jueves, 14 de marzo de 2019

XI Media Maratón Coruña21 - A Costa da Morte


Domingo 17 de Febrero del 2019

La Media Maratón Coruña21 pertenece al circuito que el Ayuntamiento y la federación gallega de atletismo organizan en las calles de la capital gallega. Consta de tres pruebas sobre las distancias estrellas del atletismo popular, los 10 KM que se realiza en el mes de octubre, la distancia reina de la Maratón en el mes de abril y la distancia Media Maratón en el mes de febrero.

La carrera trascurre por un circuito plano de aproximadamente 10 km al que hay que dar dos vueltas, para completar la distancia la segunda vuelta se aumenta en su tramo final con la única subida que hay en toda la carrera. El recorrido corre en paralelo al puerto de la Coruña y lo podemos dividir en dos tramos completamente distintos. La zona del puerto comercial y petrolero es triste y aburrida, con poca animación y ningún encanto, el firme es irregular y hasta peligroso en algunos tramos, se puede decir que es el “tramo infierno” de la carrera. Y el tramo del puerto de los transatlánticos y deportivo, que trascurre por una de las zonas más bonitas y con más historia de la ciudad, en donde se agolpa el poco público que anima la carrera y cuyo firme es ideal para correr, podemos hablar del “tramo cielo” de la carrera.

Los avituallamientos durante la carrera perfectos, bebida y fruta preparada en todos ellos y un gran número de voluntarios al servicio del corredor, pero sorprendentemente el avituallamiento en meta resulta pequeño, escaso y con pocos voluntarios lo que genera colas innecesarias.  Se echa de menos las liebres en la carrera, hoy en día cualquier prueba menor dispone de ellas y estoy convencido que muchos solo por el coste del dorsal estaríamos dispuestos a marcar el ritmo a los corredores. La bolsa del corredor inexistente, una camiseta bastante del montón y de discutible gusto y se acabó, el resto publicidad. Además se echa de menos una medalla conmemorativa en la llegada, correr en Coruña bien se merece un metal.

Mi conclusión es que resulta una carrera un poco fría, con una organización sin fallos pero discreta y falta del espíritu que siempre aportan los clubs de atletismo que organizan la mayoría de las carreras populares de nuestro país. Es evidente que al estar auspiciada por el Ayuntamiento las reticencias para correr por sus calles deberían ser menores, pero el circuito elegido esta diseñado más para no molestar en la ciudad que para el disfrute del corredor y la exhibición de la ciudad. Si sé eliminara el tramo infierno y sé prolongara el circuito hacia la Torre de Hércules hasta las playas del Orzán y Riazor, entonces si sería el recorrido perfecto.

Grandes marcas en la meta, con verdaderos corredores de elite, sobretodo este año en la participación femenina en donde la ganadora termino en una sorprendente séptima posición de la clasificación absoluta. Creo que la Organización se gasta más dinero en traer a estos corredores a la prueba que en atraer a los corredores populares, lo que le otorga prestigio y una buena clasificación en el ranking de la federación, pero no sé si desluce la fiesta popular que esta ciudad se merece.














https://www.coruna.gal/carreraspopulares/es

Viajamos el viernes desde Madrid y nos alojamos en Ares, en el chalet de veraneo que la familia de mi mujer tiene en esta villa ferrolana. En el pasamos parte del verano y cuando salgo por el pueblo a hacer mis entrenamientos los amigos coruñeses de mi mujer siempre me comentan que en Coruña las carreras son especiales. Comprobar si lo que me dicen es cierto o solo es la pasión que cada uno siente por su ciudad es una de las muchas razones que me han llevado a correr esta media maratón.

La carrera como en otras ocasiones la comenzamos ya el sábado, aprovechando que hace un día de sol sin una sola nube, algo extraño por estas latitudes, nos vamos a pasar el día a la Coruña. A Coruña es una ciudad preciosa que mantiene mucho del clásico encanto gallego dentro de su modernidad. Son obligadas las visitas a la Torre de Hércules, el faro más antiguo de España construido por los romanos, aunque de la edificación original solo quedan los cimientos y a la maravillosa Plaza de María Pita, famosa defensora de la ciudad contra los ataques del corsario ingles Francis Drake, presidida por el monumental edificio del Ayuntamiento. Aprovechamos también para visitar la ciudad vieja una de las zonas más olvidadas de la ciudad pero con unas cuantas plazas, iglesias y conventos dignas de visitar, como curiosidad la Iglesia de Santiago la más antigua de la ciudad y de donde parte el Camino de Santiago Inglés.


