farolas modernistas de color rojo,
que además servían para soportar la catenaria del tranvía que circulaba hasta
hace varios años cuando se desmonto. Está claro que no pasan desapercibidas
para cualquiera que haya visitado Coruña.
Estaba sobre aviso de este último
esfuerzo y creo que he guardado fuerzas, pero en cuanto el paseo se empina compruebo
que ya no me sobran las fuerzas. Es el momento de apretar los dientes para no
bajar el ritmo y así me lo propongo tomando como referencia llegar a la
siguiente farola roja. Aguanto bien el ritmo y voy adelantando muchos
corredores, aunque pierdo un poco de tiempo con respecto al ritmo que traía, pero
al final son solo 15 segundos en esto tres kilómetros de subida y bajada.
Acaba la subida sin llegar a la
Torre de Hércules y me lanzo cuesta abajo. Pensaba que me sentiría más fresco
bajando pero está claro que las piernas ya no recuperan. Paso por el
avituallamiento y vuelvo a coger solo agua, ya me he tomado mi gel en el 15 y
con eso llegare a la meta. Bebo con tanta ansia que me atraganto, no es algo
que me ocurra a menudo en las carreras ni preocupante pero me hace bajar el
ritmo durante unos metros hasta que recupero la respiración.
De vuelta en el paseo y el puerto
ya solo voy concentrado en correr todo lo que me den las piernas, ya he pasado
tres veces por esta zona y disfrutado del entorno ahora es el momento de correr
y llegar lo más pronto posible a la meta. Paso el kilómetro 20 en 1:34:45, ya
va a ser difícil bajar de los 40 minutos pero aun así me lanzo por la Avenida
Marina con el único objetivo de quedarme lo más cerca posible.
El último kilómetro lo corro como
si fuera una serie de entrenamiento a 4:35 min/km, las piernas aguantan y cruzo
el arco de meta con un tiempo de 1:40:48. Es un subidón, en las tres últimas
medias he rebajado mi registro, para una mejora de casi 8 minutos en tres meses,
estoy como en mis mejores tiempos cuando tenía unos cuantos años menos.
Ya solo queda recuperar un poco
antes de coger el coche para volver a Ares y darme un buen homenaje gastronómico
en el muelle de Mugardos con la familia. A la salida del restaurante ya está
lloviendo y nos acompañara hasta que abandonemos Galicia de vuelta a Madrid. Un
viaje de más de 600 km para cerrar un fin de semana perfecto.
La semana después de terminar esta
media maratón recibo por correo el boletín de Carreras Populares donde aparece
un artículo titulado “Normas de educación en plena carrera”. Dos autores en
artículos distintos hablan sobre las normas no escritas que harán que la experiencia
de correr en grupo sea más agradable para todos.
Me alegra comprobar que coinciden con
mis apreciaciones durante mi carrera en Coruña y que no me estoy volviendo un
viejo cascarrabias. Bueno realmente si me estoy haciendo mayor y me encanta
discutir, pero en este caso los artículos me dan la razón y las famosas
“normas” existen aunque no aparezcan en el reglamento de ninguna carrera.
A continuación recojo textualmente
unos extractos de los artículos y recomiendo a todos los que se inicien en las
carreras populares dediquen unos minutos a leer en internet estos artículos
antes de ponerse un dorsal.
“Las trazadas. No te cruces
innecesariamente. En cada carrera
se juntan centenares de trazadas, una por corredor. Es casi un milagro que no
nos vayamos golpeando los unos contra los otros. Tenlo en cuenta especialmente cuando vayas a tomar algún
tipo de curva. Aunque creas que tengas ganada la trazada, puede venir
algún corredor por detrás más rápido que tú. Dedícale solo una décima de
segundo a ampliar la mirada al lado donde vas a girar con la finalidad de no
entorpecer a nadie ni chocar contra otro corredor. En las rectas tampoco te
cruces innecesariamente y, si lo haces, cerciórate de que no viene nadie.” (May
Lujan)
“No tires al suelo los geles y otros deshechos de posibles alimentos que hayas llevado a la carrera.
Una norma de especial prevalencia en la montaña. Si has sido capaz de llevarlo
encima hasta la mitad o el final de una carrera y allí te sirve para llenarte
de energía, también eres capaz de no tirarlo al suelo y volver a guardar el
envase vacío en el mismo lugar.” (Luis Miguel del Baño)
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