Para disfrute de mi enana visitamos también el Aquarium Finisterrae y la verdad es que echamos un rato muy agradable observando las peceras, habitadas principalmente por peces de la zona como rapes, corvinas, doradas o las feas morenas pero también por tiburones y rayas. Especial mención merece la Sala Nautilus que reproduce el gabinete del famoso submarino de Nemo rodeada por una enorme pecera  como si estuviéramos sumergidos y la piscina exterior con los leones marinos.


Por supuesto hacemos una parada al mediodía en nuestra ruta para disfrutar de una estupenda comida en un restaurante de la Avenida Marina. Damos buena cuenta de un pulpo y unos buenos pescados de los que habíamos visto nadando en el acuario y de los que ahora disfrutamos bien cocinados sobre un plato. Nuestra visita a la ciudad termina con el paseo por la Calle Real siempre bulliciosa y animada.


Ya en el coche y de vuelta a Ares, aprovecho que el Corte Ingles nos queda de paso para parar a recoger el dorsal. Pero resulta que no es en este Corte Ingles sino en uno nuevo que han inaugurado hace unos años en Marineda. No sabemos llegar y le pido a mi hijo que me guie con el móvil, como siempre la operación acaba en gran discusión, le grito que me tiene que indicar antes y el me responde que la culpa es mía por no seguir sus indicaciones. Aunque nos equivocamos un par de veces conseguimos llegar a nuestro destino y recoger el dorsal de la carrera.

La mañana del domingo madrugo para llegar con tiempo a la salida. Todavía no ha amanecido y todos duermen en la casa mientras me ducho, me preparo y desayuno. Mi hijo se había ofrecido a acompañarme pero me da pena despertarle y decido irme solo. Tengo que encerrar en su perrera a los dos mastines que protegen la casa, porque se escapan en cuanto nos despistamos y luego nos los devuelven la policía con la consiguiente multa. Me cuesta un par de intentos hasta que me obedecen y se meten por fin en su caseta.

Cuando llego a Coruña ya está el tráfico cortado pero han dejado un carril para llegar hasta los Cantones donde está la salida. Doy una vuelta por la zona del puerto intentando aparcar el coche, pero está claro que otros corredores han llegado antes que yo y no hay ningún sitio libre. Antes de perderme y que me manden al otro lado de la ciudad decido dar la vuelta y dejar el coche en el aparcamiento de los Cantones aunque tenga que pagar.

Me encamino a la salida de la carrera con la idea de dejar en el ropero la mochila pero es demasiado pronto para ponerme de corto y empezar a calentar y decido tomarme un café antes de la salida. Paso por la zona de entrega de dorsales y hay cola, es la primera vez que me alegro de la excursión de ayer para recogerlo. Solo encuentro una cafetería abierta en donde nos hemos juntado los corredores, me tomo un buen café que me pone a tono antes de la carrera.

Ya de vuelta a la salida me encuentro que en el guardarropa donde antes no había nadie ahora hay una buena cola y es que la única voluntaria que atiende la recogida de las mochilas no da a  basto con tanto corredor nervioso. Además me he dejado el teléfono en el coche y no puedo hacerme la foto de rigor, por lo que cambio de planes y decido dejar la ropa en el coche, total está a pocos metros de la meta y no hay peligro de que me quede frío cuando termine la carrera.

Vuelvo al aparcamiento para dejar la ropa, salgo de nuevo para hacerme en la calle la foto que publico en el grupo familiar como en otras ocasiones y luego vuelvo de nuevo al coche para dejar el móvil porque no quiero cargar con más peso del necesario. No recuerdo a ver dado tantos paseos en ninguna otra carrera, pero al final ya está todo organizado y me pongo a calentar en los jardines de los Cantones donde ya hay mucha animación de corredores.


Tengo el dorsal con franja morada, que según la información de la página web corresponde al cajón sin marca por lo que me voy al final de la salida. Pero cuando me acerco a los arcos veo que el morado está marcado como el segundo de los cinco cajones que han montado la Organización y el último es el de color rojo. No sé qué es lo correcto pero si tengo claro que mi marca prevista está muy lejos de la 1:25 marcada como tiempo máximo para los corredores del segundo cajón de salida, por lo que me pongo al final donde hay dorsales de todos los colores.

En esta ocasión oigo perfectamente el pistoletazo de salida y me da tiempo a prepararme aunque todavía tardo en ponerme a andar y un par de minutos más en cruzar el arco de salida y empezar a correr. Por fin ya estoy corriendo por las calles coruñesas, en los primeros metros somos muchos corredores juntos y hay que avanzar con cuidado aunque la gente ha salido muy rápida.

El primer tramo del recorrido transcurre por el Cantón Grande y el Cantón Pequeño para seguir por la calle Sanchez Bregua dejando a un lado la rosaleda y tomar la Avenida de Linares Rivas. Este primer kilómetro es muy entretenido, hay mucha gente animando y el entorno con los jardines y los modernos edificios coruñeses imitando las clásicas galerías para protegerse de la lluvia y el viento nos acompañan. Pero en seguida el recorrido se encamina a la zona del puerto y cambiamos los edificios por los muelles y sus tristes almacenes.

Después de avanzar unos metros en dirección al puerto damos la vuelta en una rotonda y deshacemos el camino para tomar definitivamente la Carretera de acceso al puerto petrolero. Una larga recta de algo más de un kilómetro que nos lleva hasta el final del puerto en donde giramos en una rotonda y volvemos sobre nuestros pasos. El firme en esta zona está bastante machacado por el paso de los camiones y hay que tener cuidado para no tropezar, además esta cruzado por las vías del tren que dan acceso a la estación de mercancías de San Diego y aunque está bien señalizado siempre es un riesgo añadido para el corredor, sobre todo cuando pasemos en la segunda vuelta y las fuerzas no estén tan frescas. No es una zona muy agradable de correr y por supuesto la animación es inexistente, creo que su único interés es hacer kilómetros para completar la distancia de la media. A mi paso se une que una locomotora cercana está en funcionamiento y respiramos la humareda que hecha, al menos es una zona muy plana y pasa rápido.


A esta altura de la carrera ya he tenido un par de incidentes con otros corredores, algo más típicos de las carreras multitudinarias de Madrid que de estas pruebas menos masificadas.

El primero lo protagonizan dos corredores que avanzan a un ritmo más rápido que el grupo y se me cruzan por delante buscando el hueco entre los corredores, tengo que frenar para no chocar y conmigo la mayoría de los corredores que se ven sorprendidos por la maniobra. El tener un ritmo mas alto no te da prioridad, al revés la regla no escrita dice que debes adecuar tu paso y evitar cruzar la trayectoria de otros corredores más lentos y en último caso avisar de tu maniobra para evitar colisiones.

El otro incidente me ocurre en la rotonda, voy corriendo por el interior pero el corredor que va por fuera se cierra bruscamente buscando el interior del giro para hacer menos distancia, como consecuencia se me cruza en mi trayectoria y tengo que frenar para dejarle pasar y poder continuar con mi carrera. Si no quieres hacer más distancia debes prever los giros y buscar el interior de la curva, sino lo has hecho con antelación debes mantener tu trayectoria abierta y hacer más metros.

Me he quedado algo sorprendido con estos cruces, no los había sufrido en las carreras fuera de Madrid en donde los corredores son más experimentados y muy respetuosos con estos temas. Mirando siempre antes de cambiar la trayectoria por si viene otro corredor o avisando con tiempo de cualquier maniobra inesperada.

Aunque normalmente no existen muchos choques en las carreras, si he presenciado tropezones y caídas con lesiones o torceduras. En el mejor de los casos obligas al resto de los corredores a modificar su ritmo lo que nunca es agradable y total no vas a ganar mucha distancia, es más fácil bajar tu ritmo para buscar el hueco adecuado y adelantar sin peligro y si lo ves complicado avisar para que te dejen pasar, mejor utiliza la palabra “perdón” que “paso” en ambos casos te dejaran pasar pero las sensaciones serán distintas.

En el kilómetro 5 miro por primera vez mi reloj y llega el primer sorpreson del día marca 24:17, eso significa que estoy corriendo por debajo de los 5 min/km algo poco común en los últimos años. Es mi oportunidad de volverme a acercar a mis mejores marcas y estar cerca de la hora y 40 minutos. No puedo desaprovechar la ocasión aunque eso significa dejar de pasearme y apretar algo los dientes. Decido mantener este ritmo, pero siempre controlando para no pagar el esfuerzo en los últimos kilómetros.

Ya hemos salido de la zona del puerto y volvemos a correr por la zona de los Cantones directos a la Avenida Marina, esta es la zona más emblemática y bonita de toda la ciudad junto a la Playa de Riazor. Corremos por la zona peatonal al lado de los edificios de un blanco impoluto con sus galerías acristaladas que son uno de los iconos más significativos de la ciudad, es un momento para olvidarte de que vas corriendo y disfrutar del entorno.

Llegamos a la altura de la Plaza de María Pita otro de los grandes iconos de la ciudad y una de las plazas mayores más bonitas de toda España. Solo podemos ver sus soportales de acceso ya que la carrera no la atraviesa, sería un paso espectacular para los corredores. Ahora corremos por el Paseo de la Darsena, es un tramo raro al ser una zona peatonal el recorrido está limitado exclusivamente con unos conos que marcan el recorrido de doble sentido. Algunos corredores se salen de circuito marcado y ocupan la parte reservadas para los viandantes, aunque sorprendentemente hay muy poco público animando en este tramo de la carrera.

Llegamos hasta el final del paseo y damos la vuelta en la Plaza Parrote, dejando a un lado el Castillo de San Antón. Ahora corremos con el mar a nuestra izquierda y el casco antiguo de Coruña a nuestra derecha al contrario que como veníamos. Es el momento de ver la cantidad de corredores que tengo detrás y subir la moral después de que en el tramo anterior haya visto pasar a los primeros de la carrera en sentido contrario a una velocidad muy alejada de mis posibilidades.

Mantengo un buen ritmo y todavía me siento “fresco”, hasta debo reconocer que he disfrutado mucho de este tramo de carrera completamente llano en uno de los rincones más bonitos de la ciudad, pero es el momento de volverse a concentrar en el esfuerzo. Pasamos el kilómetro 9 y volvemos a cruzar por debajo del arco de salida, la próxima ver que lo hagamos será para terminar la carrera.

Llega el avituallamiento en donde además de agua e isotónico hay fruta, solo aprovecho para beber un poco de agua, la mañana esta nublada y no hace mucho calor pero hay que hidratarse. Para la recogida de las botellas vacías además de los contenedores habituales han instalado unas redes imitando a una gran canasta para que el corredor enceste, es un detalle divertido que hace que por unos segundos te concentres en algo que no sea el dolor de piernas que tienes.


Un corredor unos metros por delante mío va lanzando al suelo la piel del plátano que se está comiendo, es un peligro para los corredores que vamos detrás si lo pisas puedes meterte una buena costalada. Me muerdo la lengua para no llamarle la atención, pero en el momento que me pongo a su altura tira al suelo el resto que le queda de plátano justo delante mío, por toda disculpa me hace un ademan con la cabeza. Y entonces me sale mi lado más guerrillero, le recrimino su acción, recordándole que no corre solo y que los que venimos detrás podemos resbalar con los restos que va dejando.

No recibo ninguna respuesta ni para disculparse ni para increparme, pero un corredor cercano se erige en portavoz y llamándome campeón me comenta que tengo que entender que van muy cansados y que yo que voy mucho más fresco puedo prestar atención y evitar los restos. No quiero entrar en más disputa y admito la sorna del corredor, pero los que me conocen saben que no suelo dejar pasar una y le contesto que cuesta el mismo esfuerzo tirar los restos hacia abajo en el camino de los que vienen detrás que a un lado fuera del recorrido. También pienso que si ya están agotados sin haber llegado a la mitad de la carrera sería mejor que se lo piensen antes de apuntarse a esta distancia, pero consigo evitar decirlo y sigo a mi ritmo alejándome de ellos.

Paso por el kilómetro 10 en un tiempo de 47:59, sigo manteniendo el ritmo para cumplir mi objetivo pero ahora comienza de nuevo el tramo del puerto y tengo que concentrarme para que mi ánimo no decaiga. Está claro que es una zona muy tedioso y ahora con menos fuerzas se hace más duro, sólo voy atento a no tropezar y terminar lo antes posible. Por fin acaba el tramo infierno y alcanzo el kilómetro 15 en donde marco un tiempo de 1:11:08, todavía con un margen de tiempo suficiente.

Desde hace unos minutos ha empezado a chispear y lo peor es que le acompaña un viento de frente muy desagradable. Cruzo a la altura de la meta donde se agolpa la mayoría del público y donde  ya están llegando los primeros de la carrera pero a mí todavía me quedan los últimos 5 kilómetros. Por suerte para de llover y el viento amaina por lo que no tengo excusa para no aguantar el ritmo.

Volvemos a pasar por el paseo de la dársena y disfrutar del entorno con muy poca gente, en todo el recorrido solo hay público en la zona de meta. Queda la parte más empinada de la carrera que la Organización ha guardado para el tramo del 17 al 18 y medio, la subida hacia la Torre de Hércules por el Paseo del Alcalde Francisco Vázquez en honor a uno de los grandes personajes políticos de la ciudad durante la actual democracia. Como curiosidad del paseo las controvertidas farolas modernistas de color rojo, que además servían para soportar la catenaria del tranvía que circulaba hasta hace varios años cuando se desmonto. Está claro que no pasan desapercibidas para cualquiera que haya visitado Coruña.

Estaba sobre aviso de este último esfuerzo y creo que he guardado fuerzas, pero en cuanto el paseo se empina compruebo que ya no me sobran las fuerzas. Es el momento de apretar los dientes para no bajar el ritmo y así me lo propongo tomando como referencia llegar a la siguiente farola roja. Aguanto bien el ritmo y voy adelantando muchos corredores, aunque pierdo un poco de tiempo con respecto al ritmo que traía, pero al final son solo 15 segundos en esto tres kilómetros de subida y bajada.

Acaba la subida sin llegar a la Torre de Hércules y me lanzo cuesta abajo. Pensaba que me sentiría más fresco bajando pero está claro que las piernas ya no recuperan. Paso por el avituallamiento y vuelvo a coger solo agua, ya me he tomado mi gel en el 15 y con eso llegare a la meta. Bebo con tanta ansia que me atraganto, no es algo que me ocurra a menudo en las carreras ni preocupante pero me hace bajar el ritmo durante unos metros hasta que recupero la respiración.

De vuelta en el paseo y el puerto ya solo voy concentrado en correr todo lo que me den las piernas, ya he pasado tres veces por esta zona y disfrutado del entorno ahora es el momento de correr y llegar lo más pronto posible a la meta. Paso el kilómetro 20 en 1:34:45, ya va a ser difícil bajar de los 40 minutos pero aun así me lanzo por la Avenida Marina con el único objetivo de quedarme lo más cerca posible.

El último kilómetro lo corro como si fuera una serie de entrenamiento a 4:35 min/km, las piernas aguantan y cruzo el arco de meta con un tiempo de 1:40:48. Es un subidón, en las tres últimas medias he rebajado mi registro, para una mejora de casi 8 minutos en tres meses, estoy como en mis mejores tiempos cuando tenía unos cuantos años menos.

Ya solo queda recuperar un poco antes de coger el coche para volver a Ares y darme un buen homenaje gastronómico en el muelle de Mugardos con la familia. A la salida del restaurante ya está lloviendo y nos acompañara hasta que abandonemos Galicia de vuelta a Madrid. Un viaje de más de 600 km para cerrar un fin de semana perfecto.

La semana después de terminar esta media maratón recibo por correo el boletín de Carreras Populares donde aparece un artículo titulado “Normas de educación en plena carrera”. Dos autores en artículos distintos hablan sobre las normas no escritas que harán que la experiencia de correr en grupo sea más agradable para todos.

Me alegra comprobar que coinciden con mis apreciaciones durante mi carrera en Coruña y que no me estoy volviendo un viejo cascarrabias. Bueno realmente si me estoy haciendo mayor y me encanta discutir, pero en este caso los artículos me dan la razón y las famosas “normas” existen aunque no aparezcan en el reglamento de ninguna carrera.

A continuación recojo textualmente unos extractos de los artículos y recomiendo a todos los que se inicien en las carreras populares dediquen unos minutos a leer en internet estos artículos antes de ponerse un dorsal.

“Las trazadas. No te cruces innecesariamente. En cada carrera se juntan centenares de trazadas, una por corredor. Es casi un milagro que no nos vayamos golpeando los unos contra los otros. Tenlo en cuenta especialmente cuando vayas a tomar algún tipo de curva. Aunque creas que tengas ganada la trazada, puede venir algún corredor por detrás más rápido que tú. Dedícale solo una décima de segundo a ampliar la mirada al lado donde vas a girar con la finalidad de no entorpecer a nadie ni chocar contra otro corredor. En las rectas tampoco te cruces innecesariamente y, si lo haces, cerciórate de que no viene nadie.” (May Lujan)

“No tires al suelo los geles y otros deshechos de posibles alimentos que hayas llevado a la carrera. Una norma de especial prevalencia en la montaña. Si has sido capaz de llevarlo encima hasta la mitad o el final de una carrera y allí te sirve para llenarte de energía, también eres capaz de no tirarlo al suelo y volver a guardar el envase vacío en el mismo lugar.” (Luis Miguel del Baño)

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